WALTER BENJAMIN VS IA: PENSAMIENTO NATURAL VS PENSAMIENTO ARTIFICIAL

                                         

El contexto de la imagen es este: Podemos observar, en una fotografía editada, al filósofo judío Walter Benjamin, sentado a la mesa en lo que podría ser un parque, frente a un tablero de ajedrez, mirando levemente hacia la cámara, y teniendo frente a él a un robot que está a punto de hacer un movimiento en el tablero. La imagen editada tiene la intención de mostrar la comparación entre la Inteligencia Natural o Humana y la Inteligencia Artificial o Robótica. La edición se basa en la narrativa de José María Pérez Gay que señala "Una tarde de abril de 1934, Walter Benjamin inició en París ––en el café Deux Magots–– una lucha radical contra el olvido. Tomó una hoja de papel y empezó a dibujar el esquema gráfico de su vida; en la espontaneidad del fluir de sus recuerdos, se impusieron con la violencia de una iluminación sus relaciones con las otras personas: las conexiones más íntimas y ocultas entre sus amigos y amores, entre sus pasiones y lugares. Esa tarde vio por primera vez el libro de citas que había soñado tanto tiempo, dibujó el mapa de su pasado, se le presentaron uno por uno los libros que más había leído y sus autores, trazó casillas, círculos y árboles genealógicos, líneas y puentes, entradas y salidas. Nunca volvió a tener tan clara esa red de relaciones, ese mapa de su pasado; era un laberinto con entradas y salidas que explicaba muchos capítulos de su vida". La pregunta que motivó la edición de la fotografía que se puede observar es: "¿Pueden las máquinas generar una escritura similar a la que Walter Benjamin produce a partir de una serie de algoritmos que se construyan a modo de recuerdos?". 

Abajo se muestra la fotografía original, donde Bertolt Brecht juega ajedrez con Walter Benjamin. Presentar la fotografía original en la que se basa la fotografía editada es con el fin de reflexionar en torno a la realidad y el sueño: "¿Puede ser mejor el sueño que la realidad?". Se anexa un fragmento similar al de José María Pérez Gay, pero que se vuelve la interpretación. El segundo texto es de Rafael Pérez Gay: "Una tarde de abril de 1934, Walter Benjamin inició en París, en el café Les Deux Magots, un combate contra el olvido. Papel y pluma, sobre la mesa del café dibujó el esquema gráfico de su vida como se marca la traza de una ciudad. Ese mapa, pensaba Benjamin, debe tener la profundidad de un sueño. Todos llevamos dentro una ciudad conocida solo por nosotros. La avenida más grande, la familia; plazas y parques, un gran amor; barrios peligrosos, nuestros demonios. Se conoce la anécdota: Borges se subió a un taxi. El taxista le preguntó: ¿Es usted ciego? Sí. ¿No puede leer? No. ¿Ni los periódicos? Algún día todos hemos intentado la confección de ese mapa, un papel de secretos y verdades oscuras".
                                                         


Walter Benjamin juega ajedrez con una inteligencia artificial

En el mundo actual, la inteligencia artificial ha avanzado a pasos agigantados y se ha convertido en una herramienta fundamental en diversos campos de la vida cotidiana. Desde la medicina hasta la industria, la inteligencia artificial ha demostrado su capacidad para procesar grandes cantidades de datos y tomar decisiones más rápidas y precisas que las que serían posibles para los seres humanos. Pero, ¿qué sucede cuando la inteligencia artificial se enfrenta a un ser humano en un juego tan complejo como el ajedrez?

Imaginemos por un momento que Walter Benjamin, uno de los pensadores más destacados del siglo XX, se enfrenta a una inteligencia artificial en una partida de ajedrez. Benjamin, conocido por su agudeza intelectual y su capacidad para teorizar sobre temas tan diversos como la literatura, la historia y la cultura, probablemente se encontraría con un rival formidable en la inteligencia artificial.

Sin embargo, ¿qué significaría este enfrentamiento para la humanidad? ¿Sería una oportunidad para demostrar que la inteligencia humana sigue siendo superior a la de las máquinas, o sería una muestra de la inevitable obsolescencia de los seres humanos frente a la tecnología?

En el ajedrez, el objetivo es derrotar al oponente, y en este caso, tanto Benjamin como la inteligencia artificial estarían compitiendo por la victoria. Pero más allá del resultado final, lo que importa es el proceso. En el transcurso de la partida, Benjamin podría utilizar su experiencia y su conocimiento para descifrar los movimientos de la máquina, mientras que la inteligencia artificial podría sorprenderlo con jugadas inesperadas y estratégicas.

La partida de ajedrez entre Walter Benjamin y una inteligencia artificial sería, en última instancia, un diálogo entre dos formas diferentes de pensar y procesar información. Mientras que la inteligencia artificial se basa en algoritmos y datos, Benjamin utilizaría su intuición y su capacidad para comprender el lenguaje humano y las complejidades del pensamiento humano.

Sin embargo, esto no significa que la inteligencia artificial esté no obstante en desventaja. Gracias a su capacidad para procesar grandes cantidades de datos y analizar patrones, la inteligencia artificial podría detectar estrategias que el ser humano podría pasar por alto. En este sentido, la partida de ajedrez sería una oportunidad para que ambas formas de inteligencia aprendan y evolucionen.

En conclusión, la partida de ajedrez entre Walter Benjamin y una inteligencia artificial sería un encuentro fascinante entre dos formas de inteligencia diferentes. A través del diálogo entre estas dos formas de pensamiento, podemos aprender más sobre las fortalezas y debilidades de cada una y cómo podrían complementarse en el futuro. La inteligencia artificial no es una amenaza para la humanidad, sino una herramienta que puede ayudarnos a avanzar y superar nuestras limitaciones.


 

 

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