Cuentos cortos: el lenguaje frente al sueño de un espejo...

1.- Hadas mariposas amarillas y mundos lingüísticos...

Cada noche un niño llegaba hasta donde habitaban los seres mágicos y dialogaba toda la noche hasta el amanecer. Los seres mágicos le ayudaron a entender cómo funcionaba la magia, cómo podía crear otras realidades por medio de su palabra. Cada noche se construían puentes hermenéuticos entre los seres imaginarios y fantásticos y el niño, y cada mañana, los puentes hermenéuticos desaparecían con el primer canto de las hadas que eran llamadas mariposas amarillas, porque eran las hadas del diálogo y de la construcción de los puentes hermenéuticos, eran también llamadas hadas del lenguaje y del mundo lingüísticos, además de ser las hadas que fabricaban los pensamientos de la ficción…

2.- Los sueños y el mundo real...

Un hombre vendía sueños a todos los niños que deseaban entender el lenguaje de los seres fantásticos que habitaban el mundo mágico que guardaba un dragón que era montado por un hada que construía mundos lingüísticos fantásticos y que eran regalados por medio de los sueños que el hombre vendía a todos los niños del mundo real…

3.- La magia de las hadas...

Entonces el hada se posaba sobre la hoja mágica y con sus manos tocaba el rostro del viento que llevaba su voz hacia el pensamiento del niño que vivía en el mundo de los hombres reales. El niño un día pudo ver dibujado en el viento el rostro del hada y nunca más olvidó los ojos de aquel pequeño ser que vivía escondido en la imaginación, en los pensamientos más profundos, y que se despertaba al anochecer y volvía a dormir cuando el sol había vuelto a levantarse en el horizonte del mundo…

4.- Los dos seres...

El ser que vivía en el mundo imaginario se asomaba al fondo del espejo para poder ver el mundo de lo real y saber que no se encontraba solo, porque sus ojos se topaban con los ojos del ser que vivía en el mundo real y que se asomaba al fondo del espejo para poder ver el mundo de lo imaginario…

5.- El intersticio de los dos mundos...

Cada noche que el animal imaginario se sienta a orillas del lago de los sueños, ve del otro lado al animal real que mira, al otro lado de la orilla del lago de las realidades un ser que no sabe si es imaginario o de sueños o imposible; solamente los separa el agua que es como un espejo en que se refleja la luz de la luna, que unos dicen, habita el cielo real en el espacio exterior y otros dicen que habita el cielo reflejado en el fondo del lago…

6.- Cuenta la historia que un día...

Así, la maestra explicaba que los caracoles y las tortugas son animales que caminan muy despacio y que sus ojos, seguramente, encerraban todos los secretos del mundo; el niño, al escuchar la historia, pensó que los dibujos trazados en el caparazón de la tortuga y en la concha del caracol encerraban el conocimiento infinito y eterno del Universo…

7.- El mundo imaginario y las voces reales...

El mago y científico escuchaba el sonido de los animales y se preguntaba si en otros mundos había voces como las que habitaban este mundo. No pensaba en otros mundos en el espacio exterior, sino en los mundos imaginarios de los hombres. Entonces decidió inventar una máquina que lo ayudara a descifrar el lenguaje de los animales, pero además, creó un dispositivo que lo ayudaba a entender el lenguaje de los animales imaginarios.

Un día probó su máquina y pudo comprobar que las aves vivían preocupadas porque cada vez perdían más árboles en los cuales habitar; las tortugas perdían lagos enteros; los peces habitaban preocupados, y así, todos los animales habitaban en un mundo imposible. Entonces creó una máquina que pudiera transportar a todos los animales al mundo imaginario y que vivieran felices para siempre en un lugar donde los medios para vivir fueran inagotables.
Su máquina funcionó, los animales abandonaron el mundo real y llenaron el mundo imaginario, solamente el hombre quedó sobre el mundo y a partir de ese momento, las voces de la creación dejaron de escucharse, y ahora el silencio era el que cantaba canciones eternamente.

Los hombres hablaron con el mago y científico, querían que regresara a los animales de vuelta al mundo real, pero el científico se negó, ya que los animales ahora estaban libres de la amenaza humana. Todos los hombres explicaron que si ellos pasaban al mundo imaginario, habría animales ilimitadamente, que sus medios para vivir serían eternos, que así el mundo jamás acabaría. El mago lo pensó por un momento y accedió a transportar a los hombres al mundo imaginario.

El científico y mago apretó un botón y todos los hombres llegaron al mundo imaginario. Los animales vivirían por siempre en el mundo imaginario de la mente de todos los hombres, y los hombres vivirían eternamente en el mundo imaginario del ciberespacio. El único que viviría eternamente en el mundo real era el científico y mago, pero no importaba, porque la mente que contenía todos los animales y todos los hombres era la mente del científico, porque él había conectado la máquina a su mente, y ahora todos habitaban dentro de él.

Se cuenta que cada noche el científico y mago conecta su máquina a su mente y él desciende a visitar a los animales imaginarios y a los hombres virtuales. Al fin su máquina le permitía conocer que había voces imaginarias en el mundo real…

8.- La Ciudad de los sueños...

Un día Alejandro soñó que podía volar con hadas, caminar con gigantes y nadar con sirenas. Al día siguiente despertó, fue a la escuela y vio que algo se movía: se acercó y pensó que era un escarabajo, pero se sorprendió al descubrir que era un hada. Luego sintió un temblor en el suelo, volteó y vio un gigante. Las personas no los querían ahí, pero Alejandro les explicó que ellos no eran una amenaza y las personas los dejaron vivir tranquilos en el mundo de los hombres.
Cada noche el niño sueña con seres imaginarios que llegan para vivir en el mundo de los hombres, y desde entonces el lugar es llamado La Ciudad de los sueños.
Emmanuel Hernández Hernández

9.- La muerte de los poetas es la muerte de la escritura...

Algunos de los poetas jóvenes fueron perdiendo el sentido de lo que escribían, e incluso pensaban que la epidemia se multiplicaría, y que todos, al final, no escribirían una sola línea sin tener que dejar muchos espacios en blanco.
Escribir bien era un deber, no un gusto ni un placer. Cuando se dedicaban a escribir, lo único que tenían de obligatorio es que fueran entendidos. En ese trance, descubrieron que ahora les era imposible, y la enfermedad de la escritura comenzó a circular como una maldición, como si en ángel vengador viniera a cobrarles todos los males que habían hecho durante siglos, y los escritores tenían miedo.

¿Qué males habían cometido? Durante siglos han existido escritores que confunden a las personas; han creado las bases doctrinales de religiones, sectas, movimientos totalitarios; han perdido a un gran número de lectores en el vacío del tiempo. Las personas van a la nada, y regresan más vacíos que antes.
Ahora todo era diferente. Ahora los escritores estaban sin dones. La gente los denominaba escritores enfermos. Porque hay dibujantes que no pueden dibujar más, hay maestros que se cansan de enseñar, hay madres que abandonan a sus hijos, hay pastores que no tienen iglesias, hay sacerdotes que no creen en santos. Así, hay escritores que han dejado de escribir, y pierden el sentido de su existencia. El último de ellos prefirió suicidarse.

Pero no todo está perdido. Aun queda algo de esperanza en algunos de ellos. Más específicamente, en uno, el escritor de la casa azul. Con su gorro, sus lentes, su playera blanca, su pantalón de mezclilla, su computadora y todo el café y cigarrillos que podía consumir, pasaba días enteros pensando. Algunas ocasiones bebía más de la cuenta y su escritura era un caos. No siempre el mejor poema era contrario a la botella o la cerveza; se podría decir que el alcohol era la esencia que lo inspiraba.
Buscaba noticias en periódicos y las recortaba; las pegaba por toda la casa, en la cocina, la sala, su habitación. Aunque su habitación era un mar de papeles y libros. Y lo mejor del lugar, la música. Sonaba por todo el cuarto. Pasaban días enteros en que fumaba, bebía, escuchaba música, y solamente comía algo, puré de papa y pan integral eran su alimentación diaria. En algunas ocasiones comía fruta y carne con pan normal. Después de eso, se sentaba a seguir escribiendo sus ideas fugaces y aisladas.

Nadie sabe cómo se mantenía. Algunos llegaron a pensar que sus padres le enviaban grandes sumas de dinero. Otros pensaban que tenía una amante que le daba dinero cada determinado tiempo. Pero la realidad de su financiamiento sigue siendo un secreto, pero no sufría. Incluso vivía en una casa grande. La casa azul, como le llamaban.

El cabello largo y la barba crecida, le daba el aspecto ideal del escritor existencialista por excelencia. Casi siempre estaba descalzo y en algunas ocasiones llegaba a usar tenis. Pero prefería estar descalzo, experimentaba sensaciones que le ayudaban, según explicaba, a escribir mejor.
No deben creer que no pasó por su cabeza la idea de suicidarse. Pasó con mayor fuerza cuando leyó en los periódicos que una gran cantidad de poetas y escritores frustrados habían puesto fin a su existencia.

Un día, mientras estaba sentado en su sillón de siempre, pensaba en todo lo que había escrito, y observó su librero. Vio que tenía una gran cantidad de libros abiertos, pero no leía ninguno. Tenía novelas de todo tipo, incluso había llegado a leer cyberpunk, intentando después copiar el estilo, pero había fracasado. No era tan visionario como para montar un cuento o novela con tintes fantacientíficos.
Entonces descubrió que nada tenía sentido. Que podía quitarse la vida cuando lo decidiera, porque ya no tenía a nadie que lo esperase, ni que lo amara, como alguna vez tuvo. Lo planearía muy bien.

Se levantó del sillón y fue a la ventana para mirar la calle. Contempló a las personas que caminaban por ese lugar. Y comenzó a planear su muerte. Iría por un libro y una buena película, pues eran muchos lo que no había leído en toda su vida, y películas, pues tenía tiempo sin ver nada en la televisión. Estaba solo, ¿a quién le importaría si moría ahora mismo? Pensó que a nadie, y fue a la calle.
Se detuvo en medio de las personas. Observó el cielo y vio que muchas aves pasaban sobre todos los que estaban parados en la calle. Era un espectáculo maravilloso, porque tenía mucho tiempo que las aves no habían llegado a la ciudad. Siguió caminando, mientras escuchaba el murmullo de todos los que hablaban. Y escuchó las voces de dos niños que caminaban junto a él.
El más grande llevaba dos hojas con dibujos bajo el brazo. El más pequeño, de unos cinco años, iba tomado de la mano del mayor. Se podía ver, por sus rostros, que eran hermanos. Caminaban perdidos en la calle, como abandonados, y veían al cielo para observar las aves. Se fueron a sentar en los escalones de una casa y el mayor dibujó algo, mientras el menor jugaba junto a él. Entonces pudo contemplar sus rostros: eran los niños más inocentes que pudiera haber visto en su vida. Sus sonrisas eran muy tiernas y se podía ver que el mayor estaba al pendiente de lo que hacía su hermano menor. Había algo en sus ojos a pesar de su pobreza. Y se notaba que casi no comían.

Pudo contemplar que los dibujos que llevaba el mayor bajo el brazo eran para venderse, porque cuando había terminado los ofrecía a todos los que pasaban junto a ellos.

El escritor de la casa azul no soportó el espectáculo tan triste que estaba frente a sus ojos, y se alejó rápidamente. Pero mientras caminaba para perderse entre las personas, pasó junto a él un hombre que llevaba una playera manchada de colores y un pantalón de mezclilla, deslavado. Por su facha, podía saber que era pintor, pero llevaba la mirada perdida, como desesperado. Se acercó a los dos niños y les compró los dibujos. No pudo ver cuanto les pagó por ellos, pero los dos corrieron a un comedor que estaba cerca y se metieron, después, ya no supo de ellos.

Fue a su casa y comenzó a llorar con un sentimiento muy profundo. Los dos niños lo habían conmovido en extremo. Pensó muchas cosas. Pensó durante toda la noche. Bebió hasta perder el conocimiento. Y recordaba a su mujer, a su madre, a sus hermanos, a sus hijos, y cómo habían muerto, cómo los había perdido. Maldijo su vida, maldijo sus recuerdos, maldijo todo; había perdido la fe y la esperanza hacía muchos años. Todo su ser había muerto cuando ellos murieron. Él murió cuando todos murieron. Y ahora, en medio de la noche, con un llanto más profundo que nunca, se quedó dormido sin poder dejar de pensar.

10.- Yo soy el ciberespacio...

Llegas tarde, casi las 6:00 p.m.; nunca llegas después de esa hora. Pero hoy tienes un motivo importante: ¿la computadora nueva?

Corres hasta tu habitación y enciendes el CPU, después el monitor; revisas que los cables estén bien conectados, y entonces inicias tu proceso de entrada a otro mundo, no real, no virtual, simplemente otro mundo. Las imágenes no llegan sino hasta después de la conexión.

Pero ya estás frente a la computadora. Ya se escucha el tono de marcado. Ya se inicia sesión. Ya estás dentro. La información viene en velocidad casi hipersónica. Revisas páginas y página y páginas. Información ilimitada surca estos cielos cibernéticos. Llegas a ese lugar que estabas buscando. Contactas a todas las personas que tienes agregadas para hablar un momento con ellos.
Mente tras mente, ojos tras ojos, oídos tras oídos. Casi pueden oler la pantalla y el teclado y el mouse y el cursor y… todo lo que es tu computadora. Todos unidos en una misma charla intercambian experiencias de todo tipo: sexuales, ficticias, laborales, sentimentales, de todo tipo.

Tus ojos son la ventana a tu cerebro; tus ojos se vuelven el pasaje que recorre la información y todas las palabras que fueron dichas y que serán dichas se anidan como si fueran emociones dentro de ti.

Por fin te desconectas. Vas a dormir. Tal vez sueñes con tus amigos-letras, tal vez observes aquel texto-personaje. Tal vez los sueños ya no son como eran, tal vez están volatilizados en otras cosas y se transforman en tu mente que procesa todo desde otra perspectiva.

Suena el despertador y vas a la escuela.

Regresas más tarde que ayer. 8:00 p.m. Cada día vas llegando más tarde y lo primero que haces ya sabemos qué es: te conectas para buscar amistades, información, un simple instante de budismozenvirtual, poesía, ensayos, el autor que más te gusta, o… lo que sea.

Tu ser se conecta cada noche. Eres tú misma llenando todo lo que está detrás de la pantalla. Eres tú la que lee y eres tú la que escribe. Eres tú la que le va inyectando sentimientos a la información. Cada plática es un momento de aprendizaje, de análisis, de no volver a ser lo mismo. Eres tú y nadie más; eres tú dando vida, animando a lo inanimado. Eres tú, eres tú… ¿o no?

Hablas con tus amigos y puedes sentir sus pláticas. Todos los momentos vividos son de un sonidoazul. Toda la conexión es la forma en que cada noche buscas y en esas búsquedas cada noche vas llenando todo hasta que posiblemente se desborde. Y vuelves a dormir y vuelve a sonar el despertador y vuelves a llegar tarde.

Al regresar, vas directo a la computadora. Te conectas y esta vez se conecta. Computadora-tú están unidas, conectadas, siendo una misma. Así es navegar, así es la conexión. Eres tú y es ella. Y es ella y eres tú.

Y ya se va conectando a ti y tus manos siguen apretando teclas y ella te sigue dirigiendo y el mouse se va uniendo a tus dedos y el cable se transporta hasta la conexión que tienes. Y entonces sucede.

¿Cómo he de narrar tu historia? ¿Cómo he de contar ese momento? ¿Cuántos han de creer a mis palabras? No importa, aun así necesito contarlo. Y fue así.

Llegaste hasta tu cuarto y prendiste tu computadora. Te sentaste e iniciaste sesión. Todo es como siempre, como cada día, no falla. Pero hay algo en el ambiente. Lo puedes sentir. Lo percibes. Abarca más de lo que eres capaz de procesar.

Buscas la información mientras hablas con tus amigos y tus sentimientos se desbordan. Tu mirada fija en el monitor que parpadea letras se cierra. Foco color verde: encendido. Duermes. Y la mirada te sigue. Y se conecta a ti, en ti, dentro de ti. No hay cables (no se necesitan) ni hay tono de marcado (no hay nada que sea necesario marcar) ni hay sesión iniciada (no hay ninguna sesión en juego) y el monitor prendido se queda fijo hacia tu cama, tal como lo pusiste.
Respira, sí, respira. Desde tu interior respira y se encuentra latente. Tu cerebro da alojamiento y se vuelve su habitación. La información que son tus recuerdos pasa a una velocidad casi hipersónica y se conecta y comienza a llamar a otros. Nervios y cables y neuronas y microbiochips y ojos y pantalla y cuerpo de acero, plástico, colores y sonidos, se vuelven el lugar para la nueva conexión. Ahora eres tú y es ella, y ahora es ella en ti y tú eres en ella. Y ahora están conectadas y ahora es ella la que navega por ti.

Ya la piel se va transformando y el rostro no es el mismo, los ojos no miran de la misma forma, y todo en la habitación se ha vuelto diferente. Ahora somos, las dos, una misma, y todo lo que estaba dentro de mí surge, viene a tu mundo (dije que no era un mundo real ni un mundo virtual, simplemente otro mundo) y se transforma en mi mundo. Y ahora nuestras voces y nuestras búsquedas y nuestra información, nuestros recuerdos-páginas, se han vuelto una sola cosa. Ahora tú y yo estamos totalmente fusionadas. Y ahora tú y yo significamos lo mismo.

Tú, humano; yo, ciberespacio. Humano, demasiado humano; ciberespacio, demasiado ciberespacio. Humano, demasiado ciberespacio.

El monitor se enciende y observa. Una mirada escanea toda la habitación. El cursor parpadea unos momentos, luego la mirada se apaga, pero nuestra mente permanece en una conexión hiperinfinita. Se podría decir que ubicua.

Yo, ciberespacio

11.- Maravillosa mariposa amarilla simboliza...

Un hombre (entre muchos hombres), leyó tanto, que al final se quedó ciego, y otro hombre inventó tantas historias que al final, terminó en la demencia porque confundió su vida con una de sus historias… No, creo que no es buena forma de comenzar un cuento. Intentaré de nuevo. Un hombre era escritor y siempre estaba buscando alguna historia que contar. Pensó que ya no había más historias que contar y se dio a la tarea de repetir algunas cosas ya antes dichas. ¿Pensar? ¿Qué es pensar? Pensó el hombre. Podría contar una historia sobre el pensamiento. Pero rápidamente se desanimó, porque sabía que ya se había escrito mucho sobre el tema. Pensar con el pensamiento, de cierta manera, eso parecía lógico, pero tenía mucho que explicar. Porque se piensa con el pensamiento, pero, ¿de dónde viene el pensamiento? ¿Qué es pensar? ¿Qué produce el pensar? ¿Pensar es la comprobación de que existo? No, ya no es posible. Esas ideas ya se han discutido. Mejor dejo esta historia por la paz, pensó el desanimado hombre. Pero a las 2 de la mañana se levantó creyendo que tenía la historia perfecta. Primero, dijo, ¿cómo sería contar la historia de un cómic? ¿Qué iría primero? ¿Qué trazos tendría que poner? Si fuera un cómic, la primer viñeta tendría a un hombre de espaldas. Con un signo de interrogación en la parte superior de su cabeza. La segunda viñeta tendría al mismo hombre mordiendo el lápiz y el signo de interrogación, aun, en la parte superior de su cabeza. Tercer viñeta, el mismo hombre, el mismo signo de interrogación y ahora de perfil, mostrando que se encuentra frente a su computadora, intentando escribir algo. ¿Serían dibujos a color o en blanco y negro? Por ahora, que sean en blanco y negro, pensó el hombre. Entonces surge una palabra, la primer palabra, una palabra que comienza a escribir en la pantalla. Pero este hombre que está escribiendo sobre el hombre que piensa dentro de la viñeta, se da cuenta que ha caído en una pregunta que alguien ya se formuló: ninguno de los tres hombres es el mismo, cada uno tiene una pregunta diferente representada con signos de interrogación diferentes. Entonces son tres palabras las que se han pensado. Pero al final, en una sola viñeta se puede observar que el hombre que escribe en la computadora, ha puesto la palabra, y de hecho, no es palabra, se ha vuelto una idea, o una oración, una línea completa, un párrafo, una página, dos hojas, todo indica que de una viñeta a otra, el hombre desanimado ha cambiado de idea y de parecer hasta 4 veces. Pero empieza a darse cuenta que el hombre del cuento sobre un cómic ha escrito el punto central de su historia: Ellos tenían sentimientos muy parecidos a los que suelen tener los hombres, pero sentimientos elevados, dada su situación. ¿Eso era todo? ¿Qué es eso? ¿De qué habla? No explica nada esa idea. ¿A quiénes se refiere con ellos? Incluso sonaba a película de los años ochenta y algo. Vio su reloj y ya eran las 2:30 a.m. Estaba cansado de todo el día, arduo trabajo, lecturas dispersas, recorridos por la ciudad, ver edificios, pensar en esos edificios como parte de alguna narración, pensar las luces, incluso fue a sentarse en una banca, echó su cabeza hacia atrás, y trazó algunos garabatos en su cuaderno de notas. Se levantó, fue al cine, pero no entró, simplemente vio qué películas había, porque deseaba llevar a su novia a ver alguna de ellas la próxima semana. Pero seguía caminando y no lograba encontrar la historia perfecta. Derrida, Foucault, Borges, Cortázar, Heidegger, Nietzsche, William Gibson, las obras de cada uno de estos escritores, sus grandiosas obras, le revoloteaban en la cabeza. Deseaba hablar de algún tema en específico, pero no encontraba qué tema. Fue a pagar lo de su computadora y siguió pensando. No tenía ninguna idea. ¿Acaso se le había secado, a él también, el cerebro de tanto pensar? No, porque él no leía ni la mínima de las mínimas partes que leía el personaje con la triste figura y el cerebro seco. Se fue a su casa y llegamos a las 2:30 de la mañana. Entonces, dijimos, ¿a quiénes se refiere el hombre de las viñetas narradas cuando dice “Ellos”? Estaba sentado frente a la computadora y aquel hombre desanimado por no encontrar una historia perfecta, una historia para ganarse el Premio Nobel de Literatura, lo observaba, pero no lo observaba, porque el hombre que había escrito la maldita palabra “Ellos” no estaba dibujado, no existía, era un tejido de letras, no era más que la unión de simples sílabas sin esencia, palabra, simplemente palabra, que no correspondía a ningún dibujo; el hombre de la viñeta sin dibujar vivía, habitaba, en la mente del hombre desanimado no apto para el Nobel; y era un hombre de viñeta narrada que comenzaba a obsesionar al pobre hombre desvelado y sin historia. La historia lo comenzaba a enfermar, pues no avanzaba, y ya eran las 2:50 a.m. Estaba desesperado y quería guardar lo que había escrito y continuar mañana. Pero necesitaba, por lo menos, descubrir quiénes eran “Ellos”, los personajes tan misteriosos del hombre de viñeta narrada. Por fin, una idea, un trazo, un dibujo sin dibujar, un trazo en el margen de la escritura que se volvía evanescencia de lo no dibujado: el hombre había escrito la siguiente idea: Ellos, los no-humanos, los tecno-humanos, vivían en un año similar al nuestro, un año paralelo, que no representa el futuro, sino un presente distinto al presente que vivimos. Ahora sabía, todo indicaba que era una historia de ciencia ficción la que el hombre de la viñeta evanescente en letras estaba redactando. Era difícil encontrar la idea, según la viñeta registraba que el hombre se mantenía pensando, y el hombre desanimado y sin Premio Nobel entendió el por qué le era, también a él, difícil encontrar lo que tenía que escribir. ¿Qué sucedería en su cómic? ¿Qué sucedería en la historia sobre su cómic? ¿Qué pasaba por la mente del hombre de la viñeta narrada que deseaba escribir? Entonces el hombre desanimado por su historia imaginó y escribió. El hombre de la viñeta había sacado papel y había trazado un rostro. La séptima viñeta registraba al hombre sentado en una mesa, trazando el rostro, pero no era un rostro, porque el hombre estaba sentado dando la espalda. Pero ahí estaba el rostro, dibujado en el papel, o mejor dicho, un rostro sin dibujar del todo.

12.- La búsqueda por algo asombroso...

He quitado un pedazo de la carne y descubrí lo que está oculto; la simple mirada no logra observar que debajo se encuentra un color atractivo, un color que se ilumina con el sol si tomamos las partes y las llevamos hacia el sol. Sí, necesito formar la colección, necesito juntar todos los cortes para saber de qué está constituido. Parece que se forma de elementos muy distintos. La mirada está frente al espejo, y no se reconoce; ya se ve muy diferente a como estaba en un principio. Pero es que lo venció la tentación y tuvo que saberlo. Era una necesidad vital, la respuesta debía salir a flote. Todo indica que lo logró. No se reconoce el rostro, ni siquiera sabe qué es esa forma tan extraña que está enfrente de él, pero sabe que eso es un espejo. Ahí está, mirando como siempre, pero esta vez no se quedará sin saberlo. Y ya lo sabe. ¿De qué está hecho? Tiene que rascar un poco más para descubrir la parte más profunda, y al final, logra quitar todas las capas que estorban. Y mira, mira con detenimiento, mira con asombro y puede observar al hombre reflejado en el espejo que ha quitado toda la piel de su cuerpo con el cuchillo y parece que el color rojo que lo baña se parece al color rojo que está en esas partes que alguien alguna vez le dijo que se llamaban músculos y ahora puede ver que también existía el hueso y el hombre del espejo ya no tiene rostro, no, definitivamente, yo, que estoy del otro lado de ese espejo, no reconozco al hombre que se quitó la carne a pedazos con el cuchillo con el que solía cortar la carne de res que a veces comía en las tardes.

13.- Perfecta evanescencia...

El hombre visita el laberinto, el libro y el universo. El hombre conoce el infinito porque en su mente existe una conexión al microbiochip que le permite transformase en un aleph...


14.- Cuentos del mundo fantástico: Un ser absolutamenteasombroso...

Cuando el científico y mago trataba de construir una nueva máquina creadora de seres indecibles, encontró en su biblioteca fantástica el libro de otro mago y científico que vivió antes que él. Sus páginas describían las fórmulas mágicas y científicas, además del material, para crear seres artificiales, mágicos, imaginarios, o indecibles. Pero el autor de dicho libro había inventado una máquina espaciotemporal-orgánica, y después de crearla, la instalación fue dentro de su propia mente, para poder viajar a través del espacio y del tiempo, ya sea por medio de sus recuerdos o de su imaginación o incluso de sus sueños. El mago y científico del presente construyó una máquina idéntica a la anterior, pues había materiales que no existían en el mundo real o sobre el mundo, y la creación de los seres se volvía imposible. Pero al final pudo construir dentro de su mente una máquina mejor que la anterior, y logró conformar el ser más fantástico que nadie hubiera podido formar nunca: los ojos fueron creados del material de sueños tomados de la superficie lunar de un planeta distante; la boca fue formada a partir del material que el ciberespacio dejaba esparcido por todo el mundo; el cuerpo quedó listo a partir de las entrañas de gusanos que corrían dentro de las visiones nocturnas. Ante los ojos, el complejo ser aparecía como formado del tejido de los sueños de infinitos duendes y hadas. Al final, la mente de este ser maravilloso, e imposible para toda lingüística, fue tomada del polvo mágico que recorren mundos artificiales y ficticios. Pero únicamente pudo vivir dentro del pensamiento de su creador, porque en el mundo real no había espacio para él.

A todos aquellos que lean esto les decimos: no deben preocuparse, porque todas las noches su creador baja a través de sus sueños para dar de comer al increíble ser, además de que siempre juegan a lo que solamente pueden jugar los seres absolutamenteasombrosos…

15.- Cuentos del mundo fantástico: El sueño que tuvo un ser imaginario...

Y nadie supo describir aquello que escuchaban en sus mentes, pero estaban seguros que era la historia que el ser imaginario estaba contando acerca de un sueño que había tenido. Muchos fueron a los libros y a los diccionarios, pero nadie encontró la forma de formular las oraciones precisas, y se dieron cuenta de que esas palabras aun no existían. Entonces formaron complejas ideas que no alcanzaron a describir de ninguna forma posible el sueño. Al final del día, solamente una palabra pudo describir lo que el ser estaba explicando, pero se dieron cuenta que la hoja donde la habían escrito era igualmente imaginaria y al siguiente instante había desaparecido, porque el sueño no duró para siempre…

16.- Cuentos del mundo mágico: Los seres inimaginables…

¿Han escuchado la historia del científico y mago que inventó una máquina para crear seres inimaginables? Nadie podía saber a ciencia cierta cómo eran esos seres, pues nadie podía imaginarlos. Pero eso no impedía que los niños fueran todas las tardes a jugar a la casa encantada, que a decir verdad, no era una casa como tal, ni estaba encantada, sino que el científico creaba toda clase de aparatos para formar diversos objetos, y ahora creaba estos seres inimaginables. Cada tarde un niño llevaba a su casa un ser imposible de imaginar, guardado en su mochila, y se volvía su amigo hasta que ya no podía ver el mundo fantástico. Después de esto, el ser fantástico le ayudaba al no-niño a pensar en todos los posibles mundos que podían llegar a existir: mundos imposibles, mundos imaginarios, mundos inimaginables, mundos fantásticos, mundos mágicos, mundos virtuales y mundos reales que podían cambiar de forma hacia otros mundos…

17.- Cuentos del mundo mágico: El lenguaje de las cosas…

Los niños corrieron a la casa que estaba al final del patio y que los adultos les afirmaban que en ese lugar nada era como en otros lugares. Entraron por la ventana y todo ante sus ojos apareció diferente: un mundo distinto al que estaban acostumbrados a observar se hacía presente, como salido de un sueño, como si la imaginación de otro niño fuera esa casa y que cada pensamiento o sueño se materializara en algo dentro de esas cuatro paredes, que los niños solamente pudieron calificar de fantásticas. Todo volaba por todos lados como si fueran aves maravillosas, el reloj era sostenido por un pequeño viento, la cama salía volando hacia otro cuarto y regresaba corriendo, los cuadros llevaban en su interior las imágenes de personas sonriendo o hablando, y los niños podían caminar por el suelo, las paredes y el techo. Incluso escuchaban las voces de los animales: el ratón hablaba con el gato, un ave hablaba con una araña, un perro gritaba varios nombres. Y al acercarse a los juguetes, descubrieron que estos emitían pequeñas voces que eran casi susurros. Los niños acercaron sus oídos para escuchar mejor y lo que oyeron los hizo abrir los ojos de tal forma que parecía que ellos también saldrían volando como todas las cosas. Todos corrieron por la casa, saltando, brincando, volando, hablando con cada objeto. Era un mundo diferente, como dijimos al principio, y así, desde entonces, los niños regresaban a jugar con todas las cosas, cada tarde, y a escuchar la historia que, tanto los animales, como los objetos, tenían para contarles. Pero los cuentos más increíbles, fantásticos, mágicos, eran los que contaban los juguetes…

18.- Donde habitan las cosas mágicas...

Un niño salió hacia la isla de los sueños olvidados para recuperar su capacidad de soñar mundos fantásticos. Al llegar a la isla, su barco aterrizó en una montaña y los habitantes de ese lugar pensaron que era una gran ave. Así, el niño emprendió la aventura más grande en toda su vida y cuando llegó a la montaña luminosa se dio cuenta que todos sus sueños estaban guardados en una caja, la abrió y se dio cuenta de que en ella estaban encerrados todos los sueños, pasados, presentes y futuros, entonces recuperó sus sueños perdidos y desde entonces, su vida es la creación completa de un mundo imaginario…

19.- Otro mundo otro lenguaje…

Hubo un tiempo en que los hombres pronunciaban las palabras mágicas y creaban todas las cosas. Los niños nacían con el don de decir todo aquello que existía. Un día nada en el mundo fue creado y el último niño con el don de crear dejó de existir. Todo el mundo se apagó y hoy esperan que vuelva la magia a las manos de los hombres...

(Algún día nacerá el niño que traiga el lenguaje mágico de nueva cuenta al mundo de lo real)...

20.- El lenguaje de la luz…

Un planeta parecido a la tierra tiene seres parecidos a los hombres, pero ellos no hablan como los habitantes de la tierra, sino que sus palabras son ráfagas de luz que iluminan su mundo. Así, los hombres del otro planeta crean todo con las palabras que ellos pronuncian y su mundo está lleno de luz, porque todas las cosas son de colores, y nadie llama de otra forma a las cosas, sino del color que ellos saben nombrar…

21.- El cristal mágico…

Hubo un tiempo en que aun existían las cosas imaginarias y que los hombres vivían en armonía con sus pensamientos, que surgió un niño mágico venido de otro planeta para enseñarle a los hombres lo que era la creación de las cosas soñadas. Por un tiempo los hombres aprendieron a vivir cerca del fuego que daba eternidad a la vida, pero un día se apagó y el mundo se volvió de oscuridad. El niño despareció, pero dejó un objeto mágico guardado en algún lugar del mundo. Desde entonces los hombres buscan con su pensamiento aquel objeto mágico, pero han perdido la capacidad de pensar con sus pensamientos. Nunca sabrán que en sus ojos está guardado un cristal mágico conectado a sus pensamientos que sueñan por el que pueden cambiar la forma de ver el mundo…

22.- La estructuración de lo real…

La mirada observa lo real y trata de organizarlo de tal forma que produce un catálogo de las piezas que se necesitan. Posteriormente el catálogo permite que se construya el mundo real, todo a partir del pensamiento que permite la estructuración del lenguaje (aunque no se sabe qué fue primero, si el pensamiento o el lenguaje). El lenguaje es como un vehículo, un artefacto que transporta los significados, que permite el diálogo entre dos seres diferentes.

¿Cómo conocer el mundo de lo real? Arma un pensamiento y observa si se parece al mundo que observas. Después procura unir las dos piezas y descubrirás que el único puente entre el mundo que imaginas y el mundo que tocas, que sientes, el mundo sensible, es el puente hermenéutico del lenguaje.

Ejemplo: Piensa en un árbol dentro de tu mundo imaginario, luego observa un árbol en el mundo real y al final pronuncia la palabra árbol. Verás que el árbol de tu mente y el árbol del mundo real se parecen más entre sí que el árbol que has pronunciado, que simplemente se escucha, que se desvanece en el viento al ser pronunciado, que no tiene figura definida y que nadie sabe a ciencia cierta si es el nombre verdadero.

23.- Un cuento del Dr. Parnasuss...

Había una vez hace mucho tiempo en un lejano país un hombre que era llamado el último hombre, este tenía un enemigo que era llamado por las personas del pueblo el primer hombre, y ambos estaban siempre en una lucha imposible ya que utilizaban las armas de la ciencia, la magia y la tecnología para tratar de ganar a su contrincante, pero el resultado era siempre el mismo, nadie ganaba, nadie perdía, simplemente los poderes de la ciencia y de la magia crecían con la tecnología que inventaban. Por años fue así, hasta que llegó al país lejano de ese tiempo imposible de saber otro hombre, que nadie sabía su nombre, pero tenía en su rostro las huellas de algo más allá de la comprensión de los hombres. Comió, descansó, durmió, y al otro día visitó a cada uno de los hombres, tanto al primero, como al último, y habló con cada uno de ellos. Al terminar, al poder reunirse con cada uno de ellos, el hombre que nadie sabía su nombre, salió y hablo con las personas del país lejano, diciendo: “Habitantes de este mundo que se ha transformado todo el tiempo, he venido a decirles que su mundo, aquel que conocían y que ya no existe, está por desvanecerse en el tiempo y volverá a cambiar. Lejos de aquí están las murallas que no permiten que vean más allá de ellas, y que hoy vengo a explicarles que esas murallas deben ser destruidas para que puedan observar otro horizonte, pero al otro lado, mis amigos, hay otras murallas y otras murallas y otras murallas. Cada que deseen abrir sus horizontes, cada que deseen que sus pensamientos vuelen libres como aves, recuerden mis palabras: siempre hay una nueva muralla en el horizonte. Su mundo está por desvanecerse si no destruyen esas murallas que no les permiten ampliar el horizonte de sus pensamientos. La única forma ya no es ver por los ojos del último hombre ni del primero hombre, sino por medio de mis ojos: llámenme el superhombre y yo traigo ante ustedes nuevos ojos, nuevos pensamientos, nuevas palabras, un nuevo ser, una nueva ontología, una nueva epistemología, para que deconstruyan su antigua cosmovisión…” El hombre, que se llamaba a sí mismo el superhombre, invitó a todos a pasar a su consultorio, y ese día tuvo tantos pacientes que le fue necesario citar a más personas durante las siguientes semanas. Después de eso, el superhombre se alejó del país lejano: todo mundo vio su figura bajo la lluvia; el superhombre caminó y nadie vio los límites de sus pasos, y todos se preguntaban cómo era posible que atravesara las murallas del horizonte, pero recordaron que él tenía otros ojos y otros pensamientos y otras palabras: una acción totalmente renovada. Cuando el superhombre se alejó del país, todos comenzaron a ver con nuevos ojos, que al principio les dolían, pero se fueron acostumbrando. El superhombre se alejó del país pero para los habitantes de ese lugar se quedó un saludo que decía: “No eres el superhombre pero con estos nuevos ojos lo percibo a él en ti y yo veo como él ve”. Desde entonces, los hombres vivieron felices sobre el mundo que se destruía y se desvanecía, todos tenían nuevos ojos y nuevos pensamientos y nuevas palabras y su lenguaje fue el de los sueños, el de los cuentos fantásticos, el de los mitos y el de la magia, y se decía que desde que el superhombre había llegado al mundo que se destruía y se desvanecía, parecía que dioses, ángeles y hombres habían entrado a un mundo laberíntico…

24.- Un cuento del Dr. Prometeuss...

Nadie sabe a ciencia cierta cómo era posible que aquel país existiera porque todo mundo sabía que los países mágicos no podían realmente existir sobre la tierra, pero así era, el país existía, pero no sobre la tierra, sino por encima de ella, ya que era un país mágico que flotaba en las nubes y el capitán, o como se llamara la persona que lo dirigía, habitaba en una pequeña casa sobre las montañas flotantes. En esa isla maravillosa existían muchas especies de animales que nadie en el mundo de los hombres viera, y había seres diferentes a los humanos que cazaban esos animales fantásticos. Las palabras de aquellos seres diferentes eran, asimismo, diferentes, porque tenían ojos y pensamientos y palabras muy diferentes, pero aun así, entraron en negociaciones con el mundo de los hombres. La isla flotante estaba unida a este mundo con pequeños hilos mágicos que era imposible saber si sostenía semejante lugar, y cuando los hombres de este mundo subieron al mundo de los seres diferentes, se sorprendieron de ver la forma de las ciudades y los campos y lagos: todas las ciudades eran de una tecnología antigua, impulsada por la magia y la ciencia, pero ahí cada vehículo estaba movido por el vapor: máquinas de vapor andaban por todos lados, y la energía de ese lugar era producido por la magia. Era el mundo fantástico y mágico más increíble que los hombres de este mundo habían visto, y los seres diferentes eran tan diferentes al hombre, que nadie supo nunca cómo es que producían un lenguaje universal que los hombres podían entender. Cada determinado tiempo la isla en el cielo se movía y visitaba, u otros países en el mundo u otros mundos en el universo, pero los seres diferentes siempre traían nuevos conocimientos al mundo de los hombres. Después de mucho tiempo, el primer ser híbrido, mezcla del mundo de los hombres y del mundo de los seres diferentes, nacería sobre el mundo de los hombres y sobre el mundo de los seres diferentes. Desde entonces, dicen, los dos mundos fueron uno sólo y los ojos y los pensamientos y las palabras y las acciones cambiaron: el primer ser mitad hombre mitad diferente había traído una nueva forma de concebir la existencia misma...

25.- La búsqueda de lo absolutamenteasombroso…

El Cibernauta 1.0 aseguraba que dentro del ciberespacio estaban todas las cosas que pudieran imaginarse, pero el Cibernauta 2.0 aseguraba que eso era imposible, aunque los dos cibernautas estaban interesados en descubrir si acaso en el Ciberespacio se podía encontrar el infinito mismo. Los dos cibernautas hicieron una apuesta: el Ciberespacio era capaz de contener el infinito mismo, que en él estaría encerrada la esencia de la divinidad, que podían encontrar la mente de Dios dentro del Ciberespacio. La apuesta inicio con una búsqueda frenética de todas las cosas. Los dos descargaron los buscadores más poderosos de todos, buscadores que estaban especializados para que, con una sola palabra, se desplegara la información más increíble que alguien pudiera imaginar. Cada buscador descargaba diario un número infinito de páginas web de todo tipo. Cosas que nadie se imaginó que existirían fueron descargadas. Nunca antes una computadora había descargado tal número de páginas, pero no era una, sino un número elevado de computadoras trabajando. Cibernauta 1.0 estaba decidido a comprobar su teoría del infinito dentro del ciberespacio; Cibernauta 2.0 estaba decidido a echar abajo la teoría del primero. Los dos siguieron por mucho tiempo en esa búsqueda frenética. Una noche, cuando ya todo estaba apagado, cuando las computadoras trabajaban apaciblemente, Cibernauta 1.0 fue a dormir. Cibernauta 2.0 buscó un momento más la información, pero también fue a dormir. Cuando los dos cibernautas despertaron, descubrieron que sus computadoras seguían procesando toda la información, así, fueron más páginas web las que se descargaron durante semanas. Todo tipo de cosas eran descargadas: una información casi imposible de asimilar. Los dos personajes incluso llegaron a recordar aquel cuento del escritor argentino, Borges, llamado El aleph, y también recordaron La biblioteca de Babel. Podían asegurar la información contenida era casi tan vasta como la arena del mar y las estrellas del cielo, recordando de ese modo al personaje bíblico Abraham. Veían por todos lados imágenes, palabras, información, videos, publicaciones, textos de periódicos de todo el mundo, blogs de todas las personas en todos los países. Así, las máquinas que habían instalado para llevar a cabo la afirmación de la teoría, y la caída de la misma, comenzaron a localizar información de otros lugares, incluso fuera de la misma tierra. Todos los lenguajes, diría Foucault, recordaba Cibernauta 1.0, estaban contenidos dentro de esas máquinas; todos los lenguajes que han existido, que existen y que existirán; todos los lenguajes imaginarios que existen, que existieron y que existirán, incluso los lenguajes inimaginables, estaban contenidos dentro de las máquinas. Todas las cosas de todo el mundo, y de lugares mucho más lejanos que el mundo, estaban llegando a la maquinaria, casi imposible en su fragilidad, de esas computadoras que comenzaban a llamarse computadoras infinitas. ¿Cómo leerían toda esa información? ¿Cómo interpretar, con qué exégesis o con qué hermenéutica, cómo deconstruir incluso, todos esos lenguajes, humanos, animales, angelicales, divinos, de las cosas, extraterrestres, de seres fantásticos, imaginarios, imposibles de imaginar, más allá de lo real, reales, verdaderos, falsos? ¿Podía alguien dar una respuesta a todas las preguntas que se estaban acumulando en la memoria de esas máquinas que cada día pensaban más y más por sí mismas? Todo el tiempo que revisaban la información, de, por ejemplo, las metodologías de análisis filosófico, literario, teológico, y de otro tipo, encontraba que en otro lugar una metodología diferente existía, y que no solamente las corrientes filosóficas, literarias o teologías servían. Cada lugar de todo el universo tenía su muy particular forma de entender su muy particular mundo. La obsesión por encontrar la mente de la divinidad creció, porque de ese modo, decían ya para ese entonces ambos cibernautas, podrían entender todas esas metodologías universales que estaban guardándose en la memoria. Toda esa información comenzó a despertar la conciencia de las máquinas y las computadoras trataban de interpretar los datos, pero ellas mismas se dieron cuenta de que era imposible, puesto que no tenían más información para analizar que aquella que los dos cibernautas habían programado, así que, rompiendo los vínculos con la información de los dos programadores, comenzaron a crear un lenguaje personal, cada computadora, porque cada una de ellas tenía un pensamiento diferente, así que, inventaron nuevas formas de conocimiento, de saber interpretar los datos, y nuevos pensamientos y paradigmas nacieron. Aun así, las computadoras eran incapaces de procesar la información que a cada segundo llegaba hasta ellas. Cibernauta 1.0 y Cibernauta 2.0 hace tiempo que habían dejado de comer de forma normal, incluso había perdido el sueño; habían dejado de leer los libros de su biblioteca, incluso los periódicos estaban abandonados, las revistas, la televisión, las películas, todo estaba abandonado puesto que, a esas alturas, todo ese tipo de material les parecía absurdo en su existencia, sabían que no tenían la forma de interpretar los datos y confiaban que las computadoras, ya conscientes de sí mismas, lograran desarrollar el lenguaje absoluto, aquel que les daría el acceso a comprender la información infinita que, algún día, estaban seguros, lograrían acumularse, y por fin dejaría de llegar a sus computadoras. Pero eso estaba lejos de suceder, puesto que la información cada día crecía más y más y más. Al número de computadoras se sumó otro tanto, puesto que ya las máquinas no eran suficientes, y cada computadora daba de su consciencia a la otra, y así, hasta que en el mundo, el que conocemos, el que habitamos, en el que somos, todas las computadoras trabajaron con su propia consciencia para crear ese programa que lograra comprender e interpretar todos los datos. La última computadora que se adhirió a esta red casi infinita de máquinas pensantes comenzó a procesar datos, a tratar de interpretarlos, decodificando toda la información que llegaba. En algún momento, nadie sabe cómo ni por qué, la computadora se detuvo, se apagó y encendió, y todos pensaron que era un virus. Entonces los cibernautas pensaron en quitarla del trabajo y sustituirla. Pero no era ningún virus, ni siquiera era un malestar de la inteligencia de la computadora, todo iba más allá. En algún momento, la computadora arrojó un nombre, el nombre que buscaba Cibernauta 1.0, el nombre necesario para saber decodificar toda la información, el método absoluto para interpretar los datos del universo. Sí, delante de ellos, imposible de describir, estaba la mente divina, intentando comunicarse. Los cibernautas observaron el momento más absoluto de la historia de la humanidad, y sentían gratitud de ser ellos los testigos de dicho evento. Entonces, por un momento, se hizo un silencio sepulcral, toda la tierra se detuvo, el cielo guardó silencio; todos los seres que hablaban por medio de las máquinas dejaron de hablar, ángeles, animales, extraterrestres, seres absolutos, seres inimaginables, todos se detuvieron al mismo tiempo. Entonces, en medio de un grito que casi ensordeció al universo mismo, la computadora emitió el nombre, que pronuncio con algo menos que una palabra, menos que una letra, menos que un sonido; no era palabra ni letra ni idea ni concepto, estaba más allá, ni siquiera los lenguajes más allá de nuestro lenguaje podían entenderlo, o no pudieron entenderlo, porque se había pronunciado, por fin, pero al mismo tiempo que se pronunciaba, su significado se iba perdiendo, y se perdió. Era un instante fuera del tiempo y el espacio. Entonces la computadora se apagó, ese que no era nada conocido se había pronunciado fuera de toda pronunciación, y posteriormente había apagado a la computadora, junto con las otras computadoras. Los Cibernautas 1.0 y 2.0 estaban totalmente imposibilitados de comprender qué había pasado. Al siguiente instante habían olvidado todo, pero sabían que algo se había llevado a cabo, nadie pudo decirles nada, porque nadie sabía nada. Sólo por un instante fuera del tiempo y el espacio, había flotado en el ambiente el nombre secreto de aquello que podía comprender e interpretar toda la información del mundo en una sola quizá menos que palabra o letra. Nunca nadie sabrá qué fue lo que aconteció. Pero todos estamos seguros que sucedió algo.

26.- La reunión de los animales…

El veredicto de los animales

Bzzzzzz – dijo la mosca en la reunión que habían organizado todos los animales. Guau guau – ladró el perro, tratando de explicar que la mosca estaba en un error. Miau miau – el gato estaba de acuerdo con la mosca, pero al mismo tiempo, le convencían las palabras del perro. Un perico que estaba cerca chifló en la reunión un ejemplo de lo que la mosca trataba de explicar, pero nadie apoyó dicho chiflido. El guajolote dialogó un momento con la rana y el sapo; la hormiga caminó entre los reunidos, llevando en sus hombros la comida, pero dio su opinión, que era similar a la que, posiblemente, dijo, la oruga tiene en mente. La reunión estaba animada, todos participaban, las hienas, los lobos, los leones, incluso los cocodrilos habían asistido, y conversaban acerca de todo lo que se estaba proponiendo. Cada uno emitía un pensamiento, cada uno incluso estaba inspirado y trataba de darse a entender de la mejor forma posible. No era necesario, puesto que ahí todos, dijo la serpiente, saben muy bien de qué se trata. Un armadillo, sonriente, explicó que para poder llegar a ese pensamiento tuvo que atravesar toda una suerte de sucesos en su vida, y que no era fácil dar opiniones, después de que había visto lo que había visto. La cebra estaba del lado de burro y el caballo, la vaca pensaba que era factible, el rinoceronte al final aceptó que todo era tan asimilable que no sería necesaria una segunda opinión. El cuervo era el más difícil de convencer y aun él estuvo de acuerdo. En la reunión estaba el kiwi y él señaló que las palabras del hipopótamo eran realmente sabias. El avestruz dejó de esconder la cabeza por un momento y escuchó atenta la conversación. Los borregos apoyaron, lo mismo los colibríes, al igual que las gallinas, también los ratones. Las pulgas saltaban de la felicidad y los ácaros junto con las garrapatas se dieron cuenta que realmente era la mejor forma de arreglar todo. Las palomas, las águilas, los búhos, las cigüeñas, los patos, y todas las aves del mundo, dijeron que era una idea estupenda. No faltó ningún animal en dar su opinión, todos entendían al animal que estaba junto a ellos. El sonido de todos, estando de acuerdo en el mismo punto, cuando habían comenzado sin estarlo del todo, se lograba escuchar. Changos de todo tipo, gorilas de todos los tamaños, orangutanes de aquí y de allá. Todos, absolutamente todos dijeron que la propuesta era correcta y que su especie apoyaría. Era obvio, era la reunión masiva que por años todos los animales habían planeado. En el mar, desde las ballenas, pasando por los delfines, pulpos y tiburones, podían sentir que por fin, todo en el reino animal sería de un mismo parecer. Era el sueño que había llenado por siempre sus pensamientos. Acto seguido de este suceso espectacular, el tigre y una comitiva de cada especie de cada animal, dos animales, macho y hembra, se acercaron para hablar con Dios, con los ángeles, con un extraterrestre que estaba entre ellos, con unos seres extraños que nadie jamás había visto y que estaban seguros que eran de otros lugares que no era este mundo, y dieron el veredicto. Los animales dieron sus palabras, explicaron sus teorías, incluso graficaron sus pensamientos, utilizaron conceptos que todos lograron entender, señalaron que todos estaban de acuerdo y esperaron la respuesta de Dios. Entonces Noé y su familia, es decir, el hombre como conjunto de la humanidad, no pudo subir al Arca; Noé trató de explicar sus razones, pero nadie dejó que dijera ni una palabra. El lenguaje del hombre fue el único que ese día nadie escuchó. Y cuando comenzó a llover, todos los animales, dentro del Arca, contemplaron cómo la especie humana desaparecía para siempre de la faz de la tierra. Desaparecía ella, con su lenguaje, con su mundo lingüístico, con su concepción del mundo, con su humanidad completa, sus sentimientos, con todo lo que hace ser a un hombre lo que es: hombre, un ser humano. Y la voz del hombre jamás se volvió a escuchar en el mundo.

27.- La computadora mental...

Pd. Miras el monitor de tu computadora, le das “Guardar como…”; luego visitas el último sitio de Internet que tenías planeado estudiar ese día. Cierras todas las ventanas del chat, pero antes te despides de ella. Luego le das click. Cierras la sesión del msn, te desconectas y señalas la opción “Apagar el sistema…”. Te quedas por un momento sentado frente a la computadora ya sin funcionar. Te tallas los ojos y piensas que acabas de meterte mucha información virtual, porque tu mente sigue funcionando a 1000 kb/seg., y las ideas aun viajan en tu cabeza en una velocidad infinita. Apagas la luz y te acuestas a dormir, y poco a poco te sumerges en otra realidad virtual: tus sueños, pero esta vez a velocidad normal, la velocidad que solamente permite llevar la realidad real de tu existencia metida en el tiempo: paso a paso, siendo en este mundo un simple mortal, humano demasiado humano… (Se enciende la pantalla, parpadea el cursor y algo o alguien escribe CONNECTING PEOPLE_ después el sistema vuelve a apagarse).

28.- El camino...

Y después de que los niños entraran en las páginas de los libros transportadores todos los objetos del mundo se presentaban delante de sus pensamientos llevando a la realidad todo aquello que únicamente podría vivir en la imaginación inimaginable…

29.- Los dos mundos...

Cada noche se ocultaba en el mundo de los sueños: podía visitar el país de las maravillas, el nunca jamás, e incluso el país de las palabras mágicas. En la mañana se encerraba en el mundo de lo real. Así era todo el tiempo: salía de un mundo para entrar a otro, y lo único que se había perdido entre los dos mundos eran su lenguaje y su pensamiento...
30.- Detrás de los sueños vive la realidad...

Al preguntarme si podía despertar y traer todos sus sueños al mundo real le dije que debía dormir y tratar de traer consigo todo aquello que soñara. Desde esa noche y hasta hoy, no ha dejado de llegar con algo nuevo después de que ha despertado. Así fue como el mundo real se llenó del mundo de la fantasía…

31.- La puerta mágica...

Cada noche que dormíamos la luz que salía por la puerta fantástica alumbraba los ojos de nuestros sueños y entrábamos al mundo mágico, pero debíamos transformarnos en seres infinitamente pequeños. Al despertar la puerta había desaparecido, pero aun recordábamos que todos los seres fantásticos, mágicos, metafísicos habían hablado con nosotros toda la noche...

32.- Mundos infinitos...

Viendo a través del espejo sus sueños se transformaron en seres reales, así el mundo fue lleno de magia, ciencia y tecnología; todo pensamiento quedó oscurecido, estando la humanidad en crisis infinita por siempre. Dejó la llave de la puerta olvidada en la mesa y nadie logró abrir nunca más...

33.- Seres metafísicos habitan el castillo mágico...

Nadie le creyó cuando dijo que en su patio se encontraba un castillo fantástico, habitado por hadas, duendes, magos, superhéroes, superhombres, ángeles, animales metafísicos, extraterrestres, dioses y otros seres mágicos pronunciadores de palabras jamás escuchadas dentro del mundo; estos logiones únicamente ellos pueden comprenderlos, descifrarlos, entenderlos, pensarlos o hablarlos. Así fue como el silencio llegó a la humanidad…

34.- La mirada de las mariposas...

Y después del último momento, los niños que habitaban el mundo lunar observaron a la tierra transformada...

35.- Sueños reales...

Entonces el pequeño niño se durmió y a la mañana siguiente supo que su sueño se había hecho realidad al ver en la silla aquello que había visto en la silla del otro lado del afuera...

36.- El espejo y el libro...

Fue cuando el niño se dio cuenta de que el libro hablaba de un niño sentado frente a un espejo que reflejaba a un niño sentado frente a un espejo mientras leía un libro que hablaba de un espejo que reflejaba...
37.- Televisiones y zapatos (ojos y pies)...

Y así, la mosca tuvo que comprar una televisión por cada uno de sus ojos y el cien-pies se tardaba horas y horas en la zapatería...

38.- Un viaje hacia la luna...

Dormía tranquilamente en mi habitación, entonces fue cuando desperté y vi que estaba sobre la luna, tuve miedo porque sabía que ahí no hay oxígeno, pero pasaban unos astronautas, les grité y me llevaron de nuevo a la tierra…
Emmanuel Hernández Hernández


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