Cuentos del mundo fantástico: Un ser absolutamenteasombroso...


Cuando el científico y mago trataba de construir una nueva máquina creadora de seres indecibles, encontró en su biblioteca fantástica el libro de otro mago y científico que vivió antes que él. Sus páginas describían las fórmulas mágicas y científicas, además del material, para crear seres artificiales, mágicos, imaginarios, o indecibles. Pero el autor de dicho libro había inventado una máquina espaciotemporal-orgánica, y después de crearla, la instalación fue dentro de su propia mente, para poder viajar a través del espacio y del tiempo, ya sea por medio de sus recuerdos o de su imaginación o incluso de sus sueños. El mago y científico del presente construyó una máquina idéntica a la anterior, pues había materiales que no existían en el mundo real o sobre el mundo, y la creación de los seres se volvía imposible. Pero al final pudo construir dentro de su mente una máquina mejor que la anterior, y logró conformar el ser más fantástico que nadie hubiera podido formar nunca: los ojos fueron creados del material de sueños tomados de la superficie lunar de un planeta distante; la boca fue formada a partir del material que el ciberespacio dejaba esparcido por todo el mundo; el cuerpo quedó listo a partir de las entrañas de gusanos que corrían dentro de las visiones nocturnas. Ante los ojos, el complejo ser aparecía como formado del tejido de los sueños de infinitos duendes y hadas. Al final, la mente de este ser maravilloso, e imposible para toda lingüística, fue tomada del polvo mágico que recorren mundos artificiales y ficticios. Pero únicamente pudo vivir dentro del pensamiento de su creador, porque en el mundo real no había espacio para él.
A todos aquellos que lean esto les decimos: no deben preocuparse, porque todas las noches su creador baja a través de sus sueños para dar de comer al increíble ser, además de que siempre juegan a lo que solamente pueden jugar los seres absolutamenteasombrosos…

Comentarios

Entradas populares de este blog

ENSAYO: ASÍ HABLÓ ZARATUSTRA, DEL HOMBRE SUPERIOR, NIETZSCHE