ENSAYO: DE CÓMO SE ENCUENTRA LA MUJER COMO IDEA

A veces uno tiene que utilizar la poesía o la filosofía para explicar ciertas cosas, ciertos sucesos en la vida de uno mismo.

En este caso quiero explicar cierta presencia. Son de esos momentos en los cuales no sabes cómo fue que sucedió, pero el resultado ya lo estás viendo.

De momento su ser se muestra ante tus ojos y ya no sabes qué está pasando. Pueden ser mil cosas, e incluso puedes inventar que viste un fantasma, o que un ángel se apareció ante tu mirada. Pero no puedes negar que esa aparición, como tú la llamas, te ha gustado. Su alma se ha desocultado, y su ser ante ti se muestra tal cual, o bueno, no tal cual, porque sabes que no hay seres que se muestren tal cual. Y a eso lo llamas una fenomenología de lo más extraña.

Unos ojos primero que te miran, unos labios que te habla, posiblemente una nariz que te huele. Oídos que te escuchan. Y viene lo peor, viene lo más peligroso: el tacto... Manos que tal vez toman tus manos o que te sujetan el brazo, y en ese momento ya no sabes qué hacer.

Entonces tú, en la sinceridad de tu lenguaje manifiestas la profundidad y la realidad de tu ser, y tu presencia se muestra tal cual, bueno, como dijimos, no hay nada que sea tal cual, todo está maquillado, pero al menos, por un momento, sientes que lo que estás tocando es real, es verdadero, y hasta le llamas por su nombre... y te contesta.

Y entonces le pones nombre: magia primera, aparición de un ente, el ser en el mundo ante ti, el ser ahí, como sea, le llamas como sea, pero sabes que no hay vuelta atrás, y entonces decides que eso que ves no es ninguna aparición.

Pero sucede lo más terrible: te besa. Un beso puede significar dos cosas: o que te quiere, simplemente, o que ya jamás van a dejarse ir, aunque en algunos momentos puede significar... qué se yo, lo sabe bien aquel o aquella que han sido besados.

Pero ahí está, ese ser ante ti, una existencia purificada por tu mirada, un objeto inconocible que se deja conocer, una subjetividad infinitamente grandiosa, una locura demasiado cuerda, un ser que entre todos los seres es el ser de los seres...

Y entonces continuas hablando y escuchas que hay respuesta, y vuelves a mirar esos ojos que te miran, y te sientes un poquito conectado, y ves que ese ser es maravilloso, que irradia algo especial, que se siente su calor que surge de lo más profundo, y bueno, ¿qué más se puede decir de esa magnífica, maravillosa, increíble, sustancialmente esencial presencia aparecida a causa de su desocultación? Pues nada, y lo más gracioso...

...solamente te la encontraste por un momento y ya le estás haciendo filosofía y ya le estás haciendo una poesía y ya sientes que Dios mismo bajó a la tierra...

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