ANGIE CRIPPA: CRIPPANGIES, ENTRE LO MÍTICO Y LO HISTÓRICO



Hoy fue el día en que Angie Crippa presentó, en el "Museo de la Ciudad de Cuernavaca", su exposición de esculturas "Crippangies", un bestiario que habita entre lo histórico y lo bíblico, es decir, lo mítico, nombrando a cada pieza como un personaje de la Biblia. Así, encontramos a "Dimas", a "Pablo", y a tantos otros que ahora mismo se escapan de mi memoria como todo personaje mítico, que escapa de la memoria para internarse en el mundo de lo fantástico. 


Al evento asistió un gran número de personas, entre amigos, familiares y personajes de la cultura, todos acompañando a nuestra querida Angie; diversas voces de artistas de escucharon al presentar sus obras y las palabras finales fueron dadas por el Dr. Jorge Morales Barud, Presidente Municipal de Cuernavaca. 

La imaginación y la palabra en los crippangies


Al observar a "Pablo", mi escultura favorita, puedo darme cuenta que los crippangies permanece entre la imaginación y la palabra, y así, son la manifestación de una mente figurativa. ¿Qué imaginó Angie mientras trabajaba las figuras hasta volverlas formas perfectas? ¿Por qué denominar con nombres bíblicos sus esculturas? Quizás estas preguntas no tengan una respuesta, pero se vuelve interesante la figura de cada escultura y pensarla con el nombre que se le ha puesto. Volviendo al caso de "Pablo", desde el primer momento que vi su forma, pensé que estaba frente a una metáfora: vemos una figura que me recuerdó al mítico Minotauro, aquel personaje que es un hombre con cabeza de toro y que vive en un laberinto en plena soledad, esperando, según la versión de Borges, alguna persona con la que pudiera charlar; pero en el caso de este "crippangie", encontramos una característica muy particular y es que el laberinto le ha sido dibujado, trazado, y eternizado con bronce, sobre su propia piel; y así, él mismo ya es su destino. Tal vez alguien me pregunte dónde se encuentra el hombre en esta metáfora y yo le diría que en el nombre de la escultura: Pablo, aquel gran apóstol. Así, podría pensarla como el Minotauro Pablo, que lleva la Palabra divina dada a los hombres pero en este caso atrapada en un laberinto de bronce sobre su propia piel. 


Y es que así son los "crippangies" de Angie Crippa: nos invitan a soñar con la palabra, nos invitan a imaginar con las ideas, nos invitan a pensar más allá del lenguaje. Nos invitan a trazar el sentido de, tal vez, nuestros propios crippangies que se van formando en nuestra vida. 


Una maravillosa experiencia contemplar esta magnífica exposición. Gracias Angie, por regalarnos la posibilidad de seguir soñando, de seguir imaginando con la palabra que se vuelve escultura en tus manos. 

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