Postulado # 51 ars poetica sobre Babel ii
Tengo un año, aproximadamente, intentando escribir un ensayo acerca de Babel, aquella torre mítica de la que se narra en la Biblia, pero no he podido construir el edificio de la investigación. En algún momento, dentro de la carrera, me di cuenta que mi escritura era muy dispersa, que cada vez que intentaba escribir con rigor filosófico algún ensayo, el pensamiento no me permitía trabajar de modo que pudiera consolidar la información. Es posible que esto ocurra con mi ensayo de Babel.
Tengo suficiente material, tanto en libros, como en artículos de periódicos, además de todos los archivos que he guardado en el disco duro de la computadora. Tal vez forme algo diferente al ensayo, pero no creo poder construir, tampoco, un cuento. No podría trabajar con un diario, y no me llama la atención formular poesía. Menos que un ensayo de filosofía o teología, menos que una narración o algo que tenga que ver con la literatura. Pero posiblemente tome prestado, de Sergio Pitol, la forma de construir sus novelas, y no necesariamente escribir el ensayo de Babel aparte de lo que ya estoy escribiendo ahora mismo. No, esa no es mi intención, sino que, por medio de esta forma de escritura, con fechas, a modo de diario, sin ser un diario, pueda armar un texto que funcione para entrelazar todas las ideas que he tenido dispersas en la superficie de mi pensamiento, y entonces, puede ser, en algún momento, que el rigor venga al texto, o puede ser que no.
Tal vez lo que busco es construir un estilo híbrido, donde se entrecrucen todas las ideas que tengo, que me obsesionan. Porque, ¿cómo podría unir la lucha libre, una de mis obsesiones, con la literatura japonesa, otra de mis obsesiones? Y no es obsesión en el sentido de tener todos los libros, de, por ejemplo, Kawabata o Mishima, sino la simple unión de la literatura de estos autores con algunos apuntes sobre la lucha libre. La única forma de unir estos dos elementos, que de momento se presentan, ante mis ojos, como diferentes en su estructura y esencia, sería por medio de dibujar un estilo híbrido y darle libertad a mi pensamiento, a mi imaginación, a un lenguaje que pueda unir los dos puntos.
¿Podría estar, en el mismo plano textual, Superman con Kant? Hemos visto que sí, puesto que Umberto Eco trabajó el mito de Superman en su libro Apocalípticos e integrados, y en algún momento encontramos otro libro, del mismo autor, Kant y el ornitorrinco, y la sorpresa es encontrar que son reflexiones realmente serias, con un rigor académico impresionante, y sin embargo no se pierden en reflexiones inútiles, o sin sentido, sino que se vuelven realmente iluminadoras para aquellos que nos interesan los cómics, los textos sobre lingüística, la construcción del conocimiento y otros puntos más.
¿Podríamos pensar en Batman como un superhombre nietzscheano? Y para eso recurriríamos a las anotaciones que se hacen sobre el Señor de la noche en revistas especializadas en cómics.
El intento de esta investigación ha sido encontrar un lenguaje común de todos los materiales que ya tenemos guardados en el cajón, en el librero, en la computadora, en fotocopias, y en otros lugares más. He coleccionado pinturas de diferentes autores, ya sea Picasso, Dalí, Velázquez, y otros más, que en algún momento, pensé, me podrían llegar a servir para analizar las imágenes, y el lenguaje que se utiliza en ellas, como es el caso del estudio-ensayo que Foucault realiza acerca de Las Meninas, y que además, en un ensayo-conferencia de Daniel Defert, encontramos todos los otros pintores por los que se interesó el autor de Las palabras y las cosas.
Por qué La torre de Babel, se preguntarán muchos cuando lean el título de este trabajo, y mi explicación podría ser más o menos como sigue: me parece que la torre de Babel es el suceso que marcó la historia de la humanidad; en lo personal creo que dicha narración es parte de un mito, o, sí ubicamos el texto en el lugar correspondiente, que es Génesis 11: 1-9, nos daremos cuenta que es un texto que, posiblemente, tenga la característica de estar fuera de lugar. En el desierto de todo el Génesis, de momento aparece en el horizonte la torre de Babel, que parece fuera de contexto. Pero no, todo tiene una explicación, y también este mito. Debo decir que lo que escriba en este momento, no lo estoy sustentando en ninguna averiguación previa, como si ya de antemano me hubiera puesto a buscar cómo sustentar esta opinión, sino que, después de leer, encontré ese punto, que llama la atención al primer instante, siempre que prestemos atención. Pero volviendo a la justificación, Babel es un momento, mítico, claro, pero es un momento que nos puede permitir un número ilimitado de lecturas, y después de Babel, pienso, todo lo que existe es que llegó a existir.
Explico: Babel es un suceso en el que el lenguaje es confundido. Pero no solamente el lenguaje, es decir, el habla, como se piensa, sino el lenguaje en el sentido del ser del hombre. Si no mal recuerdo, Heidegger nos dice que el hombre habita en la palabra, la palabra es su ser, y su ser, del hombre, viene de la palabra; la palabra que nombra, la palabra que construye la ontología humana, la palabra que mantenía existiendo al hombre, es decir, el ser-palabra, en el momento de Babel, es confundido, pero esta confusión no es pensar que todos los hombres ya no supieron nada y, como sorprendidos, huyeron, no, sino que, ante la confusión del lenguaje, los hombres, si interpretamos el mito, se dispersaron, tal como dice en el pasaje, es decir, comenzaron a existir hacia el mundo. Antes de Babel, la palabra que el hombre tenía era una palabra que nombraba todas las cosas reales, naturales, tal como son las cosas; una palabra que verdaderamente cobraba existencia en las cosas, y las cosas eran las palabras. Pero después de Babel, esa capacidad de nombrar se perdió, y ahora, nombramos todo por medio de una palabra artificial. Y esta palabra artificial da a luz cosas artificiales, es decir, todo lo que hoy vemos desciende de Babel. Hoy, todo lo que nos rodea, viene de Babel.
La ropa, los automóviles, todas las cosas; la literatura, la filosofía y la teología. Incluso la Biblia, proviene de Babel. Somos descendientes de ese suceso, que también es el suceso de Caín, cuando venimos de Caín, como un ser caído. Babel, pues, da a luz a la cultura, a la construcción del mundo, a la construcción de nuestro medio, la construcción de nuestro pensamiento. Incluso en Babel, al perderse nuestra verdadera palabra, aquella que era nuestro ser, aquella que nos guiaba para nombrar y dar ontología, entonces, tal suceso, da como resultado que somos seres artificiales, nosotros, sí, nosotros mismos en nuestra esencia, la cual ya no existe, en nuestra naturaleza, la cual ya se ha perdido. Babel, pues, va más allá de la pérdida de una palabra hablada, que se podría pensar era el idioma. Babel habla del ethos, del daimon, del pensamiento verdadero, y aquí entra un concepto que me ha guiado todo este tiempo para pensar en Babel, y es la idea del pensamiento del vaciamiento. Ante la frase “pensé con mi pensamiento”, yo creo que lo correcto sería decir, después de Babel, “pensé con un pensamiento totalmente otro, pensé con un pensamiento que ya no es mi pensamiento, y que no creo que se acerque al verdadero pensamiento”.
Me parece que esta primera reflexión o anotación sobre el ensayo virtual que es Babel se torna un tanto teológica y filosófica, porque es una pregunta por el ser, pero no estamos visitando, aun, ni haciendo anotaciones, de ningún filósofos ni algún teólogo. Y la pregunta por el ser se refleja en lo que en el anterior párrafo ya estaba escribiendo, pensar con otro pensamiento, escribir una escritura que ya no lo es, actuar como hombres que dejaron de ser hombres, dejar de pensar en una humanidad para pensar en otra humanidad; el lenguaje ya no es lenguaje, todo nuestro ser deja de ser un ser para transformarse en un ser artificial. Es por eso que, el símbolo del cyborg, hasta ahora, me ha sido muy importante. Pero no solamente el cyborg, sino todos aquellos seres que reflejan la artificialidad humana: ya sea el robot, el cyborg, el androide, el humanoide, el replicante, el tecno-humano, el neo-humano, y otros más que, a lo largo de lo que se escriba en este ensayo-texto literario-anotaciones, harán que se explique de mejor forma el resultado de Babel sobre el ser del hombre.
El hombre, entonces construye su ontología, y dicha ontología se constituye de palabras, por tal motivo, esta ontología-lenguaje es tan artificial como el robot que tiene alma. La ontología humana es, pues, una ficción del lenguaje del mismo hombre.
Seguiré, pues, rescatando información. Ya tengo todos los elementos, únicamente me falta ordenar todos para que se forme un edificio del pensamiento, que no dejará de ser artificial.
Tengo suficiente material, tanto en libros, como en artículos de periódicos, además de todos los archivos que he guardado en el disco duro de la computadora. Tal vez forme algo diferente al ensayo, pero no creo poder construir, tampoco, un cuento. No podría trabajar con un diario, y no me llama la atención formular poesía. Menos que un ensayo de filosofía o teología, menos que una narración o algo que tenga que ver con la literatura. Pero posiblemente tome prestado, de Sergio Pitol, la forma de construir sus novelas, y no necesariamente escribir el ensayo de Babel aparte de lo que ya estoy escribiendo ahora mismo. No, esa no es mi intención, sino que, por medio de esta forma de escritura, con fechas, a modo de diario, sin ser un diario, pueda armar un texto que funcione para entrelazar todas las ideas que he tenido dispersas en la superficie de mi pensamiento, y entonces, puede ser, en algún momento, que el rigor venga al texto, o puede ser que no.
Tal vez lo que busco es construir un estilo híbrido, donde se entrecrucen todas las ideas que tengo, que me obsesionan. Porque, ¿cómo podría unir la lucha libre, una de mis obsesiones, con la literatura japonesa, otra de mis obsesiones? Y no es obsesión en el sentido de tener todos los libros, de, por ejemplo, Kawabata o Mishima, sino la simple unión de la literatura de estos autores con algunos apuntes sobre la lucha libre. La única forma de unir estos dos elementos, que de momento se presentan, ante mis ojos, como diferentes en su estructura y esencia, sería por medio de dibujar un estilo híbrido y darle libertad a mi pensamiento, a mi imaginación, a un lenguaje que pueda unir los dos puntos.
¿Podría estar, en el mismo plano textual, Superman con Kant? Hemos visto que sí, puesto que Umberto Eco trabajó el mito de Superman en su libro Apocalípticos e integrados, y en algún momento encontramos otro libro, del mismo autor, Kant y el ornitorrinco, y la sorpresa es encontrar que son reflexiones realmente serias, con un rigor académico impresionante, y sin embargo no se pierden en reflexiones inútiles, o sin sentido, sino que se vuelven realmente iluminadoras para aquellos que nos interesan los cómics, los textos sobre lingüística, la construcción del conocimiento y otros puntos más.
¿Podríamos pensar en Batman como un superhombre nietzscheano? Y para eso recurriríamos a las anotaciones que se hacen sobre el Señor de la noche en revistas especializadas en cómics.
El intento de esta investigación ha sido encontrar un lenguaje común de todos los materiales que ya tenemos guardados en el cajón, en el librero, en la computadora, en fotocopias, y en otros lugares más. He coleccionado pinturas de diferentes autores, ya sea Picasso, Dalí, Velázquez, y otros más, que en algún momento, pensé, me podrían llegar a servir para analizar las imágenes, y el lenguaje que se utiliza en ellas, como es el caso del estudio-ensayo que Foucault realiza acerca de Las Meninas, y que además, en un ensayo-conferencia de Daniel Defert, encontramos todos los otros pintores por los que se interesó el autor de Las palabras y las cosas.
Por qué La torre de Babel, se preguntarán muchos cuando lean el título de este trabajo, y mi explicación podría ser más o menos como sigue: me parece que la torre de Babel es el suceso que marcó la historia de la humanidad; en lo personal creo que dicha narración es parte de un mito, o, sí ubicamos el texto en el lugar correspondiente, que es Génesis 11: 1-9, nos daremos cuenta que es un texto que, posiblemente, tenga la característica de estar fuera de lugar. En el desierto de todo el Génesis, de momento aparece en el horizonte la torre de Babel, que parece fuera de contexto. Pero no, todo tiene una explicación, y también este mito. Debo decir que lo que escriba en este momento, no lo estoy sustentando en ninguna averiguación previa, como si ya de antemano me hubiera puesto a buscar cómo sustentar esta opinión, sino que, después de leer, encontré ese punto, que llama la atención al primer instante, siempre que prestemos atención. Pero volviendo a la justificación, Babel es un momento, mítico, claro, pero es un momento que nos puede permitir un número ilimitado de lecturas, y después de Babel, pienso, todo lo que existe es que llegó a existir.
Explico: Babel es un suceso en el que el lenguaje es confundido. Pero no solamente el lenguaje, es decir, el habla, como se piensa, sino el lenguaje en el sentido del ser del hombre. Si no mal recuerdo, Heidegger nos dice que el hombre habita en la palabra, la palabra es su ser, y su ser, del hombre, viene de la palabra; la palabra que nombra, la palabra que construye la ontología humana, la palabra que mantenía existiendo al hombre, es decir, el ser-palabra, en el momento de Babel, es confundido, pero esta confusión no es pensar que todos los hombres ya no supieron nada y, como sorprendidos, huyeron, no, sino que, ante la confusión del lenguaje, los hombres, si interpretamos el mito, se dispersaron, tal como dice en el pasaje, es decir, comenzaron a existir hacia el mundo. Antes de Babel, la palabra que el hombre tenía era una palabra que nombraba todas las cosas reales, naturales, tal como son las cosas; una palabra que verdaderamente cobraba existencia en las cosas, y las cosas eran las palabras. Pero después de Babel, esa capacidad de nombrar se perdió, y ahora, nombramos todo por medio de una palabra artificial. Y esta palabra artificial da a luz cosas artificiales, es decir, todo lo que hoy vemos desciende de Babel. Hoy, todo lo que nos rodea, viene de Babel.
La ropa, los automóviles, todas las cosas; la literatura, la filosofía y la teología. Incluso la Biblia, proviene de Babel. Somos descendientes de ese suceso, que también es el suceso de Caín, cuando venimos de Caín, como un ser caído. Babel, pues, da a luz a la cultura, a la construcción del mundo, a la construcción de nuestro medio, la construcción de nuestro pensamiento. Incluso en Babel, al perderse nuestra verdadera palabra, aquella que era nuestro ser, aquella que nos guiaba para nombrar y dar ontología, entonces, tal suceso, da como resultado que somos seres artificiales, nosotros, sí, nosotros mismos en nuestra esencia, la cual ya no existe, en nuestra naturaleza, la cual ya se ha perdido. Babel, pues, va más allá de la pérdida de una palabra hablada, que se podría pensar era el idioma. Babel habla del ethos, del daimon, del pensamiento verdadero, y aquí entra un concepto que me ha guiado todo este tiempo para pensar en Babel, y es la idea del pensamiento del vaciamiento. Ante la frase “pensé con mi pensamiento”, yo creo que lo correcto sería decir, después de Babel, “pensé con un pensamiento totalmente otro, pensé con un pensamiento que ya no es mi pensamiento, y que no creo que se acerque al verdadero pensamiento”.
Me parece que esta primera reflexión o anotación sobre el ensayo virtual que es Babel se torna un tanto teológica y filosófica, porque es una pregunta por el ser, pero no estamos visitando, aun, ni haciendo anotaciones, de ningún filósofos ni algún teólogo. Y la pregunta por el ser se refleja en lo que en el anterior párrafo ya estaba escribiendo, pensar con otro pensamiento, escribir una escritura que ya no lo es, actuar como hombres que dejaron de ser hombres, dejar de pensar en una humanidad para pensar en otra humanidad; el lenguaje ya no es lenguaje, todo nuestro ser deja de ser un ser para transformarse en un ser artificial. Es por eso que, el símbolo del cyborg, hasta ahora, me ha sido muy importante. Pero no solamente el cyborg, sino todos aquellos seres que reflejan la artificialidad humana: ya sea el robot, el cyborg, el androide, el humanoide, el replicante, el tecno-humano, el neo-humano, y otros más que, a lo largo de lo que se escriba en este ensayo-texto literario-anotaciones, harán que se explique de mejor forma el resultado de Babel sobre el ser del hombre.
El hombre, entonces construye su ontología, y dicha ontología se constituye de palabras, por tal motivo, esta ontología-lenguaje es tan artificial como el robot que tiene alma. La ontología humana es, pues, una ficción del lenguaje del mismo hombre.
Seguiré, pues, rescatando información. Ya tengo todos los elementos, únicamente me falta ordenar todos para que se forme un edificio del pensamiento, que no dejará de ser artificial.
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