La realidad, los saberes y los sabores...


A Jenny Piñera
que me inspiró estas líneas


¿Cuál es su nombre? – preguntó el doctor al paciente.
Michel Umberto – le dijo el hombre joven.
¿De dónde provienen o por qué se llama de esa forma? – cuestionó nuevamente el médico.
Pues verá, mi padre es fanático de dos autores, Umberto Eco y Michel Foucault; ha juntado sus libros filosóficos y las novelas del primero, y aunque sé que no suenan muy bien juntos, no importa, pensando en mis nombres, y leyendo a los dos autores, me gusta la idea. – Le dijo el paciente, con cierta mirada llena de orgullo, tanto por su padre como por llevar esos dos nombres de filósofos tan ilustres.
¿Cuál de los dos autores le gusta más? – cuestionó nuevamente el médico.
Realmente los dos – contestó rápidamente el hombre joven.
Y dígame, ¿para qué ha venido a visitarme? – preguntó el doctor, ya mirando al hombre joven directo a los ojos – se ve muy cansado.
Mire doctor, tengo un problema, no he podido dormir desde hace como un mes. No he dormido bien, bueno, no, no he dormido como antes. Verá, últimamente he tenido unos sueños muy extraños, en todos ellos suceden cosas diferentes, pero tienen un hilo conductor, como si fuera, cada sueño, la continuación del anterior. ¿Qué puede ser? – cuestionó muy preocupado el hombre joven.
No me dice gran cosa de los síntomas, porque todos tenemos sueños extraños; es más, no hay sueño que sea normal. Intente especificar más qué sucede. – Le contestó el médico de forma cortante.
Bueno, seré más específico. Uno de mis sueños… es raro… es que… no encuentro las palabras. ¡Uno de mis sueños tenía sabor! ¡Sentí como si probara un chocolate blanco! No que comiera chocolate, no, sino que todo mi sueño tuvo el sabor del chocolate blanco; incluso desperté con sabor a chocolate blanco – explicaba el hombre joven con una voz que se notaba angustiada.
Eso es realmente interesante. Un sueño con sabor a chocolate blanco. Continúe describiendo los sueños – pidió el doctor, mientras hacía algunas anotaciones.
Otro sueño tuvo sabor… no me creerá, pero parecía el sabor de un hot cake, ¡con todos y la mermelada de fresa! – casi gritó el hombre joven; estaba tan desesperado que su voz se escuchaba a punto de quebrarse en llanto.
Sabor a hot cake con mermelada… de fresa… y dígame, ¿qué hacía en su sueño? – cuestionó ya sorprendido el médico.
Pues caminaba en un bosque con árboles – dijo el hombre.
¿Sentía paz, tranquilidad, calma? – cuestionó el médico.
Pues a decir verdad, sentí calma cuando vi el lago y los peces, antes no – le respondió el hombre joven.
Vaya… veo que el agua y los animales le producen los sueños sabor hot cakes con mermelada de fresa. ¿Qué soñaba cuando sintió el sabor a chocolate blanco? – preguntó el médico.
Bueno, cuando soñaba el chocolate blanco de hershey estaba viendo… – se detuvo el hombre.
Pero eso es muy interesante, ¡soñaba con una marca específica de chocolate! – gritó entusiasmado el doctor.
Sí, ¿no le comenté? Bueno, le explicaba que cuando sentía ese sabor, lo que estaba observando era un gran cielo azul, apacible, con nubes y aves volando … – se quedó a medias el hombre porque el doctor lo interrumpió.
Pero entonces, ¿la paz del sueño de hot cake es parecida a la paz del sueño de chocolate blanco? – preguntó interesado el médico.
No, porque el cielo azul y las aves eran una parte, lo que me produjo ese sabor fue que en la tierra había muchos animales y todos ellos estaban llenando el mundo. Cada animal se comía a un ser hombre y en el lugar del ser humano quedaba un animal. Creo que a mi primo se lo comió un chango – terminó de explicar el hombre joven que ya podía observarse nervioso porque no recordaba perfectamente lo que sucedía en el momento exacto de sentir el sabor.
Pues todo eso es muy interesante. Pero veamos, ¿qué otros sabores ha llegado a soñar? – indagó el doctor.
Pues he llegado a tener sabores como de tacos al pastor, en otra ocasión fue como de arroz con leche, papas fritas, helado de vainilla; un día fue un sabor a Coca Cola, y ayer tuve el sabor de nuez en pedacitos. ¿Cree que me estoy volviendo loco doctor? – preguntó el hombre con verdadera preocupación.
Yo no diría que se esté volviendo loco. Un día yo estaba soñando que un amigo me visitaba y fue tan agradable la plática que tuvimos, que desperté con un dulce sabor de boca, pero al momento caí en la cuenta de que ese sabor dulce no era otra cosa que el sabor del pan con azúcar que había comido momentos antes de quedarme dormido. – Explicó el doctor de forma muy tranquila, pero sus ojos señalaban lo contrario; estaba frente a un genio o un loco.
Pero doctor, yo no como nada antes de dormir. No tomo leche ni café ni té ni pan de dulce, nada, y sueño tan dulce que ya me estoy preocupando.
Pues por lo que veo, el sabor del hot cake con mermelada de fresa es el significado de la paz, y el del chocolate blanco de hershey es una ligera preocupación profética. ¿Qué le produjo el sabor de tacos al pastor?
La intimidad del cuerpo de mi pareja.
¿El arroz con leche?
La sonrisa de un niño.
¿Papas fritas?
Cuando vi una computadora.
¿Las papas fritas llevaban catsup?
Con la computadora no, pero con catsup fue una pecera lo que vi.
¿Catsup y queso derretido?
Con queso derretido observé una pantalla de televisión.
¿El helado de vainilla?
Creo que estaba observando cómo cocinaba mi madre.
¿De qué marca era el helado?
Nestlé.
¿Ha soñado otras marcas aparte de la Nestlé?
Holanda.
¿Qué vio con la holanda?
Algunos superhéroes.
¿Qué otros sabores ha soñado?
Fresa, limón, chocolate, napolitano, frambuesa.
¿Fresa?
Árboles.
¿Limón?
Tortugas.
¿Chocolate?
Que puedo volar.
¿Napolitano?
Edificios. Específicamente arquitectura y estética post apocalíptica.
¿Frambuesa?
Ahí estuve leyendo algunos cuentos de dibujos japoneses.
¿Uva? ¿Ha soñado sabor uva?
Solamente una vez.
¿Qué soñó en esa ocasión?
Le cambiaba a la televisión todo el tiempo y sin sentido.
¿La Coca Cola era dietética, normal o de otro sabor?
Pues cada Coca Cola es un sueño diferente. Con la de dieta era espía, con la normal me transformé en otra persona.
¿Y dijo nuez en pedacitos?
Sí, pero no una sola nuez; cada pedacito ha sido un sueño distinto, y llevo unos 5 días soñando cada pedacito, y mire que fueron casi 100 pedazos.
Pues su caso no es normal, pero tampoco puedo decir que usted se encuentre enfermo. ¿Ha soñado alguna cosa fuera de los sabores? – preguntó el doctor.
He soñado algunos sonidos, los veo ya sea verdes, blancos, rojos, azules, todo en un fuerte color metálico. Pero cada color y cada sonido tienen un sabor, creo que todo cae siempre en algún sabor – concluyó el hombre joven un tanto decepcionado, porque se daba cuenta que no se podía escapar de los sabores.
Pues le voy a recetar estos calmantes, que va a tomar 5 minutos antes de dormir, y le darán un sueño profundo, así que podrá escapar de los sabores – y comenzó a hacer la receta, mientras el hombre joven se veía al espejo sintiendo que estaba teniendo un poco de fiebre.
Venga en una semana y me comentará si ha sentido mejoría – se levantó el doctor y le dio la mano despidiéndolo.
Gracias doctor, volveré el próximo lunes, espero poder salir de esta situación – dijo el hombre joven y salió del consultorio.
El doctor se quedó pensando en todos esos sueños extraños a causa del sabor y comenzó a estudiar las diferentes situaciones de cada sabor. Después cerró el consultorio y se fue a su casa.
A la semana volvió el hombre joven, que aun tenía el rostro cansado y sus ojos se veían aun peor.
No le resultó la medicina, ¿verdad? – preguntó el médico en cuanto tomaron asiento.
No, realmente no, y creo que mis sueños se han empeorado, porque ahora he tenido muchos sabores más y ahora mismo, incluso la realidad me sabe a algo. ¿Acaso era algún estimulante el que me recetó? – preguntó con voz molesta el hombre.
No, era medicina para hacerlo dormir. Dígame, ¿qué sabor tiene esta plática?
A café americano.
¿Mi voz?
Caldo de pollo.
¿El escritorio?
Sabe como a sal de uvas.
Vaya, pues su caso es muy grave. No creo que exista una cura. Tendrá que vivir con los sabores, porque mis pastillas no contenían medicamento, eran simples pastillas sabor cereza. Mejor vaya a su casa e intente dormir y disfrute del sabor que esta noche pase por su mente, y piense en que cada sabor de cada pedazo de la realidad será un nuevo conocimiento, porque no encuentro otra cura – dijo el doctor que despidió en la puerta al hombre joven.
Pues lo intentaré doctor. Muchas gracias por todo. Espero soñar pronto con pescado empapelado o por lo menos con un cóctel de camarones – y salió hasta desaparecer de la vista del médico.
Señorita, pase al siguiente paciente, por favor – pidió a la secretaria.
Buenas tardes doctor, vengo a visitarlo porque me he sentido muy mal – dijo el nuevo paciente.
¿Qué es lo que le sucede? – preguntó interesado el doctor, pero sin prestar mucha atención, ya que seguía pensando en el hombre joven con sueños y realidades de distintos sabores.
Pues verá, llevo días que al observar a las personas al rostro, parece que en su frente se está transmitiendo algún programa de televisión. Y no es todo, hace unos días, en un niño, mejor dicho, en su frente, estuve observando que pasaron una película. ¿Cree que sea muy grave? Porque, no es tanto que vea la película en la frente del niño, sino que es una película que ya había visto por televisión – dijo el paciente nuevo al doctor, con ojos angustiados.
¿Qué programa ve ahora mismo en mi frente? – preguntó el doctor, ya tranquilo, porque recordaba que su posgrado lo había realizado en casos especiales de enfermedades mentales.

Cuando el doctor atendió al último paciente del día se fue a su casa; al llegar, saludó a su mujer y a sus hijos, y se metió al baño. Observó su rostro en el espejo, se miró los ojos, se tocó la frente, sacó la lengua y al final sonrió. Todo seguía igual. Si en algún momento hubiera visto que tenía carne en lugar de escamas, habría jurado que estaba completamente chiflado. Pero no. Gracias a Dios, su piel continuaba con esas escamas de pez japonés que podía sentir en todas las personas que lo rodeaban y por las que se había enamorado de su esposa.


Cuernavaca, Morelos
2 de enero de 2008

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