ANOTACIONES SOBRE NIETZSCHE Y EL MUNDO CONTEMPORÁNEO
Las notas que presento son del Seminario Internacional sobre Nietzsche "¿Dios ha muerto?", que tomé en el año 2008 en la Ciudad de México, en el Claustro de Sor Juana.
Estas notas las he utilizado en muchos momentos durante mis clases o asesorías sobre "Pensamiento posmoderno", ya que el seminario trataba el tema del "mundo y la posmodernidad", así que encontramos una serie de conceptos que se encuentran inmersos en los diferentes tipos de filosofía posmoderna.
Los pensadores que se presentaron en aquella ocasión son de diversas disciplinas o campos del saber, entre ellos Carlos Monsiváis, Alicia Puente Luteroth, Samuel Ruíz, entre otros.
Haciendo un registros de todos los conceptos que se encuentran dentro de los apuntes, mapeo dichos conceptos para mostrar cómo se tejen las redes conceptuales y cómo se interpretan a través de mapas conceptuales. Uno de los ejercicios que he realizado es ubicar teóricamente a los autores que hablan sobre dichos conceptos.
El trabajo que estoy elaborando con estas notas es un futuro libro sobre pensamiento, posmodernidad y mundo.
1.- El siglo XXI surge con nuevas formas de conocimientos y saberes, nuevas formas de estructurar el saber, el conocer y el lenguaje.
2.- El trabajo entre filosofía y teología, entre literatura y ciencias, lleva a nuevas formas de lenguajes, sabes y conocimientos, que mantiene en crisis al hombre; la crisis, como conflicto cognitivo, permite reestructuraciones de todas las cosmovisiones del hombres.
3.- El diálogo entre saberes y verdades produce la renovación de los paradigmas sociales.
4.- Las cosmovisiones reestructuran nuestra espiritualidad.
5.- ¿Es posible pensar en la muerte de Dios, de un dios? Si es posible, entonces, ¿sería una muerte sin fin, infinita? ¿Hasta dónde llegaría una muerte infinita? ¿La muerte de Dios entra en lo literario, es decir, en lo ficticio? ¿Hasta dónde nos manifiesta utilidad la muerte de Dios? (Temo que no nos libraremos de Dios en tanto sigamos creyendo en la gramática, Nietzsche; Mientras quede un solo Dios de pie, la tarea del hombre no se habrá acabado, Cioran). ¿La muerte de Dios nos permite comprender, conocer, pensar más libremente? ¿Se reestructuran nuestros mundos lingüísticos por la muerte de Dios, según Nietzsche y Cioran?
6.- Dios es nuestra condición de posibilidad infinita, tanto vivo como muerto (y mucho más como un Dios que muere y resucitado, porque muere y resucita el lenguaje), tanto existiendo como dejando de existir (aunque eso es imposible), la idea de un Dios vivo o muerto, incluso un Dios resucitado, no deja sin conciencia de construcción del saber, del conocer y del lenguaje al hombre. No se puede refutar o sustentar la existencia de Dios, pero sí se puede pensar de otro modo que Dios (en Dios).
7.- La realidad se construye con la interioridad y exterioridad. ¿Qué es la realidad, y aun podemos pensar en exterioridad e interioridad?
8.- ¿Dios sale a nuestro encuentro por la construcción de nuevos saberes y nuevos conocimientos?
9.- ¿Es posible pensar que ante la frase, “tantos siglos sin un dios nuevo”, de Heidegger, podríamos pensar que la crítica posmoderna, en pleno siglo XXI, ha permitido la construcción o invención de un nuevo Dios, una nueva idea o perspectiva sobre Dios, o el surgimiento de un nuevo y verdadero Dios?
10.- ¿Podemos encontrar un mejor lenguaje para hablar de Dios en medio del siglo XXI, en cuando a los cuentos o narraciones, los mitos, por sobre todo texto académico, de rigor científico? Dios se manifiesta tanto en su vida como en su muerte y resurrección, en los mitos, en esos metarrelatos o metalenguajes que llamamos mitos.
11.- Para manifestar mi vida no poseo sino mi muerte”; diríamos, a partir del concepto de plasticidad lingüística, en un sentido filosófico y de lenguaje, “para manifestarme ante el otro, no poseo sino mi rostro y mi lenguaje".
12.- ¿Ya no encontramos la pregunta por Dios en una sociedad posmoderna, posindustrial, o simplemente los paradigmas, las estructuras mentales o del pensamiento, los mundos lingüísticos, se construyen con nuevas preguntas, y la pregunta por Dios se hace de otra forma?
13.- El siglo XXI, con sus paradigmas totalmente nuevos o totalmente otros, puede ser entendido como el siglo del lenguaje. Aquí, la idea de Pablo se lleva a cabo de forma total: “Transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento; y Sean renovados en la actitud de vuestra mente”.
14.- Existe una pregunta importante: ¿realmente Dios ha muerto o vive dentro de la realidad? Él es la realidad, y está más allá de la realidad, dentro y fuera de nuestros mundos lingüísticos, incluso los rebasa. Dios acompaña nuestro andar y la comprensión que conforma nuestros mundos lingüísticos desde el pasado, el presente y el futuro (Jesucristo es el mismo ayer, es el mismo hoy, y seguirá siendo el mismo siempre).
15.- Babel permite un replanteamiento de todos los conocimientos y de todos los saberes; reestructurar el lenguaje del hombre para poder comprender, y conceptualizar, el mundo en pleno siglo XXI.
16.- Todo el pensamiento del hombre, en este siglo, se hace nuevas preguntas y se replantea todo el conocimiento que hasta ahora se había tenido del mundo y de las cosas. Los paradigmas ya no son los mismos; todo está replanteado de diferente forma. El horizonte de nuestros mundos lingüísticos hoy es totalmente otro.
17.- Ante nosotros surgen nuevas formas y debemos renovar toda nuestra mentalidad, toda nuestra episteme, nuestra forma de conocer y asimilar el nuevo mundo que está surgiendo.
18.- Debemos cuestionarnos en todo tiempo sobre la muerte de Dios. Dios muere y resucita y permanece en un “allí” indefinible, porque se encuentra afuera de todo tiempo y espacio. Es el rostro oculto que se esconde para poder acompañarnos en todo momento.
19.- Dios vive en el rostro del otro; Dios permanece como la huella en el rostro del otro, y es la Huella del Otro, o del totalmente Otro. Pero al mismo tiempo, como la huella, se escapa (Dios no puede ser apresado por nadie, sino que él se entrega en su gracia).
20.- La reflexión de Babel como origen de la alteridad u otredad, como el momento clave en el que Dios lleva a cabo la deconstrucción orgánica del hombre, se muestra como posibilidad de que el otro aparezca o se manifieste en el horizonte de nuestros mundos lingüísticos.
21.- Sólo nos manejamos, nos movemos y vivimos, en un cierto límite que encontramos en la existencia, a partir de la constitución de nuestros mundos lingüísticos. El otro solamente puede ser entendido como otro en un sentido ético y moral, si existe dentro de nuestros mundos lingüísticos. Las cosas solamente existen a partir del nombre de las cosas.
22.- Cuando se piensa en Dios, notamos que carecemos de los conceptos adecuados para pensar o hablar de Dios. Desde una perspectiva wittgensteiniana, Dios puede ser pensado o dicho porque es pensado; Dios se revela al hombre, se manifiesta desde su ocultamiento, porque sabe –su manifestación es por gracia– que el hombre está limitado a sus mundos lingüísticos. Dios está más allá de nuestros mundos lingüísticos.
23.- En esta época posindustrial se debe buscar un ethos común, casi universal, y en este caso, la idea de Babel como origen de la construcción del otro en nuestros mundos lingüísticos es posible que sea parte importante de esa búsqueda de respuesta.
24.- Es posible que la muerte de Dios sea una explicación metafórica a la transformación de todas las concepciones modernas o posmodernas. Quizá el posmodernismo no sea una época como tal, sino una crítica.
25.- Los siglos XX y XXI son la recomposición de lo religioso, de lo espiritual, en el hombre; existe un cambio en la perspectiva que hoy se tiene en cuanto a la religión (cfr. con Vattimo y Umberto Eco), y tal parece que el hombre, hoy en día, es más religioso (pero en paralelo, es más complejo, porque hoy la violencia es mayor y más estructurada en su forma de llevarse a cabo), tiene creencias religiosas más profundas, aun sobre su asistencia a una iglesia, a un templo; hoy la espiritualidad no implica o quiere decir que debamos asistir a un lugar determinado.
26.- Hoy existen cambios de todo tipo; hoy podemos hablar de posmodernismo o posindustralidad; hoy hay cambios profundos, hoy existe lo cyborg en el hombre (el pensamiento del vaciamiento). Dios se transforma con nuestra transformación, con los cambios de paradigmas y mundos conceptuales que tenemos (lo sagrado, lo religioso, pueden ser paradigmas para construir una perspectiva diferente dentro de nuestra cosmovisión).
27.- Estamos cambiando de mundo. Hoy el mundo ha dejado de ser el mismo, está en constante cambio (no podemos hablar del todo de evolución); muere un mundo y surge otro, pero no tenemos un modelo definido. La ficción, como metodología, nos habla del mundo como algo que está en desvanecimiento y reconstrucción. Para entender el mundo hay que desmontar sus piezas.
28.- Lo secular no es perder a Dios, sino encontrarlo dentro del mundo de la cultura; la religión es la secularidad, y Dios se encuentra dentro.
29.- La muerte del bien y del mal, en este siglo, nos hace vivir nuevos paradigmas. Se vive en una cultura diferente, caótica, que se encuentra más allá de muchas cosas. La complejidad que hoy vivimos es más difícil de ser entendida.
30.- El problema central para la religión no es el ateísmo, sino la invención de nuevos dioses y nuevos ídolos, y que el ser humano, al inventarlos, se incline ante ellos, que los adore. Los ídolos son dioses para muerte, Dios es un Dios de vida, amigo de los hombres.
31.- El “no matarás” es un proyecto de vida, de salvación del otro, de la otredad.
32.- La voz de Dios en medio del silencio de los dioses. Los ídolos son mudos, Dios está vivo y su voz se escucha en medio de un mundo que se desvanece, en el rostro y el lenguaje del otro.
33.- La palabra de Dios es robada por los dioses de la muerte que se legitiman como el verdadero discurso por medio de la institucionalidad. Las estructuras en que vive el hombre hoy, sin la voz de Dios, lo deshumanizan.
34.- Si la palabra contiene cierta magia, los dioses de la muerte, por medio de las instituciones que esclavizan a las personas, pronuncian sus discursos de muerte por esas palabras casi mágicas.
35.- La palabra es un artefacto que no es ni bueno ni malo, es neutral; es la forma en que se utiliza lo que ayuda, o mata, el rostro del otro, y su lenguaje, es decir, extermina la otredad.
36.- Los dioses de la muerte simulan la verdad con sus palabras de muerte, llenando los vacíos del hombre con simulación, con falsedad.
37.- Dios habla en el desierto de lo real, donde está el vacío del poder, donde le veremos más claramente en la ocultación de su presencia manifestada… Debemos salir al desierto de lo real, donde Dios habita con el otro.
38.- Solamente podemos narrar sobre Dios; es en el hablar indirecto de los mitos donde le encontramos.
39.- En el AT se podía oír la voz de Dios, pero no verlo; era imposible poseerlo, y a Dios se le ve y se le escucha, pero de forma indirecta. Nadie puede detener ni contener a Dios, y al momento en que pensamos que ya sabemos de él, se nos escapa al siguiente instante.
40.- Existe un lenguaje que nos viene desde el afuera, que exige respuesta; es el lenguaje de la Voz, de la Palabra, de Dios (una vez más, ese Dios que se manifiesta en el rostro y el lenguaje del otro, que es la huella en el otro, y la huella del Otro en el otro).
41.- ¿Muere Dios mismo o muere una idea de Dios? ¿Si muere una idea de Dios, por qué idea la remplazaremos? ¿La muerte de Dios es la muerte de los hombres, y la vida de Dios, y su resurrección, es la resurrección del hombre? ¿Pero qué hombre resucita?
42.- Muere Dios en Jesucristo (los mitos son narraciones racionales hechas a partir de símbolos)
43.- Los profetas son ateos, y su lucha es una lucha de ateos contra el ateísmo. Los profetas son ateos porque las sociedades han levantados diferentes ídolos o dioses que los profetas critican, ya que ellos predican o hablan o enseñan de un Dios que está más allá de nosotros (más allá de nuestros mundos lingüísticos). Es necesario romper con el sistema, porque de esa forma veremos a Dios (ya que Dios es antisistemático, se le encuentra en el desierto, en el margen, fuera o en el afuera).
44.- Dios muere, pero de sus cenizas surge de nuevo, para darle la vida a los hombres.
45.- Dios se solidariza con el hombre en su lucha contra los dioses o ídolos de la muerte, rompiendo todo sistema antihumano, todo sistema que le quite su humanidad al hombre. En el “no matarás” reconocemos la máxima expresión de construcción de la alteridad.
46.- ¿De qué Dios somos ateos? ¿En qué Dios creemos? ¿Cómo dirigiremos nuestras vidas en una época en que Dios ha muerto y la realidad ha quedado vacía, desértica, que vivimos en el desierto de lo real? (por eso debemos construir un nuevo paradigma).
47.- ¿Cómo debemos preguntar por Dios en nuestros días? ¿Cómo hablar de Dios en la posmodernidad? ¿Es Dios el que pregunta por el hombre, o el hombre por Dios? ¿Dios busca al hombre, o el hombre busca a Dios? (aun cuando las preguntas parecen sencillas de responder, según la línea de pensamiento teológico y filosófico que se tenga, la respuesta implica toda una reflexión en torno a la relación de Dios con el hombre, precisamente porque hoy vivimos una crítica posmoderna, donde el suelo firme de las certezas, se ha movido, y se manifiesta su fragilidad).
48.- Dios no muere nunca, sino que se transforma; el hombre debe adaptar su pensamiento, renovar, para poder entender a Dios en medio de las sociedades posmodernas y posindustriales en que vive. Necesitamos nuestras estructuras mentales (nuevos mundos lingüísticos).
49.- Dios se manifiesta en el rostro del otro, y cada rostro es un rostro diferente de Dios. Hoy el rostro del otro manifiesta la crisis en que vive el hombre en pleno siglo XXI.
50.- La antropología y la sociología van a mostrar nuevas formas de relación entre Dios y los hombres.
51.- Hoy Dios está en el nuevo discurso de la ultramodernidad, de la absoluta tecnocracia; hoy vivimos una nueva tecnologización del mundo. Aun ahí cabe la pregunta por Dios.
52.- Mientras existan hombres con creencias, la pregunta por Dios seguirá persistiendo.
53.- La sombra del Dios muerto de Nietzsche cubre nuestra vida (¿cómo es o quién es el dios muerto de Nietzsche?).
54.- Hoy el hombre vive en crisis en sus instituciones. Las instituciones que legitimaban lo sagrado hoy son puestas en duda. Hoy la crisis lleva a nuevas formas.
55.- Hoy se vive una tecnologización más allá de lo imaginable. Es la ultramodernidad y la ultratecnologización. El nacimiento de la tecnociencia es la fe que aun mueve muchas formas de pensamiento. Aun se espera, en algunos sectores, el perfeccionamiento, por medio de la técnica, como forma de mesianismo.
56.- La imagen y semejanza de Dios en el hombre es puesta en duda actualmente. El pesimismo nietzscheano es una crítica, no al Dios bíblico, sino al dios o ídolo que se presentaba en ciertas ideas sobre Dios. Si Dios muere, el hombre muere.
57.- Los filósofos, como los profetas, critican todo sistema, porque los sistemas deshumanizan la vida. La muerte de Dios es una metodología de crítica liberadora…
58.- La muerte de Dios es muy pronto y de forma muy apresurada. Si Dios muere, muere el hombre, y lo único que nos queda es el superhombre, y ante una tecnología casi infinita, quizá el superhombre se relacione con una tecnología divinizada.
59.- La posmodernidad es la crítica a esos dioses o ídolos que son creados y recreados, que son adorados, pero que también entran en descomposición.
60.- La teología y la filosofía deben dar respuestas, pero si ellas callan o guardan silencio, ¿qué nos queda? (quizá el surgimiento de una nueva forma de pensar, un nuevo conocimiento, una nueva disciplina) Los dioses hoy, en su creación y recreación, parecen máquinas, pero, ¿cómo puede llegar a ser compatible un Dios de vida con una máquina? ¿Cómo se relacionaría la máquina con la revelación? (tal vez aquí entre en juego la crítica que hemos llamado deus ex machina).
61.- Para entender lo que es el hombre en sí mismo, no bastan todos los textos del mundo, siempre hay algo que se nos escapa. El significado verdadero se encuentra en constante fuga.
62.- El hombre es un fenómeno, algo que sale a nuestro encuentro y que trato de entender, pero entenderlo desde mi propio ser de hombre. En este caso, el hombre puede ser un misterio, desde la perspectiva de lo sagrado, y puedo guardar silencio ante la posibilidad de entenderlo, o tratar de interpretarlo. Pero debo recordar que reinterpretar es comenzar a perder de vista el verdadero significado. Entonces recurro a dos cosas: “¿qué es el hombre para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre para que lo visites?”. Lo otro es: recordar que en Babel, primero, el pensamiento y la capacidad de conocer se quebraron, mi lenguaje o lengua se confundió, por tal motivo, me será imposible conocer qué es el hombre en sí mismo. Babel, entonces permite que el otro surja como conflicto cognitivo y se vuelva un posible cognoscible.
63.- Todo lo que se diga de Dios y del hombre está lejos de describirlos en su ser en sí. Nuestros mundos lingüísticos están limitados y todo queda fuera del horizonte de conocimiento, sin embargo.
64.- Desde Nietzsche y Heidegger: ¿Dios estorba al pensamiento? El hombre ahora piensa a Dios, pero no ya en su ser verdadero, sino desde el mito.
65.- Purificar la idea de Dios es imposible, sobre todo porque el hombre se encuentra, de frente, con un concepto: el pensamiento del vaciamiento, que no permite jamás permanecer en la misma idea de nada, mucho menos en una idea fija de Dios.
66.- La palabra de Dios, después de Babel, es un balbuceo, como la voz de Moisés; es imposible que abarquemos una Palabra que construye el cosmos. Este problema de Babel hace que surja una pregunta: Después de Babel, ¿es posible que aun la palabra humana pueda abarcar la Palabra de Dios, ya que la Palabra de Dios al siguiente instante se nos escapa?
67.- En resumen: Hoy el mundo se ha transformado, Dios aun habita en él, pero el hombre tiene nuevos pensamientos que construyen nuevos paradigmas. La muerte de Dios, pronunciada por los filósofos, y antes que ellos, por los profetas, es la muerte de una idea de Dios, no del Dios verdadero, ya que Dios aun habita en el rostro y el lenguaje del otro. ¿Cómo vamos a pensar a Dios en un mundo en crisis? ¿Cómo pensaremos en Dios en un mundo posindustrial, ultratecnologizado? La posmodernidad es una perspectiva crítica que puede permitir la creación de esos paradigmas necesarios para replantear la relación de Dios con el hombre en un mundo que ha dejado de existir, pero que al volver a existir, continúa su proceso de desvanecimiento, es decir, un mundo que se deconstruye. ¿Podemos criticar este mundo y profetizar qué surgirá ahora, cuando la muerte de Dios ha sucedido y por ende la muerte del hombre y todo ha vuelto a resurgir, pero ya se encuentra en proceso de descomposición?
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