Postulado # 94 Babel que se extiende al infinito (segundo)

Aun cuando la realidad es otra, y el robot jamás llegará a desarrollar vida dentro de sí mismo, la ficción, o ciencia ficción, nos puede permitir un número infinito de posibilidades de pensamiento para intentar reflexionar en torno al pensamiento de un robot, y de que este personaje artificial pudiera llegar a desarrollar sentimientos genuinos, y que llegara, incluso, a desarrollar las mismas pasiones que los seres humanos tienen: amor, celos, ira, tristeza, etc. Pero, ¿qué tiene que ver esta reflexión en torno al ciborg y nuestra intención de pensar en la torre de Babel? Es nuestra intención llevada al límite a partir de Babel. Babel puede significar la lucha que existe entre Dios y los hombres, porque fue, de primer momento, la desobediencia humana, lo que llevó a Dios a la destrucción del lenguaje original, para dar paso a la creación de un nuevo lenguaje. Era un lenguaje original destruido y nacía un lenguaje artificial. Este lenguaje artificial permitía una nueva decodificación de los pensamientos, de las palabras, de las acciones, de todo aquello que conformaba al ser humano. Incluso en este lenguaje artificial una nueva concepción sobre Dios inicia en el ser humano. Es decir, el lenguaje original permitía un cierto tipo de pensamiento –que hoy ya no podemos definir- y, en el lenguaje artificial, otro pensamiento surge. Así, el hombre es totalmente otro de lo que fue originalmente. Los hombres, en Babel, mutaron en otros seres; eran otra forma de hombres. El hombre es su palabra, su lenguaje; en su palabra se muestra su ser, lo que conforma su ser. En la palabra habita el hombre, y si su palabra, su lenguaje, es confundido, destruido, transformado en lenguaje artificial, podríamos decir, que el hombre es destruido, y se transforma en un ser artificial. Lenguaje y pensamiento se encuentran íntimamente relacionados, y quiere decir que sus pensamientos han sido transformados. Todo en el hombre cambia. Entonces, todos los hombres se extendieron sobre la tierra; llenaron el planeta. Pero podemos pensar que no abandonaron Babel, sino que construyeron sus ciudades teniendo la torre como centro. Se extendieron, construyeron las grandes urbes, las grandes ciudades, pero Babel se podía ver. De hecho, en esta gran ficción, los hombres han vuelto a Babel, una y otra vez, construyéndola, reconstruyéndola, deconstruyéndola, hasta que ha quedado totalmente cambiada de lo que fue en su origen. Una torre distinta, artificial, llena de colores y sonidos, formas, nuevas estructuras. Han escrito sobre ella, cada libro parte de ella; ella es hermosa, una carne metálica perfecta. ¿Qué es Babel? Pensar en la torre nos lleva a hacernos muchas preguntas; pero esta es la más importante, qué es ella. Hoy habitamos en ella más que nunca antes, y hacemos toda clase de esfuerzos por extenderla aun más. Pero ya no creemos que es el símbolo de la desobediencia humana sobre el mandato divino, sino que hoy sabemos que es parte de nuestra esencia, de nuestra forma de ser de cada uno, de la alteridad que reina en este mundo. Somos muchos seres humanos pensando, sintiendo, trabajando, hablando, construyendo y viviendo de formas variadas. Nos extendemos en un horizonte casi infinito; nuestra vista se pierde cuando queremos ver dónde termina ese horizonte, pero los horizontes son eso, el lugar imposible de contemplar.

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