MICROFICCIÓN: DEFINICIÓN POSMODERNA DE MÍ MISMO


Me interesa mantener el pensamiento en movimiento, nunca detenerlo, renovarlo, cuidarlo, porque después de todo, es la cartografía que estamos construyendo para saber vivir en este mundo. Como ya he señalado, soy cristiano evangélico presbiteriano, eso me da una cierta creencia sobre el mundo, la vida, las personas, pero a su vez, me considero posmoderno, aun cuando esto no sea del todo explicable y aunque algunas personas me podrían criticar, cuestionar, objetar esta posición. El problema es que soy un cristiano posmoderno, que eso ya me da una cierta postura sobre todo y frente a todos. 

Me gusta el lenguaje, lo que puedes expresar con él, lo que puedes inventar, y porque sin él nada podría ser inventado, creado, ni los libros, ni los cuentos, ni los mitos, ni las historias, ni nada. El lenguaje es como una forma mágica de ser en el mundo, porque con él puedes crear de la nada, puedes inventarlo todo, puedes explicar casi todo, puedes hablar de casi todo. 

Me gusta mi familia, mis hermanos, mis papás, y me gusta pasar los días platicando, jugando, en la compu, hablando de cómics, de cine y de todos los temas que se puedan inventar con mi hermano pequeño, Emmanuel; me gusta pasar los días en casa, pero también me gusta salir a pasear, a caminar por el zócalo (creo que los que vivimos en Cuernavaca amamos el centro); me gusta el cine, me gusta platicar en los cafés, aunque no suelo estar en ninguno, pero cuando hay oportunidad, ahí estoy; me gusta hablar de filosofía, de teología, de literatura, de invenciones, de libros, de bibliotecas, de lo que la gente piensa, de las ciudades, de arte. 

La suma de todos los momentos los tengo guardados en la biblioteca de mi memoria, donde tengo todos los libros que nunca he escrito...

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