Del hombre superior Friedrich Nietzsche 1 Cuando por primera vez fui a los hombres cometí la tontería propia de los eremitas, la gran tontería: me instalé en el mercado. Y cuando hablaba a todos no habla a nadie. Y por la noche tuve como compañeros a volatineros y cadáveres; y yo mismo era casi un cadáver. Mas a la mañana siguiente llegó a mí una nueva verdad: entonces aprendí a decir «¡Qué me importan el mercado y la plebe y el ruido de la plebe y las largas orejas de la plebe!» Vosotros hombres superiores, aprended esto de mí: en el mercado nadie cree en hombres superiores. Y si queréis hablar allí, ¡bien! Pero la plebe dirá parpadeando «todos somos iguales». «Vosotros hombres superiores, -así dice la plebe parpadeando- no existen hombres superiores, todos somos iguales, el hombre no es más que hombre, ¡ante Dios todos somos iguales!». ¡Ante Dios! - Mas ahora ese Dios ha muerto. Y ante la plebe nosotros no queremos ser iguales. ¡Vosotros hombres superiores, marchaos del mercado! 2 ¡A
Fotografía de Kazuhiko Kawahara (Palla)
Observar algunas de estas imágenes produce una sensación extraña, pero a la vez interesante: parece que la ciencia ficción no es ciencia ficción, sino que es parte de nuestra realidad; y es que los edificios iluminados, pero que se repiten como si fuesen un mundo espejo, permiten ver la coloración de las naves espaciales de las Guerras de las Galaxias, o la iluminación nocturna de Akira o Collateral, películas que muestran a la ciudad de noche como un exponente del hombre posmoderno. En medio del neo-urbanismo, lo que se intenta rescatar es el desfile de la alteridad, de las sombras de la alteridad, del otro espectralmente, tal como hiciera referencia al otro el pensador Baudrillard. En algún momento, dentro de nuestro universo urbano, podemos entender por qué el ciberespacio se ha desbordado y condiciona nuestro pensamiento en pleno nacimiento de un Siglo XXI más bien virtual que real, o que realiza mucho más allá de la realidad a la virtualidad. 
Comentarios
Publicar un comentario