POESÍA: DIOSA POEMÁTICA

Sexto eco de una poesía beatnik perdida

Iluminada te encuentras por el sol y te veo como una virgen preciosa. Cual piedra que encierra secretos veo tu alma y tu corazón y tu mente y tú eres así. No es tanto que te ame sino que de tu interior irradias belleza. Busco tu esencia entre ceja y ceja de tu rostro. Como un fantasma de mil años te apareces ante mí. Tan pura, tan limpia, tan inmaculada. Primera parte. La segunda parte es el momento en que te tomo entre mis brazos y ya no te dejo ir porque me eres indispensable. Vaya, mujer, ¿qué me has hecho que hasta el día de hoy te sigo queriendo? No creas que seguiré escribiendo poemas de amor, este se va a quedar en el tintero. El eterno retorno de lo mismo te hace regresar todo el tiempo y te veo asomada al abismo de mi alma. Miras mis ojos y no ves nada. Ya se han apagado, se cerraron, porque ya se cansaron de mirar. Y todavía no, aun no, siempre no... cien veces no... pero aun así, estás en mi memoria. Eres la única mujer que habita los confines de mi mente y la fantástica poesía que brota desde mis dedos hasta el papel que se mancha con la tinta...

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