EL MUNDO MÁGICO EL MUNDO DE LO MÁGICO: Ciencia, magia y tecnología. El Mago...


“El mundo verdadero se ha transformado en fábula”
Nietzsche



Me parece que cerca de aquí se encuentra una persona, escribiendo un ensayo de lo más extraño, porque quisiera abarcar todas las cosas, pero no sabe cómo empezar, ni qué escribir, mucho menos cómo finalizar –dijo el mago, mirándome a los ojos, mientras explicaba lo que había escuchado, y otra bocanada salía de entre sus labios–. A decir verdad, no creo que sea apropiado lo que él trata de hacer, ya que nadie puede abarcar la realidad en un solo texto.

Pero, ¿no te parece que pudiera lograrlo? Digo, quizá en su texto se encuentre hablando de un sueño, y en ese sueño estén incluidas todas las cosas, y no tenga necesidad de nombrar cada una de ellas. Creo que de ese modo podría lograr su objetivo –le repliqué al mago, ya que yo mismo tenía la idea de abarcar, un día, en un solo cuento, todas las cosas, como hacía Borges a cada línea de sus cuentos.

Tienes razón, pero, dime cómo puedes saber que existe algo si no lo nombras. No tiene fundamento real, no existe –me contestó el mago, ya un poco desesperado por la insólita imagen de una persona queriendo abarcar una obra absoluta.

Sé que no tendría sentido real, pero, ¿estás de acuerdo que no estamos hablando de algo real, sino de un texto, literatura, ficción, falsedad, invención? –le objeté al mago, sintiendo ya para ese momento simpatía, y curiosidad, por aquel texto que, en lo personal, me parecía fantástico.

Dejé al mago por un momento y salí a caminar. Necesitaba comprar una pluma, un cuaderno y colores. Había decidido comenzar a dibujar en este tiempo, y el pensar en aquel texto increíble me daba ideas suficientes. ¿Podría dibujar animales fantásticos, seres mágicos o metafísicos, imposibles de pensar en la realidad, seres inimaginables? Mis dibujos, pensé, pretenden expresar algunas ideas que tengo desde hace tiempo, pero que no sé realmente cómo iniciar. Quisiera dibujar primero a los animales que siempre se nombran, animales clásicos de la literatura: el unicornio, el fénix, la sirena, el dragón; todos esos seres que únicamente han vivido en la imaginación de las personas por miles de años.

Tal vez se me ocurra algún cuento acerca de lo fantástico; podría incluso pensar en un mundo diferente al que experimentamos. Sí, puede ser el momento en que inicie mi labor de escritor. Pero quiero empezar por los dibujos, y quizá después comience con los cuentos. De ser posible, al dibujar, trataré de hacer algunas imágenes de nuevos seres fantásticos. ¿Cómo he de llamarles? No lo sé por ahora, pero no importa. Ya algo se me ocurrirá.



El mago continuaba fumando y pensando. Ya era bien entrada la tarde y aun no iba a su laboratorio. Era una persona diferente a todas las que conocí, ya que no era solamente un mago, también era un científico. Rara combinación. Científico y mago. Y además de eso, utilizaba la tecnología. De hecho, todo lo que construía era mitad científico y mitad tecnológico. Todas sus máquinas utilizaban mecanismos, dispositivos, armamento de metal, pero su fuente de energía se basaba en la magia que el mago les inyectaba. Como si fueran objetos que adquirieran vida propia por quién-sabe-qué-poderes-mágicos venidos de algún dios y que el mago había logrado conocer, escuchar y descifrar sus palabras. Esto hacía especial a este ser que yo llamaba mago y científico, nombres que él no consideraba apropiados para utilizarlos. “¿Cómo te debo llamar, entonces?” “No sé, pero mago o científico no, llámame como quieras. Yo simplemente soy yo”.

El mago tenía unos libros realmente asombrosos donde estaban contenidas todas las ciencias, las artes, las tecnologías y los hechizos del mundo donde él vivía anteriormente. No sé a ciencia cierta cuántos años tiene, pero él ha vivido en más de un mundo, y este, en el que ahora nos movemos tú y yo (tú que me lees y yo que te cuento esta historia), es uno de tantos mundos que ha visitado, pisado, habitado, transformado, entendido, y quizá, visto morir. Pero vuelvo a sus libros. Los tiene de todas las formas, grandes, pequeños, con muchas páginas, con pocas páginas. Encuadernados, empastados, cuadernos de anotaciones, libretas enteras; tiene más libros y cuadernos de notas que ropa. Pero sobre todos tres son sus cuadernos que le sirven de base para todas sus ideas, reflexiones, pensamientos e intentos de construcciones científico-mágico-tecnológicas. Él les llamad, respectivamente, El Cuaderno rojo, El Cuaderno azul y El Cuaderno amarillo. En cada uno de ellos tiene escrito algo especial. En uno tiene todas las máquinas que ha construido hasta el momento. En otro todas las fórmulas científicas para construir dichas máquinas. En el último tiene las fórmulas mágicas para hacer funcionar toda la maquinaria.

No olvidemos sus libros, que son realmente espectaculares. Uno de ellos (tiene infinidad de libros, así que solamente quiero comentar aquellos que recuerdo) tiene información para crear seres mágicos, seres imaginarios y seres inimaginables. Otro tiene las fórmulas secretas para crear universos, sistemas solares, estrellas y otros objetos espaciales. Otro más tiene fórmulas suficientes para crear varias veces este mundo, con todas sus leyes, sus habitantes, sus objetos, en definitiva, crear varias veces el mundo tal como es. Un libro contiene la fórmula secreta para crear seres reales, seres humanos, hombres y mujeres, de todo tipo, y otro más tiene la fórmula secreta para crear seres reales, pero de otros mundos, de otros planetas. Un libro, que realmente me asusta, tiene el secreto de cómo crear todas las energías que nos rodean. Un libro, que es de color negro y que él mantiene escondido dentro de, lo que él llama “fuera-del-tiempo-y-del-espacio”, tiene por título, “Creación del En sí mismo”, cualquier que sepa de qué hablamos, sabrá qué es lo que ese libro puede crear.

Como pueden ver, el científico-mago que conozco es un ser que abarca más allá de la imaginación. A decir verdad no recuerdo de dónde viene ni cuándo llegó, pero desde que llegó, todo en el mundo (el mundo que yo conozco y dentro del cual vivimos tú y yo, tú que me lees y yo que te escribo) se fue transformando, a causa del poder tan grandioso que este ser posee dentro de su ser, si no es que él mismo es lo que transforma el mundo, y quizá deba escribir, los mundos, que fueron, que son y que han de ser. Por eso es que se vuelven tan difícil es las discusiones con él. Pero, ¿el científico-mago parece, a simple vista, un ser fantástico, extraordinario, suprametafísico? No, de ninguna manera. Come, duerme, ríe, se cansa, camina, habla, piensa, ama, extraña, odia, todo lo que hacemos nosotros, los seres humanos; tampoco tiene un cuerpo diferente, extraordinario. Lo ves, y nada fuera de lo normal está en él, de hecho, yo sé que él es fantástico porque conozco lo que hay en su cabeza al ver qué clases de libros posee en su biblioteca infinita, y conozco su taller, donde construye sus máquinas científico-mágicas. Si no, ahora mismo no te estaría contando que él es un ser mágico y científico, venido del más allá de lo imaginable.


¿Has visto mis lentes? No encuentro mis lentes y necesito colocar una de las piezas más delicadas –me preguntó el mago, justo al salir de su taller-laboratorio.

¿Cómo son tus lentes? –le pregunté.

Son de forma normal, pero tienen diferentes cristales que se pueden intercambiar, porque te muestra diferentes dimensiones de lo que estás trabajando en ese momento, y no tienes que mover tanto la cabeza. De hecho esos lentes me ayudan a no moverme del mismo sitio mientras construyo la máquina. Por favor, necesito saber dónde están –fue lo que me comentó y pensé que esos lentes debían costar una fortuna y que podrían facilitarle al ser humano muchos años de evolución tecnológica.

Creo que no los he visto, pero quizá los encuentres en tu taller, en algún lugar, ¿no crees? –fue lo único que se me ocurrió decirle, mientras lavaba los trastes de la comida y escuchaba un poco de música.

Bueno, creo que seguiré con mi trabajo –me gritó al volver a su laboratorio–. ¡Ya los encontré, gracias por la recomendación, estaban sobre el banco!

No era la primera vez que los perdía. Esos lentes multidimensionales habían estado perdidos más de una vez dentro de su laboratorio. Sin esos lentes le era imposible pensar el mundo, ya que con ellos leía, trabajaba, incluso leía el periódico, porque esos lentes le permitían leer todas las páginas al mismo tiempo. Eran una maravilla, debo admitirlo, porque en un santiamén sabía lo que un libro de ciencia o de magia decía, así no se tardaba todo lo que nosotros tardamos al leer un libro. Y lo importante, es que esos lentes le permitían leer todo al mismo tiempo y a su vez, él podía experimentar todas las emociones en un instante. ¿Cómo los construyó? No lo sé, cuando llegó a este mundo ya los traía, pero parece que esos lentes existen desde antes que él mismo existiera como hoy existe.

Pero lo mismo pasaba con sus auditivos, que eran una especie de audífonos que le permitían escuchar todas las cosas al mismo tiempo; tenía su voz-artificial, que lo mismo le permitía hablar con un hombre de un país que con un hombre de otro país. Pero el objeto más fantástico era el que le ayudaba a pensar, porque ese le podía hacer prestar atención a todas las cosas por un momento y le permitía filtrar toda la información a grandes velocidades, y al final podía darme una respuesta cercana a la respuesta última. Lo que quiero dar a entender es que él tenía un objeto que le permitía multiplicar todos sus sentidos, tanto el olfato, como la vista, como el oído, el gusto, el tacto, y a su vez le permitía alcanzar un pensamiento absoluto, un lenguaje absoluto, un conocimiento absoluto. Tenía un objeto para cada cosa que necesitara. Incluso decía que no podía escribir libros por volúmenes o tomos, ya que era tanta la información que manejaba, que le sería imposible manejarla, porque en sus cuadernos había veces que con un solo símbolo resumía todo un pensamiento o cientos de páginas de sus libros, así que, mejor se olvidaba de escribir algo, porque nadie en el mundo comprendería jamás nada. Pero si se quitaba todos esos objetos, automáticamente dejaba de tener esas capacidades tan asombrosas y se volvía un humano común y corriente. Después de esos momentos que llamaba absolutos comenzaba a sentir un hambre casi tan absoluta como sus imágenes.

Comentarios

Entradas populares de este blog

ENSAYO: ASÍ HABLÓ ZARATUSTRA, DEL HOMBRE SUPERIOR, NIETZSCHE