Utopía y mesianismo
Ahora mismo no es más que una simple anotación, el verdadero trabajo ya lo estaré haciendo en estos días, o en este tiempo.
¿De qué hablamos cuando decimos "utopía y mesianismo"?
Ya pensamos en dos elementos: aquello que es imposible y aquello que siempre está por acontecer. Y en los dos elementos va implícito el término de "horizonte", porque ambos parten de creer en que todo acontece en... sin decir nunca dónde acontece aquello que debe acontecer o que ya está aconteciendo.
¿Cómo es el horizonte de la utopía? Movible, inaccesible, imposible, y es por eso que uno puede hablar de él como siempre acontecerá adelante. ¿Y el del mesianismo? Como un no ser nunca del todo sin embargo siempre es perfecto.
Ambos horizontes, pues, no dejan de estar en movimiento, siempre adelante de nosotros, siempre por acontecer, pero nunca aconteciendo del todo. Incluso ambos horizontes se acercan en un elemento: en la escritura, en lo literario, porque ambos términos implican escritura, es decir, la utopía es realizable en el acontecimiento de la escritura, del lenguaje escrito porque en ella va el deseo utópico, el deseo siempre por realizarse, y el mesianismo, tal como se entiende ahora, es un acontecimiento del "ya pero todavía no", en el sentido de lo que siempre está por realizarse, y entonces surge la esperanza.
¿Cómo debe pensar un cristiano la utopía y el mesianismo? Como algo que es factible sucediendo sin suceder, casi contradictorio, porque el cristiano sabe lo que significa "esperar" sin que acontezca del todo, porque espera a su Maestro, porque espera segundas veces, porque espera, siempre espera, y en este caso, entre utopía y mesianismo se encuentra, y se piensa, la esperanza.
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