La magia de las hadas...

Entonces el hada se posaba sobre la hoja mágica y con sus manos tocaba el rostro del viento que llevaba su voz hacia el pensamiento del niño que vivía en el mundo de los hombres reales. El niño un día pudo ver dibujado en el viento el rostro del hada y nunca más olvidó los ojos de aquel pequeño ser que vivía escondido en la imaginación, en los pensamientos más profundos, y que se despertaba al anochecer y volvía a dormir cuando el sol había vuelto a levantarse en el horizonte del mundo…

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