Fragmento VIII...

Antes de salir del campo conviene recordar a los jugadores de sombra, los que se quedaron en el camino, con los huesos o los nervios rotos, aquejados por las variadas circunstancias con que los días preparan su asedio. Ellos, los nunca vistos, fueron tan necesarios como las líneas blancas que separan las letras en los libros.

Juan Villoro, Dios es redondo

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