MURAKAMI GATO EN SU INFINITO MUNDO DE PAPEL


Emmanuel se ha comido toda la literatura y cuando comenzó a platicarme de ella, de pronto surgieron tantos gatos que no sabíamos que sucedería porque se desbordaron al mundo. Sin embargo, todos ellos eran gatos que podían hablar.
Murakami gato, el principal de ellos, se parece mucho al Hamlet de Harold Bloom y al Don Quijote de Foucault: un caracter sobre la hoja, la forma de las letras que lo describen. Y es que se podía ver a Murakami gato sentado a lo largo de la página.
Entonces las historias que me contaba mi hermano se volvían infinitas, cada vez más imposibles de escribir. En eso se parecían al Jesús de Borges, en una biblioteca infinita, donde los libros que podrían ser publicados acerca de su vida serían imposibles de retener en este mundo.
Murakami gato se volvía una escritura infinita que había inventado Emmanuel.

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