ENSAYO (1): DIGRESIÓN EN TORNO AL LENGUAJE

El ser humano, el hombre, para comunicarse, tiene el lenguaje, conformado por las palabras y otros signos. Pero hay cosas que van más allá y que no pueden ser explicadas por esas palabras.
Le llamamos "rojo" al color rojo, pero, ¿cómo puede ser llamado con ese nombre un color? E incluso, ¿cómo puede llamarse "color" el color? ¿Qué lo nombra? ¿Por qué llamarlo así? Designarle una palabra.
De cierta forma, se desconoce, en sí, qué es el color rojo, y qué es el color. La palabra color es un simple intento de explicar ciertas cosas que aparecen, o se manifiestan, ante nuestros ojos. Ya después viene el intento de nuestra mente por saber realmente qué es eso que está frente a nosotros. Nuestros pensamientos -otra palabra- trabajan, actúanm funcionan, para entener lo que nos rodea. De cierta forma es llamado todo, para entenderlo.
Pero los nombres, las palabras que utilizamos para explicar algo son meros intentos para aprehender la cosa en sí. Y de hecho, la cosa en sí, tal como es, sin tener que recurrir a la idea de que está conformada por una naturaleza o esencia, ahí está, frente a mis ojos, y "tocada" por mis "sentidos". Pero cuando eso que se manifiesta a mis ojos y mi percepción, mi sensibilidad, es explicado, interpretado, pensado, en ese momento existe una separación -no abismal, sino absoluta- y se manifiesta la imposibilidad del acercamiento del lenguaje a la cosa, y de la cosa al lenguaje.
Puedo grabar la cosa en mi memoria y será una imagen; entonces mi imaginación -el lugar en donde se guarda la imagen- comenzará a trabajar por pensarla. "Esa cosa es dura", podríamos decirlo por la textura que no permite a mi mano un movimiento libre sobre su superficie; o decimos que es "suave" por la textura que se experimenta. Cuando pienso en un algo, en una cosa, y para señalarlo le doy la palabra, ya comienzo a alejarme de ese algo o esa cosa. Decir "Dios" nos aleja de su realidad, de la realidad divina. Qué es "Dios", ya pensarlo, aun por medio de sus atributos, me estoy alejando de esa realidad y no sé qué es "Dios", qué es en sí mismo.
Le llamamos "Dios" a aquello que concebimos como el símbolo de la omnipotencia, de la hermosura, de la gloria, de un algo o de una cosa -de un "Dios"- que habita en su mismidad por sí mismo. ¿Qué es la mismidad por sí misma? Preguntarnos no implica respondernos. En el caso de "Dios", es pensar y explicar lo único que puede ser posible decir, aun sabiendo que es imposible abarcar toda la verdad: "Dios" está separado, y es en sí mismo, de forma absoluta. Es absolutamente Otro frente al Todo. ¿A qué le llamamos Todo? A lo que nos rodea y concebimos como algo existente.
"Dios" es en sí mismo, de tal forma, tan radical y absolutamente, que la palabra Dios no explica en lo más mínimo lo que realmente es Dios. Ni decir "Él" nos hace contemplarlo, o entenderlo, porque "Él" implica el género masculino, y Dios va más allá de generalidades. Así, Dios -o, desde ahora, usemos la línea- es decir, [ ____ ] ni siquiera puede ser experimentado; lo que se experimenta no puede ser [ ____ ] sino cualquier otra cosa, cualquier objeto de esta realidad. [Las coordenadas de Narnia, Neverland o Wonderland se ubican fuera de la realidad, tanto como el ciberespacio y Dios mismo, así que todos estos elementos pueden ser designados, en su ubicación y en su sentido, con la línea].
Tampoco puede ser pensado, porque, ¿cómo pensar [ ____ ]? Si se piensa, eso que se piensa ya no es la cosa, el objeto, es cualquier otro objeto o cosa. O se piensa el vacío, o la nada, e incluso la nada, si se piensa, ya es algo, o si se piensa en sí misma, no puede ser encontrada, y el pensamiento sobre la nada se encuentra en el margen del pensamiento. Pero pensar [ ____ ] frente a la nada, la nada deviene cosa pensada.
Como podemos observar, [ ___ ] no puede ser pensado, ni sentido, ni experimentado, pero con esto no intentamos poner en difa su existencia, su esencia, su ser y su estar, pero incluso [ ____ ] va más allá del ser y el estar y el existir. Entonces, ¿cómo lo vemos? ¿Cómo lo encuentro? ¿Cómo puedo "atraparlo" en mis pensamientos, en mis oraciones, en mis palabras? [ ____ ] está absolutamente separado en sí mismo, y va más allá de nuestro creer y nuestro increer. Pero viene al hombre, llega a sus pensamientos, por lo que llamaríamos, "voluntad propia" de sí mismo. Este es un un elemento de [ ____ ] que es nombrado a partir de lo que en nosotros llamamos "voluntad".
Decíamos, [ ____ ] viene a nosotros por pura voluntad, porque quiere, porque le place, porque está más allá de nosotros y nuestros deseos. Y en su ser se encuentra tanto esa voluntad de venir hacia nosotros, como de no hacerlo. Esto es, entonces, lo que podríamos llamar su "Soberanía". Es Soberano y hace las cosas tal y como las ha planeado. Donde le place, como le place, cuando le place, sobre quien le place.
Ante un [ ____ ] de esta forma, ¿qué se puede pensar, o como llegar a pensarlo? ¿Cómo podríamos reflexionar en torno a un Ser libre en sí mismo? Es parte de nuestra imposibilidad -incluso nosotros no podemos habitar más allá de nuestra propia existencia-, la imposibilidad de abarcar un ser de esta magnitud, de esta forma. Acercarnos a él, con nuestras propias fuerzas, es imposible. ¿Cómo se puede acercar uno a [ ____ ] que es imposible ubicarlo? Únicamente podemos esperar, y confiar, que es [ ____ ] que viene a nosotros, que es [ ____ ] quien toma la iniciativa, que llega al hombre y se entrega. Desde la perspectiva de Lévinas -aun cuando él sí utiliza el término "Él" y "Dios"-, [ ____ ] llega al pensamiento, y, pensemos, es por eso que podemos tener noción de [ ____ ]. Pero no sólo llega al pensamienro, sino que su huella -la huella de [ ____ ] en nosotros- está en el hombre. El rostro del hombre, lo que lo identifica, aquello que lo hace manifestarse, y no necesariamente el rostro es la cara, diría Lévinas, sino incluso una mano, la espalda, y la cara, junto con alguna obra de sus manos, habita en la huella de [ ____ ].
¿Qué es la línea que ponemos, o qué deseamos que signifique? Representa la palabra "Dios", pero no deseamos utilizar esa palabra, sino que la sustituímos, no por otra que sea similar, sino por un signo, como es la línea que estamos usando. Y lo hacemos en el sentido de lo que la línea, como signo, asigna. La línea puede dividir, puede ser un intersticio, una nulidad, que separa dos "lugares"; la línea fronteriza que puede ser la división entre dos estados, municipios, países, o cualquier otro lugar geográfico, está presente en un lugar casi nulo, casi inexistente, casi ausente. La línea entre la locura y la cordura, igualmente es delgada, e incluso se corre el riesgo de no llegar a ser en qué momento se ha pasado por encima de ella, desapareciendo. La línea, incluso, es más desvanecida y corta que la palabra "línea".
Hablar de "Dios", y utilizar una línea, es utilizar un sentido amplio; por un lado, la línea sustituye a Dios, sin desaparecerlo, sino que lo significa, lo nombra sin nombrarlo lo presenta sin hacerlo presente, y es ausente sin ausentarse del todo. Por otro lado, en el texto, Dios, en la línea, está presenta sin presentarse del todo, y esto permite que la escritura siga teniendo la coherencia que necesita -¿un espacio en blanco desaparecería a Dios del todo, y del escrito mismo, o por el hecho de llamar "espacio" al lugar que ocupa ese lugar sin escritura, ya podemos decir que ahí está presente, de forma ausente, Dios?-; la línea permite la coherencia de la idea y el hombre puede ser explicado. Y es más, al momento de explicar la huella de Dios en el hombre, y de usar una línea para significar a Dios, estamos haciendo una metáfora gráfica de la huella de Dios en el hombre.
Pero [ ____ ], que viene al hombre, que en el mito hebreo y judeocristiano, creó a Adán y a Eva; los creó del polvo de la tierra, soplando "dentro" de ellos aliento de vida, y siendo, hombre y mujer, almas vivientes. La tierra, de la cual se forma el cuerpo de ambos, viene a ser el "lugar" en que es "depositado" el aliento de vida; y esto del "aliento de vida", también puede ser visto en sentido metafórico, y pensar que, no sólo el soplo de [ ____ ] dá vida, sino que es aquello que constituye al hombre y a la mujer como seres vivientes. Es decir, aquí la concepción hebrea y judeocristiana está resolviendo el problema del ser, de la esencia, puesto que el ser que tiene el hombre, viene de [ ____ ]; el ser de un Ser mayor, absoluto, y así, continuamos la perspectiva de la huella.
Pero al mismo tiempo problematiza, porque el ser del ser viviente viene por ese soplo divino, pero ese soplo, al jacer al hombre un ser viviente, un alma viviente, también nos muestra el pensamiento. Diríamos, el pensamiento es parte de la fragilidad y casi nulidad -como la línea, y más que ella- del soplo, del aliento divino. El soplo produce viento o espíritu. Esto nos lleva a lo siguiente. Si el pensamiento como la esencia, proviene de ese "soplo", que no puede ser juzgado como un gran soplo, sino en el único sentido en que tanto el pensamiento como la esencia -¿de qué lugar procede?- pueden ser entendidos como metáfora o como imagen para tener una perspectiva, de tener por lo menos una idea sin tener que llegar a la imposibilidad de pensar la cosa en sí misma; entonces nos encontramos de frente con la dificultad absoluta de saber la verdad o desocultar lo que realmente pudo haber pasado, y esto nos lleva a la imposibilidad de llegar a manifestar el origen de nuestra esencia -si acaso hay una esencia, o naturaleza, humana- y de nuestro pensamiento -es misterioso el hecho de que el hombre piense, porque la psicología, y otras disciplinas pueden hablar acerca del pensamiento, pero no pueden saber el origen de esta función que hasta ahora podemos decir, sin afirmar, le pertenece al hombre; decimos decir sin afirmar porque no podemos pensar en el pensamiento de un animal o un insecto, pero no podemos afirmar, tampoco, que no lo tengan.
Entonces, esta solución al problema del origende nuestro pensamiento y esencia, es una solución limitada a cierto grupo humano, aquel que crea y practique la religión judía o cristiana, pero no puede ser una solución final. Está limitada, como decimos, a ciertas personas, y ésta limitación es la metáfora y el signo de la imposibilidad de conocer a las cosas tal como son, y mayor aun de conocer a [ ____ ].
Siguiendo con el mito de la creación del ser humano, es [ ____ ] quien "baja" al "huerto" y es [ ____ ] quien llama al hombre y a la mujer, y es [ ____ ] quien pregunta por su lugar -¿En qué lugar te encuentras tú?- y así, es [ ____ ] quien viene al pensamiento del hombre. Pero veamos una idea. El hombre piensa, y como tal, habla; el lenguaje, modo complejo de comunicación, sirve para la comunicación entre los seres humanos. Hablamos de la construcción de las palabras en frases y oraciones, pero además, del lenguaje que no lleva palabras, siendo complejo en relación a los animales, aun cuando podríamos dudar de ello. El lenguaje es el que nos permite la comunicación entre nosotros. Pero este lenguaje, que es el reflejo del pensamiento, se va a traducir en palabra escrita, y ya encontramos los tres niveles de comunicación, o mejor sería decir, de expresión y reflexión. Reflexión, expresión y comunicación. [ ____ ], que viene al hombre, según el mito que venimos observando, dá el pensamiento y la esencia por medio de su "soplo", de ese soplo o viento o espíritu, y así, el hombre es un alma viviente que se refleja en el pensamiento. Pero después, ese pensamiento se expresa en palabras habladas, en el lenguaje, tanto hablado como escrito. El pensamiento es la reflexión y como seres humanos separados de los animales, pensamos en los otros y nosotros mismos -hacemos abstracción de nuestro propio ser-, pero también, y ahí está el hecho de que [ ____ ] viene al hombre, porque podemos pensar en [ ____ ], aunque sea de forma indirecta. El habla será la comunicación entre otros semejantes, pero se expresará en la escritura, y así, vemos el orden que estamos trabajando.
En el mito, el hombre pierde esa relación directa con Dios; directa no porque el hombre llegara a Dios, sino porque Dios venía al hombre. Al "salir" del "huerto", cuando inicia el "tiempo", dado que en el huerto no había tiempo como en el que vivimos, Dios deja de ser Dios directo con ellos; el pensamiento de Dios lo pierden, y ahora comienza a existir como [ ____ ] en relación con ellos.
No estamos manejando el mito como algo real, por eso es que lo llamamos mito, pero tampoco decimos que no sea verdad. Es "verdad" en ciertos niveles. Porque la verdad, como desocultación de algo que se encontraba escondido, la podemos aplicar aquí, no porque verdaderamente estemos desocultando el origen del hombre, sino porque sacamos a la luz una historia mítica que puede dar una respuesta, ni falsa ni verdadera, sino simplemente una respuesta, y un medio de reflexión en torno a nuestro pensamiento. Decíamos que el pensamiento fue dado por [ ____ ], y que así era como el hombre se podría comunicar. Era [ ____ ] quien venía al pensamiento. Pero llegó un momento en que el hombre rompió esa relación con [ ____ ], y [ ____ ] se alejó, no de [ ____ ] ni del hombre, sino alejarse en el sentido de "ocultarse", del estado de "a simple vista" en que se "mostraba" cada día en el huerto. El hombre quedó con el pensamiento, el lenguaje y la escritura, los tres elementos que hemos dicho son de la comunicación.
Sigue siendo [ ____ ] el que tiene que venir al pensamiento para que el hombre pueda percibir algo radical, totalmente distinto de todo lo que experimenta, incluso de él mismo. Que se ha experimentado a través del tiempo en diferentes formas. Pero [ ____ ] sigue oculto, donándose al hombre, y este lo expresa. [ ____ ] le dio la tarea de nombrar todo; había un nombre original para cada cosa, que el hombre había puesto. Pero cuando [ ____ ] se aleja del hombre, el pensamiento queda, pero todo lo mandado por  [ ____ ] deja de ser sustentado en la originalidad, puesto que [ ____ ] mismo ya no sustenta todo, sino que ahora todo existe porque existe la huella de [ ____ ] en todo lo otro, incluso en el hombre mismo, y de hecho, porque el hombre existe en sí mismo, es por eso que decimos que la huella de [ ____ ] permanece en él. Es así como el hombre pierde de vista el nombre original de todo, pero en si pensamiento, lenguaje y escritura se refleja ese antiguo trabajo, de nombrar todas las cosas. Palabras como "realidad" o "cosa en sí", es el reflejo de que alguna vez el hombre supo el nombre verdadero, ahora perdido, de todo lo que le rodea. Incluso él mismo se autonombra; "hombre", "ser humano", "persona", "homo sapiens", no son otra cosa que el reflejo de la necesidad de encontrar el hombre verdadero, pero el nombre permanece oculto. Y así continuará.
No afirmamos el "pecado original", puesto que en sentido real, no creemos que exista. Ni tampoco creemos que, en sentido real, haya sido verdad el mito de Adán y Eva, sino que utilizamos estos elementos no-teológicos, no-filosóficos, para el fin de toda nuestra reflexión. Más adelante, en el Génesis, se encuentra el relato de la Torre de Babel. Otro relato bíblico necesario para nuestra explicación. Ahí encontramos que el hombre aun conserva un sólo lenguaje, los restos del lenguaje original que tenía en el "huerto" y que servirá de comunicación entre [ ____ ] y el hombre. Estos restos de lenguaje original es lo que queda de la Primera Comunicación. El hombre construye la Torre y [ ____ ] dispersa a todos, destruye aun más su lenguaje y lo restaura para que cada uno formara un nuevo grupo. No es clara la explicación. Aclaremos un poco la idea.
El hombre tiene restos de la lengua original, y puede comunicarse. Son varios hombres, con un lenguaje en común. Entonces deciden que se construirá una Torre. Esa Torre es el intento de afirmarse a sí mismos, de ser ellos mismos, en sí mismos, sin relación "visible" con [ ____ ]. Pero [ ____ ] "desciende" y "ve" la Torre. Es ahí donde, en términos derridianos, se deconstruye el lenguaje primero. Los desmonta desde su origen, desde su ser mismo, los destruye para reconstruirlos. Sabemos que los diferentes idiomas se piensan y se hablan muy diferente entre ellos. Es así como [ ____ ] va hasta el origen mismo, al pensamiento, y trastorna el ser del lenguaje, la palabra como casa del hombre, en que el hombre habita. Todos son esparcidos por toda la tierra, y la fragilidad de su conocimiento, de su razón, de su pensamiento, se fragiliza aun más.
Esta pérdida de su pensamiento original, de su lenguaje y escritura -dice que en aquel tiempo tenían un mismo lenguaje, y mismas palabras y vocablos- viene a ser alejamiento del hombre de sí mismo. Es [ ____ ], entonces, el absoluto comunicador en el pensamiento del hombre; ese pensamiento aun contiene la huella de [ ____ ] y es por eso que el hombre inventa, porque está "metida" en su ser la labor de nombrar, es decir, pensar, hablar, escribir, construir, investigar, conocer -no contradiciendo a Nietzsche, aunque eso es afirmar demasiado, en el hecho de que el conocimiento es la invención del hombre y él mismo es su propia invención; el mundo real se ha vuelto fábula-, la gran fábula que es el mundo, que es la realidad, que es la verdad, es la invención humana como reflejo de esa búsqueda por su origen perdido, que jamás podrá encontrar, y que será el sueño de su razón. Pero, entonces, ¿cómo es posible que el hombre se llegue a conocer a sí mismo? ¿Cómo es posible que se puedan conocer a los otros que lo rodean? ¿Cómo conoce Adán acerca de Eva?
El hombre se conoce a sí mismo por la autoreflexión, por pensar-se, por pensar acerca de sí mismo. Pero como ya hemos señalado, el pensamiento ya no contiene el verdadero ser de las cosas, su verdadero nombre, así es que el hombre, al pensarse no se piensa, o lo que piensa no es él. No se engaña, y sí se piensa a sí mismo, pero de otra forma; el pensamiento no está perdido del todo, contiene la huella de aquello que una vez fue, y en la huella permanece algo del que alguna vez fue; llega a ese algo, no, a decir verdad, nunca llega, sólo llega a su orilla, a un extremo, jamás llega hasta donde se encuentra ese algo que se encuentra reflexionando. Permanece en el borde, y desde ese lugar mira aquello que fue. Aquí cabe señalar otro mito bíblico. Moisés, como el drama de un hombre imposibilitado a llegar a conocer la cosa tal como es.
Moisés ha permanecido fiel a Dios, y en el camino acontece que "peca" contra Dios. Al final de su vida, Moisés no verá la "tierra prometida", sólo será un sueño, un pensamiento acariciado, mas nunca conocido realmente. La mirará de lejos, pero no entrará en ella. Como Moisés, el hombre que piensa de sí mismo, que se piensa a sí mismo, no se piensa, o no piensa su verdadero ser, el original, y de hecho, es imposible que llegue a pensarlo. El pensarse es el "mirar la tierra prometida" de lejos, sin jamás entrar por sus puertas. Por eso, conocer de sí mismo no sería correcto, sino simplemente decir "se piensa", y lo que piensa no se puede afirmar que sea lo verdadero del que se piensa. Entonces, ¿es imposible que uno mismo llegue a conocerse? ¿Cómo puede ser que uno mismo se conozca si ya hemos dicho que es imposible llegar al conocimiento de sí mismo? Por medio de experimentación de sí mismo, de su autopercepción. Yo soy yo porque permanezco en mí, y tal vez lo que pienso no me haga ser, porque un pensamiento es limitado, pero sé que soy yo porque me siento. Pero, ¿realmente me siento? ¿Realmente yo soy el que siente, me siento a mí mismo?
Hablar de [ ____ ] ya no da garantía, porque los mitos que hemos trabajad han mostrado la imposibilidad del hombre por llegar a saber, primero de [ ____ ] y después del hombre mismo -qué es- y que [ ____ ] mismo ha sido quien "destruyó" y "construyó", es decir, deconstruyó de otra manera el ser del hombre. Es decir, que [ ____ ] viene al pensamiento, y deconstruyéndome ya no es garantía para afirmar que yo soy y que me sienta.
Entonces, ¿cómo se conoce a sí mismo el hombre, es decir, aquel que se conoce a sí mismo? No se conoce más que de forma indirecta, o tal vez de forma hiperdirecta; por medio de saberme cansado, enojado, triste, es decir, por medio de sentirme. Decimos hiperdirecto, porque el cansancio o el enojo llegan a mi propia percepción venida de mi propio cuerpo. El pensamiento no se ha embotado absolutamente, por eso es que hay huellas de que este que siente y que siento que siente, porque lo que siento lo siento en mi propio cuerpo, puedo afirmar que soy yo, aun cuando ya decir “yo” corresponde no al “yo original”, ya que lo original se ha perdido, lo que llamo “yo” realmente no se llama “yo”, sino otro nombre que ya no conozco. Pero utilicemos la palabra “yo” para referirnos a nosotros, a mí mismo; utilicemos las palabras para no dificultar más nuestra investigación poética.
Yo me experimento, esto que siento en mí, en mi cuerpo, con mi carne, tengo que ser yo, porque lo siento hipercercano, es decir, en mí de forma automática y absoluta. Pero veo al otro, al que está afuera de mí, y no experimento sus emociones, sensaciones, pensamientos, ni nada suyo –el otro siempre será el totalmente otro- no experimento nada suyo más que su cuerpo, porque ni aun su carne, si pienso como lo hace el autor del libro Encarnación. La carne es el medio para experimentarme, y podría decir que yo soy mi carne, y soy carne.
¿Cómo, pues, experimento al otro? No como espejo, como si me reflejara, pero sí lo experimento por la carne que está en mi cuerpo. El otro sale a mi encuentro; el otro está ahí, y puedo decir que ocupa un espacio. Al encontrarme con el otro, es una violencia hacia mi propio ser, hacia mi identidad[1], porque es un choque de la existencia, es decir, en lo que está ahí. Yo soy un existente, él es un existente, los dos mantenemos una búsqueda por el origen, pero es una búsqueda ciega; la violencia de los existentes es tanto como la violencia de los ciegos de la novela de Saramago –Ensayo sobre la ceguera-, donde hay ciegos que llegan a matar a otros ciegos por lograr sobrevivir.
La supervivencia, no del más fuerte, ni del más apto, sino la simple supervivencia por la sensación de sí mismos, por la profunda experimentación de sí mismos, experimentación muy cara al hombre ante la desesperación de llegar al verdadero conocimiento del hombre de todo; esta supervivencia es intrínseca al hombre por la necesidad de atarse al último rasgo, o al último vestigio de lo que alguna vez fue; y se adhiere más fuerte a la vida, a lo que llamamos vida, ante la profunda separación, la profunda soledad y separación de ____, del sí mismo y de los otros; pero este atarse a la existencia, tal como si fuera, en palabras de Cioran, una tentación de existir, amenazados por la muerte, la locura o la nada, es a causa de la huella de ____ que aun persiste, sin ser jamás destruida, en el hombre.
El encuentro con el otro es violento, es violencia para el propio ser; es el resultado del origen y de la esencia ya perdidos. Y en la violencia surge el conocimiento. No hablamos de un conocimiento sistemático, filosófico, teológico o científico, sino del simple resultado de enfrentarnos al otro, en esa violencia que es intrínseca a todo encuentro entre dos que no son los mismos.
Decimos conocimiento, no en el sentido de la invención de nombres, categorías, conceptos, etc.; conocimiento en el sentido nietzscheano de la invención que el hombre nace para luego inventar la ciencia, lo científico. Tampoco hablamos de conocimiento en el sentido del conocimiento original, del saber los verdaderos nombres y conocer a Dios.
Hablamos de conocimiento en el sentido de utilizar esta palabra para referirnos a algo que acontece en el interior del hombre; una percepción de lo que viene desde fuera y lo recibe su carne, la carne que es él mismo. Así, el otro llega a “nosotros” por nuestras sensaciones; llega a nosotros por sus acciones: se “presenta” en el “horizonte” en que nosotros “estamos” y “somos”, ante nuestros ojos, lo vemos, lo sentimos, y ese es el conocimiento. Nos cae mal o sentimos pasión por él, lo amamos u odiamos, ya después viene la palabra que lo nombre, pero esto hasta que lo pensemos.
Si decimos que amamos u odiamos al otro, y hablamos de violencia cuando nos enfrentamos con el otro, ¿a qué forma de violencia nos estamos refiriendo? Al hecho de que sea lo que sea que experimentemos por el otro, no somos los mismos, ya nos hemos movido de donde nos ubicábamos, del lugar que habitábamos. 




[1] Aun cuando utilicemos las palabras propio ser, identidad, no hacemos uso de ellas en términos de la originalidad, sino en términos de la invención que de sí mismo hace el hombre, o sea, como la artificialidad, ficción o virtualidad de esa verdad. Una verdad no verdadera, sino inventada.

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