ENSAYO: NUEVAS REALIDADES Y MUNDOS POSMODERNOS

Quisiera revisar todos los libros de todas las bibliotecas, y quisiera que todas las bibliotecas habitaran en mi mente, que todo fuese ordenado en mi pensamiento y que con sólo desearlo mi memoria recordara hasta la última cita, la última frase, aquella última palabra que nadie ha pronunciado aun pero que está por existir (siempre hacia adelante).

Quisiera que el lenguaje de los sueños fuera el que describiera la realidad, y que cuando dijera una palabra, esta significara aquello que comenzara a existir en el mundo. ¿Cuál es la lingüística de los sueños? ¿En qué idioma soñamos? ¿Hemos soñado que hablamos idiomas diferentes al que hablamos normalmente? Quizá significa que los sueños son orgánicos, necesidades del cerebro para seguir viviendo, sucesos de la mente, rompecabezas a partir de que no estamos, en ese momento, concientes. Así, estaríamos hablando del fin de la creencia de que los sueños han sido signos de sucesos por venir o sucesos profundos, de los cuáles alguien más nos advierte.

Pero volviendo a las bibliotecas infinitas de la mente, me gustaría poder recorrerlas todo el tiempo, que cada momento, si se pudiera, bajara en mis sueños a leer todos los libros (algo así como en El Origen), y bajara y bajara y bajara, hasta el limbo que según vive en el interior, ese limbo que en la película se muestra tan interesante porque lo más profundo de la mente representa, ya no fortalezas inmensas, sino mundos frágiles, casi imposibles de sostenerse, donde no dura piedra sobre piedra y todo gran edificio (los grandes edificios teóricos) se cae, se viene abajo, se destruye. Tal vez así sea todo pensamiento, toda perspectiva teórica, al fondo del pensamiento mismo se muestra tan frágil, porque en algún punto todo es destruido. Pero caminaría por todos esos niveles de mi mente, y en todos sé que encontraría nuevas bibliotecas infinitas, nuevos libros imposibles, nuevas formas de leer y escribir, nuevas formas de mantener la memoria, incluso nuevas tecnologías. Y como en Borges y su biblioteca de Babel, buscaría, tal como hacía Cobbs con Saito, el manual, el Manual para saber leer esas infinitas bibliotecas. Así me tardara años y años.

¿Puede un hombre imaginar todos los libros pasados presentes y futuros? ¿Puede imaginar que en cada biblioteca infinita hay infinitos espejos que repiten, duplican, doblan la realidad? En los sueños podríamos, fácilmente, poner en duda esta realidad, y podríamos hablar de las muchas realidades que existen, de, incluso, las nuevas realidades, ese pensamiento que últimamente me ha dado vuelta en la cabeza y que estoy tratando de desarrollar en varios ensayos. Pero, ¿no todo lo que pensamos es lenguaje? ¿No es el lenguaje el medio para poder entendernos sobre este mundo? ¿No es el lenguaje lo que nos une al mundo? ¿No es este mundo, este mismo mundo, mi mundo, lenguaje, y no es el lenguaje el que me permite seguir creando mi mundo? Entonces puedo pensar que las nuevas realidades, que ya se preguntan "¿es que hay más de una realidad y es que lo real, entonces, no está dado, fijo en el espacio y el tiempo, y ahora se ha movido a muchas nuevas realidades?", son parte del lenguaje y de las concepciones que se crean en mí, las nuevas realidades hablan de la perspectiva de pensamiento que tengo: un mundo múltiple, un mundo fragmentado, un mundo líquido, un mundo en movimiento, un mundo más abierto, un mundo infinito, lleno de posibilidades infinitas, y así, podemos pensar en esas nuevas realidades, en esas muchas realidades, en esas realidades que son hijas de la posmodernidad, pero no cualquier posmodernidad, sino la posmodernidad que cree, aquella que parte de creer, de esperar, de confiar, incluso de amar. La posmodernidad del creyente es la posmodernidad de las infinitas posibilidades de ser.

En estos días he pensado en escribir sobre el ocaso de todas las cosas, el ocaso del mundo mismo, ya que mi concepción del mundo se basa en creer que el mundo es el escenario donde se llevan a cabo todas las cosas, es el lugar donde "acontece" la vida misma, y qué es la vida sino la existencia misma. Ahora, pienso que el ocaso de todas las cosas es necesario, no para hablar de las cosas materiales, sino el ocaso de las cosas no materiales, aquellas ideas y pensamientos, aquello que nos sustenta, y ya en su momento fue planteado por Nietzsche diciendo "El ocaso de los ídolos": hoy yo busco este ocaso de los ídolos, de los pensamientos fijos, del pensamiento fuerte, y el ocaso de las cosas, de todas las cosas no materiales es el fin del pensamiento firme, basado en evidencias irrefutables, para dar paso al pensamiento débil, frágil, fragmentado. ¿Por qué, pues, buscar el ocaso de todas las cosas? Porque se tiene la conciencia de la muerte y resurrección, se tiene la conciencia de la redención, de la gracia, y esto nos lleva a afirmar lo siguiente: "El justo y necesario ocaso de todas las cosas es el justo y necesario inicio de todo, nuevamente; morir y resucitar todo: es el inicio". Este es el regalo que nos ha dejado la posmodernidad de los creyentes.

Las nuevas realidades son el resultado del ocaso justo y necesario de todas las cosas, el ocaso del mundo de lo real para dar paso a las nuevas realidades. Y así, si es el fin de la ética, de la moral, de todos los valores que hasta ahora han regido nuestra vida, entonces podrá ser el inicio, nuevamente, de todos ellos, pero renovados: una nueva moral, una nueva ética, un nuevo amor, una nueva fe, una nueva esperanza, una nueva confianza, una nueva vida. La posmodernidad es una perspectiva crítica que si es tomada por los que cree puede ser un arma para transformar el pensamiento del hombre, un hombre que también se ha de descubrir inventado, pero que si ha sido inventado, aun puede reinventarse tantas veces como se crea necesario.

¿Por qué hemos de decir que la filosofía nos hace no creyentes? ¿Por qué rechazar a la teología? ¿Por qué tendríamos que dejar de pensar en la posmodernidad? ¿Por qué hablamos de una literatura decadente? Me parece que estamos viviendo un momento en el cual, no todo está permitido, no todo tiene que llevarse a cabo, pero sí un momento que es el momento de las infinitas posibilidades. Incluso pensar que Dios ha muerto y el hombre junto con Dios es pensar en una nueva posibilidad, y además, no sería la primera vez que Dios muriera, o, ¿hemos olvidado que Dios estaba muriendo con los judíos cuando los hornos de Hitler, esos hornos que son modernos, una creación fascinante de la imaginación del hombre tecnológico? Dios ha muerto tantas veces que una más no le afecta, que al final nos dice, "De todos modos resucito", y sabemos que resucitó en Cristo, sabemos que la historia está plagada de cuentos, leyendas e historias que reflejan la muerte y resurrección de Dios. Pero la muerte de Dios es un mito, es metodología para entender el mundo en sus múltiples transformaciones, para entender la subjetividad de los hombres. Siempre habrá un nuevo Dios y un nuevo Cristo, siempre habrá nuevas realidades y nuevos mundos, siempre habrá infinitas posibilidades, porque lo que ahora vemos vivirá todo el tiempo. Y hasta nosotros, en la muerte, seguimos viviendo, porque habitamos después de muertos en dos memoria: la memoria de los hombres que nos amaron y la memoria de Dios, pues ¿no nos dice "Dios es Dios que nos acompaña más allá de nuestra muerte"? Y tal como dice el libro de Sabiduría, Dios es amigo del alma del hombre, Dios es amigo de los hombres, él no ha creado la muerte, no era su plan, no era su fin, y ahora sabemos que Dios nos ha redimido, y la posmodernidad es movimiento hacia la redención y las nuevas formas de posibilidades infinitas.

Puedo seguir soñando con bibliotecas infinitas, puedo seguir hablando de mundos posmodernos y de nuevas realidades, puedo hablar todo el tiempo del lenguaje, puedo bajar en sueños allá donde está aquel monstruo imaginario, aquel ser que, en algún cuento, narré que era creado por un científico soñador. Puedo hablar de todo, de todos los libros del mundo imaginario, de los libros creados y no creados. Puedo hablar de todo esto, porque al final, así el ciberespacio llegue a ser orgánico, y existan nuevas formas de ciberespacios, el lenguaje permanece, y es el que nos hace continuar siendo en el mundo, continuar existiendo delante de los otros. El lenguaje después de Babel nos ha permitido nuevas invenciones, nuevas creaciones, nuevas realidades, y después de todo, ¿no es el hombre un ser que crea, es decir, que inventa nuevas formas siempre porque tiene un lenguaje que crea y recrea su mundo, sus muchos mundos, sus nuevas realidades?

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