DAVO VALDÉS: UN CRÍTICO CINEMATOGRÁFICO MORELENSE EN EL FESTIVAL DE CANNES

Iconos Culturales: En estos momentos estamos con Davo Valdés de la Campa, en su tienda ¿QUÉ ES? Consideramos que es un icono cultural por la formación que hemos detectado que tiene a través de los textos que hemos leído. Davo, cuéntanos de ti, tu edad, perfil académico. Danos una introducción a tu trabajo.
Davo Valdés: Me llamo Davo Valdés de la Campa, tengo 27 años recién cumplidos, llegué a Cuernavaca aproximadamente hace unos 16 años; estudié Letras Hispánicas en la UAEM, y diré que todo el espectro de lo que yo trabajo tiene que ver con lo escrito, pero lo escrito desde diversas disciplinas artísticas. He editado, durante muchos años, una revista que se llamaba “La Piedra”, con un Colectivo que se llamaba “Colectivo La Piedra”. Es a lo que nos hemos dedicado un grupo de amigos y yo a difundir el trabajo de diversos artistas morelenses a nivel nacional, y además cada uno de nosotros seguir su propio proceso de escritura. Me dedico a escribir; escribo para varias revistas; escribo mis propios libros; tengo columnas en varios medios, casi todos relacionados con artistas morelenses; y por otro lado me he desarrollado mucho en el ámbito del cine, en la crítica cinematográfica, o en el ámbito de los festivales de cine. Trabajo para algunos festivales de cine de aquí del Estado de Morelos como “Cinema Planeta”, y ahora estoy colaborando con el “Festival de la memoria” que es un festival de “cine documental” y también soy co-director de un festival que se llama “Grotesco” que es un festival de cine, gráfica, literatura y música de horror; el año pasado tuvimos la primera edición, nos fue bastante bien, y ahora este año tenemos el segundo “grotesco”.

IC: ¿Cómo llegaste al cine?
DV: Pues, el cine llegó incluso antes que la literatura. Mi papá estudió cine, en el CUEC, y desde pequeño me inculcó ver películas, y crecí con la cultura cinematográfica de “Canal 5”, de “Permanencia Voluntaria”; entonces era algo que me gustaba mucho y disfrutaba mucho desde pequeño. La literatura me interesó ya hasta saliendo de la prepa; no fue algo que me interesara desde más pequeño. Yo creo que por error llegué a la literatura. Y ya después que me empecé a dedicar a la escritura, a publicar libros y a escribir artículos como que regresé al cine; yo seguía viendo películas, pero lo hacía como el resto de las personas que ven películas para pasar el rato y para disfrutar el cine, pero de pronto recordé eso, que yo tenía un gusto muy grande por el cine y que además había visto muchas películas porque desde pequeño lo había hecho. Entonces decidí empezar a escribir de cine también. Pero eso tiene unos 4 años que empecé a escribir de cine.

IC: Como crítico cinematográfico, ¿consideras que necesitamos formar una metodología al entrar al análisis de cine? ¿Consideras que tienes una metodología?
DV: Sí. Tengo una metodología bastante intuitiva, es decir, no he tenido formación académica como crítico. Casi toda la gente que en México es crítico cinematográfico, o que se ha interesado por la crítica cinematográfica, o los que han tenido trascendencia, han sido como espectadores que han querido compartir su cinefilia. Creo que sobre todo los escritores. Ha habido una larga escuela de escritores que han hecho de forma paralela crítica cinematográfica y simplemente es una cuestión de querer compartir el placer de ver el cine. Y por otro lado están los críticos duros, los que quieren decir si una película es buena o mala, que se meten en otros debates. Yo me siento más cercano a la corriente de los escritores que se acercan al cine porque para mí el cine es una experiencia sumamente placentera e interesante y quiero compartir eso, como tender una especie de puente con los lectores y que podamos reflexionar sobre algún tema a partir de una película. Y en cuanto al método, claro que he desarrollado uno más personal, influido por unos críticos gringos, franceses y mexicanos, pero yo creo que básicamente ha sido algo intuitivo, algo que se va puliendo en el camino.

IC: En cuanto a cine, ¿qué géneros literarios te gustan? Que digas “esto es lo mío, de aquí soy”. 
DV: Mira, me he interesado desde pequeño por el género del horror, entonces tengo como una especie de interés muy amplio por el cine de horror, y también por la literatura de horror. Me he clavado bastante en ese tema, he investigado, como que he intentado desentrañar cómo es que funciona este género. Pero en general me interesan los géneros, tanto en el cine como en la literatura; la ciencia ficción, los western, el cine negro, películas bélicas; me gustan los géneros y las películas que más disfruto, o los libros que más disfruto, son los que logran juntar dos géneros que parece que no se podían juntar. Me interesa mucho ese tipo de obras.

IC: Una pregunta en cuanto a cine de horror para entender tu perspectiva, ¿cine de zombies es de horror?
DV: Sí. Un poco lo que planteamos desde “Grotesco”, que grotesco es una palabra y una estética que viene desde la antigüedad, nosotros quisimos hacer un festival que tuviera una gama más amplia de horror; a veces entendemos cosas de horror como sólo sangre, y nosotros, Eduardo Santaella (es el otro director del festival) y yo crecimos con las películas de los 80’s; películas de zombies, de monstruos, de vampiros, entonces nos interesa mucho todo esto porque nosotros creemos que el zombie o el vampiro o el monstruo siempre son la metáfora de algo, y nosotros crecimos con esas películas creyendo que ese monstruo representaba otra cosa, y ya después, desde un análisis desde donde estoy parado ahora puede ser que el vampiro es el capitalismo, o el monstruo puede ser algún otro elemento humano, llevarlo a otro nivel de análisis; pero de entrada nos interesaban esas películas que tenían una especie de subsuelo de pensamiento y que no sólo era violencia gratuita, digamos que es lo que se ve mucho en el cine de horror actual, que es violencia desmedida y sangre. Hay películas violentas que me interesan pero justamente para reflexionar sobre la violencia.

IC: Y por ejemplo el cine de Tarantino o Robert Rodríguez, ¿cómo lo catalogarías? Porque por ejemplo, Robert Rodríguez hace la de “Planet Terror”. Entonces, ¿cómo entran ahí, dentro de tu perspectiva, este tipo de cine?
DV: Bueno, ellos son dos directores que además son supercinéfilos, y que también tienen toda esta como formación de los videoclubs y de películas de Clase B; yo creo que por un lado lo que hacen mucho es aludir a la gente nostálgica del cine, de los géneros; por ejemplo, Tarantino tiene a “Kill Bill”, que es toda esta vertiente del cine de kung fu y de artes marciales, también de principios de los 80’s, y en ese sentido me parece muy disfrutable su cine; en cuanto a Robert Rodríguez, su cine no hay que tomarlo tan en serio, porque él está haciendo realmente un cine para entretener, y no le importa ser irreverente, y no le importa cumplir con cánones como de cine de artista o de autor, entonces se vuelve un cine que alude a eso, a toda esa vertiente del cine que puede ser basura y que puede ofrecernos un buen rato.

IC: Y por ejemplo, ¿el cine de luchadores?
DV: Bueno, yo creo que es uno de los géneros, por lo menos en México, que me parece más importante. Todo el tiempo se usa como que es una especie de culto, todas las películas del Santo, o Blue Demon; y claro que hay muchas cosas interesantes de estas películas que llamamos de culto, que el Santo además usó los géneros que dominaban en Hollywood para hacer sus películas, entonces tenemos sobre todo de horror, de ciencia ficción, y que mezclaba elementos de la Universal, de los monstruos de la Universal como Drácula, o el Hombre lobo, con cosas de México; pero fuera de eso, de esta como superficialidad de sus películas yo creo que fue una época sumamente productiva para el cine mexicano. Toda esa  época y que un poco después desembocó en el cine de ficheras y todo este cine que siempre lo tachamos como de porquería yo creo que sí hay ahí películas que todavía no hemos analizado de forma serie y que creo que tienen algo que enseñarnos a los jóvenes y al cine actual, porque hubo una producción muy grande de películas. Yo creo que abogaría porque regresara esta época de tantas películas, de tantas producciones, aunque muchas fueran basura yo creo que había una relación más íntima con el cine.

IC: Y ahorita que dices de ciencia ficción, para mí la película por excelencia en el cine de luchadores sería la de “El Santo contra la invasión de los marcianos”, y aquí el punto es que mencionas ciencia ficción, si lo unimos con un clásico como es Blade Runner, ¿qué opinión tienes?
DV: Bueno, Blade Runner es una de mis películas favoritas, incluso creo que es la película favorita de mi papá, entonces como que yo, desde antes de verla, ya le rendía un culto, simplemente porque fue la película favorita de mi papá; pero cuando la vi yo creo que cambió mi perspectiva de cómo ver el cine, y la he estudiado muchísimo. Yo creo que uno de los aciertos de Ridley Scott al momento de hacer Blade Runner es que la trata como una película de época, es decir, que más allá de clavarse en cómo dibujar un futuro posible lo que hace Scott es hacer un drama humano, un drama de la existencia humana que yo creo que otras películas de ciencia ficción fallan en eso, que están tan enfocadas en querer mostrarnos un futuro lleno de naves y de tecnología, y a mí Blade Runner me ha interesado porque es como una película de época, como si estuviéramos viendo una cosa del siglo XIX pero con un futuro que además a mí me parece sumamente verosímil; he leído por ejemplo ensayos de Ridley Scott sobre cómo diseñó la arquitectura en Blade Runner y entonces él decía que en Blade Runner él pensó en un futuro progresivo, que la arquitectura fuera progresiva en el tiempo, entonces él dice que muchas películas lo que hacían era implantar una nueva arquitectura, como si se hubiera destruido el mundo y hubiéramos construido una arquitectura minimalista o futurista, y en Blade Runner, si nos fijamos muy bien, hay naves espaciales o complejos tecnológicos, pero también hay bodegas viejas; por ejemplo, Ridley Scott cree que en el futuro va a regresar el neobarroco, que es un estilo que domina mucho en Blade Runner, y él creo que eso va a regresar. Entonces, a mí me parece que tiene mucho sentido y es una película que disfruto mucho.
  
IC: ¿Le entras al anime?
DV: Muy poco. La verdad sí me considero muy ajeno a ese género de animación; he visto algunas cosas que me recomiendan, pero sí es algo con lo que no crecí, no me tocó por mi contexto quizá, y que ya sobre la marcha ya no me ha interesado entrarle, aunque he visto algunas cosas que me interesan.

IC: ¿De Hayao Miyasaki?
DV: De Myasaki sí he visto todo. Quizá por su fama internacional he visto todo, pero otras películas que me han llamado la atención como “Paprica”, por ejemplo, que me parece que es el antecedente de “Inception” de Nolan, pero la verdad sí he visto poco de anime.

IC: Y ahorita que habla de Christipher Nolan, ¿qué opinas de su cine?
DV: Me gusta mucho. Yo creo que los directores en Hollywood cada vez tienen menos la oportunidad de hacer cine de acción; así, grandes producciones y además que puedan tener como un sello de autor; cada vez es más difícil en Hollywood y yo creo que Nolan todavía tiene esa oportunidad de que está haciendo grandes producciones y que todavía sabemos que es cine de autor, es decir, que él todavía pueda meter la mano de forma artística. Por ejemplo, la trilogía de Batman para mí es gloriosa, la disfruté muchísimo, y él como cineasta me interesa; está trabajando con grandes presupuestos pero creo que está haciendo películas de autor.

IC: Y como recomendación en cuanto a cine, por ejemplo, yo tengo un corpus: Matrix, Blade Runner, Inception, ¿tú has formado un corpus de tus películas favoritas que incluso dijeras “Incluso las retrato en ensayos, en textos, en artículos”? Alguna así que nos recomiendes, que nos digas “Sabes qué, este es el corpus”?
DV: Las películas de las que más he escrito, que son como las que más me han interesado: Blade Runner, Fitzcarraldo de Herzog, el Exorcista, Passolini en general me ha interesado mucho, y sobre todo he intentado escribir de películas pequeñas que a mí me han impactado mucho de manera personal, como una película que se llama “Hedwig and the Angry Inch” y es una película muy rara, ya que es como un musical de un transexual de Alemania oriental que se va a Estados Unidos a hacer una banda de glam, y esa película me gusta mucho; también “American Splendor”, que es una película sobre Harvey Pekar. Sobre todo he escrito de “Fitzcarraldo”.
  
IC: Entonces, tus películas favoritas, tu corpus ¿cuál sería?
DV: Te comentaba que me gustaba mucho “Fitzcarraldo” de Herzog, “El Exorcista”, el cine de Passolini, me gusta mucho “American Splendor” de Harvey Pekar, y también últimamente me he sentido muy interesado por el cine de Terrence Malick, por ejemplo “El árbol de la vida” me gustó mucho; no he escrito nada sobre esa película porque aún no sé por dónde entrarle pero visualmente me parece maravillosa.

IC: Entonces tú consideras todo un reto al momento de describir la película: lo visual, lo musical, lo emocional, cómo lo atrapas. Pero ¿cómo llegas al punto, al final, en que redactas un texto, un artículo, un ensayo, lo que tú quieras?, ¿cómo llegas a ese punto?
DV: Mira, algunas películas como que me ofrecen el tema; hay películas que estoy viendo y la misma película me hace reflexionar sobre un tema en específico, entonces así le entro a la película; así la película ya me dio el tema. A veces también hay que hacer un trabajo de investigación; a veces las películas las entendemos, digamos, en su narrativa, pero como que uno se queda con la duda de “Este director me quiso decir algo más” o hay algo más en el fondo, por ejemplo, me ha pasado con Lars Von Trier, entonces me ha interesado investigar un poco más del contexto, del país, por ejemplo, si escribo de una película de Serbia, un poco investigar la historia del país, y después busco un marco teórico que me ayude para escribir sobre la película. Puede ser algún filósofo, o alguna idea de teoría, para así entrarle a la película. Lo que yo hago más que decirte si una película es buena o mala, intento reflexionar a partir del cine, entonces, una película, para mí, me puede despertar una reflexión en términos filosóficos o políticos, y eso es lo que me interesa escribir.

IC: Letras Hispánicas me dices que estudiaste. ¿Te da toda la formación la licenciatura como para escribir, o consideras que es la experiencia dentro del medio lo que te ha llevado a esta forma de escritura?
DV: Yo creo que la carrera te enseña a ser académico y sí te da un cuerpo teórico muy grande y muy amplio, y yo la verdad sinceramente creo que nunca habría llegado a esos textos si no hubiera sido por la carrera. A ser escritor yo creo que no te enseña la Universidad ni las escuelas de escritores ni los talleres. Yo creo que esto lo hace la práctica y la disciplina constante, o sea, que todos los días estés trabajando. Y por otro lado creo que es muy importante esta idea de ser estudiante fuera de las aulas. Hay un fragmento de un poema de un amigo mío que se llama David Meza y él dice algo así como que él quiere que le llamen universitario porque está en el Universo y porque está en la Universidad, entonces yo pienso eso: un estudiante debe exigirse fuera del aula seguir aprendiendo y seguir trabajando y buscar más libros, no quedarse con ese corpus que te ofrece la universidad sino ir más allá de. Yo creo que eso ha sido muy importante para mi proceso de escritor y que ha sido constante; desde que yo dije “quiero ser escritor” lo he hecho todos los días. Yo creo que ese es el único consejo que yo puedo dar así para escribir.

IC: Es decir, escribir, aprender a escribir, es escribiendo.
DV: Sí, como los deportistas de alto rendimiento. Tienen que ir a entrenar todos los días si no no van a esculpir su cuerpo, y la otra es leyendo, o viendo películas, nutriéndose del arte. Pero cuando yo hablo de nutrirte del mundo es de lo más que se pueda, no hay que discriminar cosas. Tampoco no hay que sentir que uno no es parte de la televisión mexicana, por ejemplo, yo siento que es parte de nuestra cultura, que podemos estar en desacuerdo con lo que hagan las televisoras, pero que de forma buena o mala o desgraciada o afortunadamente es parte de nuestra cultura y uno tiene que nutrirse de eso y más bien pensar las cosas desde ahí.

IC: Déjame decirte que he ido leyendo algunas de las cosas que escribes y yo te felicitaría porque considero que redactas muy bien. Entonces, a esta formación de la buena redacción, la buena ortografía, ¿consideras que también se llega? Si tú le dieras un consejo a un alumno, ¿crees que se llega con esta práctica de la lectura, de la escritura?
DV: Sí, totalmente. Es algo que se hace leyendo. Uno ya empieza a reconocer signos después de estar leyendo libros y a lo mejor uno ya ni siquiera es consciente de por qué se escribe así, ya sabe que lo ha visto varias veces así. Eso te pasa leyendo, pero ya cuando estás escribiendo ya entiendes por qué están esos signos ahí, que es la puntuación, qué función cumples los puntos, las comas, los acentos, que no solamente es un invento sin uno sino que tienen un papel específico en los textos y esto lo logras asimilar en tu cuerpo a través de la escritura. Entonces, cuando he dado mis talleres les he dicho que no se claven mucho en la puntuación y en los acentos al inicio, que eso se va aprendiendo, que más bien uno tiene que leer y hay que alimentar las cosas que escribimos para que se alejen de los lugares comunes, ya que la puntuación y la acentuación se van puliendo con la práctica.

IC: Por ejemplo, ahorita que entramos a esta área de los académico, ¿qué relación tendría la escritura académica y la escritura en redes sociales?
DV: Yo publiqué hace unos meses un ensayo que fue bastante polémico. Se llama “El futuro de las humanidades está fuera de la academia”. Me invitaron a un Dossier de academia, y yo hablaba de este papel inútil de las humanidades cada vez más dentro de la academia, que se está creando un corpus de conocimiento que nadie está leyendo y que no tiene trascendencia en el mundo; entonces yo llamaba en este texto a sacar a las humanidades de la academia y llevarlas al mundo. Entonces, algo que yo llamaba la atención era lo que pasa en las redes sociales o en la Internet, que desde la academia se ha denostado mucho que es el proyecto de Wikipedia, y que yo decía que Wikipedia para mí tiene todos los valores de los humanistas; que tiene un carácter enciclopédico, de la Ilustración, es decir, todo lo que nos hace humanistas creo que lo tiene la Wikipedia y que la misma academia ha dicho que no va por ahí la cosa y que es un proyecto que no surge de la academia. Entonces yo digo que hay que buscar más proyectos así como Wikipedia.

IC: Ahorita que comenzamos a hablar de lo académico, ¿cuál es tu perspectiva de lo que está sucediendo, no sé si a nivel México, o Morelos? Entrando un poco, porque mencionas sobre que las humanidades deben salir de las aulas, ¿qué opinas ahorita con todo lo que se ha dado, con el boom de las redes sociales pero ya sistematizadas hacia las TIC, todos estos elementos, las competencias? ¿Qué nos puedes decir?
DV: Yo creo que ha habido muchas críticas en torno a las redes sociales, incluso hace no muchos días salió un artículo de Umberto Eco donde él decía como que las redes sociales le daban voz a los imbéciles. Algo así decía. Y a mí me parece que pese a todo el contexto que tiene de Facebook y de dónde nace y la empresa desde la que nace, yo creo que es un espacio que podemos reapropiarnos y que cada vez se debería pensar más en ese sentido, como un espacio que podemos reapropiarnos. Lo que me interesa mucho con las redes sociales es todo este boom de los movimientos que empezaron en Egipto, en Siria; todo esto como lo de los indignados que sucedió, mucho se tramó en las redes sociales; convocatorias que surgieron a través de Twitter. Es decir, lo que está pasando es que se usó una cosa que se consideraba como de esparcimiento y de distracción de los jóvenes para la organización de los movimientos sociales. Entonces yo creo eso, como que digamos que esa vertiente de las redes sociales me interesante; yo creo que cada vez surgen más grupos de cultura abierta, que es algo que me interesa mucho. Entonces, hay muchos grupos en Facebook que compartimos libros, pdfs, o sea que esta cuestión de los libros está comenzando a fluir más en una especie de intercambio cibernético con gente con la que a lo mejor no tenemos más interacción pero estamos en intercambiando libros y que está rompiendo con esta dinámica de lo que pasa ahora con Internet que, con plataformas como Netflix o como Spotify, que son una especie de museo, es decir, que tú puedes ver las cosas pero no las puedes poseer, no las puedes tocar, no son tuyas; entonces también un poco eso pasa con los libros, tú sólo puedes leer un libro en Kindle si lo descargas así, pero no lo puedes compartir, no se lo puedes dar a tus hijos; entonces, yo creo que este intercambio de pdfs en Internet está un poco resignificando cómo compartimos los libros y que no se pierda esta tradición de poder recomendar un libro y tener una lectura individual y que se le pueda dar a alguien más. Es por eso que sugiero que las humanidades deben salir de la academia porque yo creo que muchos de los debates importantes están sucediendo en las redes sociales, en Internet, fuera de las universidades, y que de pronto estamos perdiendo perspectiva desde la Universidad de lo que pasa en el mundo porque estamos muy encerrados en nosotros mismos como académicos y cuando queremos aplicar nuestras tesis al mundo nos damos cuenta que no encajan en lo absoluto porque no estamos viendo lo que pasa en la vida y que a lo mejor en el mundo hay cosas que necesitan más atención o que merecen más atención que un análisis epistemológico de poesía de cualquier escritor. Obviamente yo estudio literatura pero siempre debemos saber que en el mundo están sucediendo cosas y que hay que atenderlas.

IC: Acabas de mencionar una palabra clave: Poesía. Háblanos del Davo poeta y en segundo lugar háblanos del Davo de Cannes.
DV: La poesía es algo que llegó, no sé si tarde, porque no es que sea muy viejo, pero es algo que llegó por azar del destino a mi vida, cuando no me interesaba en absoluto la literatura, y yo cuando empecé a escribir y me empezaron a motivar a escribir, Citlali Ferrer, que fue mi primer maestra de literatura, y a la que le agradezco mucho todo lo que me motivó. Yo empecé a escribir cuento, narrativa, y durante mucho tiempo estuve escribiendo narrativa, publiqué un libro primerizo en el 2009, y me interesaba mucho la poesía pero para mí era como física cuántica, es decir, no sabía qué era eso, o sea, todo mundo me decía que la poesía es importante, y hasta la fecha todo mundo tiene la idea de que la poesía es grande pero no sabemos por qué, y entonces me empecé a interesar por empezar a leer a los clásicos y empecé a escribir. Entonces, ha sido para mí un descubrimiento, que va a sonar a una especie de cliché, pero que me mantuvo con vida. Sí hubo un punto en la vida donde yo no sabía para dónde moverme, como de esta generación que no sabemos qué hacer con nuestras vidas, y ya había pasado por dos carreras donde había fracasado, que eran Derecho y Comunicación, y cuando comencé a escribir poesía fue la primera vez que me sentí como útil en el mundo; aunque la poesía no aporte nada pragmático en el mundo, sentí que estaba haciendo algo y conforme han pasado los años he intentado buscar cada vez una voz más propia, que sea Davo Valdés al que lean, pero ha sido un proceso primero de leer y de entender la poesía, la historia de la poesía, que es en lo que más me he enfocado; y he encontrado vertientes que me han interesado más, por ejemplo, los contemporáneos en México, la generación beat en Estados Unidos, el creacionismo chileno, poco a poco como que he ido jalando hilos como de varias partes y es un poco la poesía que escribo ahora; intento que sea una poesía sencilla y muy honesta, y pues abogo un poco por que sea una poesía que la mayoría de la gente pueda leer e identificarse con ella; en general, tanto en filosofía como en teoría y como en poesía, todo lo que escribo intento que sea accesible. Como te dije, me interesa mucho este concepto de la Cultura Abierta, que todos podamos tener acceso a las mismas cosas, entonces intento que mi poesía sea eso, lo más cotidiana y cercana posible, porque me interesa que la gente lo lea. Eso es algo que también me hace diferente de otros poetas, que muchos de ellos intentan satisfacer a los mismos colegas, es decir, que los mismos escritores reconozcan en ti a un escritor y a mí nunca me ha interesado eso, más bien me ha interesado que la gente me lea, porque también es otro mito, porque de pronto los poetas dicen “Yo escribo para mí” y yo digo, bueno, si escribes para ti para qué lo publicas. Yo sí quiero publicar y quiero vivir de esto y por ende quiero lectores. He intentado tender un puente a través de mi poesía.
Y el Davo que acaba de ir a Cannes, que acaba de viajar por primera vez fuera de México, fue algo que, como todo este proceso que te platicaba, de empezar a escribir de cine y de empezar a hacer una especie de trabajo más profesional, y de empezar a escribir en revistas, como “Butaca Ancha”, a nivel nacional, y casi todo lo que he hecho en general ha sido porque otras personas me motivan, o sea, como que a mí me gusta y lo hago y de pronto alguien me dice “Oye, por qué no intentas esto”, y me recomendaron uno, el editor de “Butaca Ancha” que es Alonso Díaz de la Vega, me dijo “Por qué no mandas a concurso, veo que eres muy bueno” y bueno, mandé y me seleccionaron y pues para mí fue algo que me hizo muy feliz porque, como te menciono, mi trabajo de crítica cinematográfica es muy intuitivo, pues como te dije no tengo una formación muy seria, y pues vi que todas estas cosas que yo había empezado a bosquejar en mis textos no estaban tan equivocadas, y la forma en cómo abordo el cine le pareció interesante al Jurado, que afortunadamente era un Jurado muy serio y muy demandante, y que bueno, me dieron la oportunidad de ir al festival más importante de cine; te digo, es la primera vez que viajaba fuera de México, entonces, todo para mí fue nerviosismo y aprendizaje, y desde que llegué allá dije “Tengo que absorber lo más que pueda”, y ya estando allá descubrí eso, que además es algo que me gusta mucho y que puedo hacer de forma paralela, que es escribir y estar como en el mundo del cine y de los festivales de cine, es algo que se disfruta mucho, ver películas y escribir sobre ellas, y entrevistar a los directores y poder tener un intercambio interdisciplinario con ellos fue muy enriquecedor para mí, y además me sembró la espinita, la semillita de hacer cine. Es algo que empezó a germinar allá, pues yo estuve trabajando en una sección que se llama “Semana de la crítica”, que está dedicada a primeras y segundas películas, entonces pude conocer a directores muy jóvenes que están haciendo sus primeras películas y que son los directores del futuro; de ahí salió Bertolucci, Von Carway, Guillermo del Toro, entonces, por ejemplo, estuvieron los hermanos Nasser, que son unos gemelos de Palestina y presentaron su primer película y dije “Bueno, si alguien en la franja de Gaza está haciendo cine, pese a todas las dificultades, por qué yo no puedo hacer cine”; las limitaciones que yo había pensado que existían en realidad son fronteras mentales, impuestas. Si uno quiere hacer cine, una revista o un libro hay que hacerlo, básicamente. Eso me dejó Cannes, querer hacer algo de cine, de involucrarme más en ese mundo; como que fue un premio que tuvo mucho ruido, sobre todo en Cuernavaca, en la Ciudad donde vivo, que lo que yo intentado desde entonces es mantener los pies en la tierra y decir “Voy a continuar con lo que estoy haciendo”. Recuerdo que los primeros días que regresé me entrevistaron y me decían “Bueno, ahora qué sigue”, y pues digo, estoy atendiendo la tienda, y eso es lo que sigue. Me lo tomo serio en el sentido de que fue un gran aprendizaje, pero también me lo tomo como un paso que hay que seguir nutriendo con lo que te decía de un trabajo diario y disciplinado.

IC: Dos últimas preguntas, ¿te consideras un poeta, un escritor, un crítico posmoderno? Y la siguiente, ¿cuál es tu opinión sobre los cómics?
DV: Todavía hay muchísimos debates en torno al concepto de la posmodernidad, si la vivimos o no la vivimos o qué es lo que la define, entonces no lo sé, no sé cómo definirme, en qué categoría entro. Otras veces he leído como definiciones de lo posmoderno y digo “Pues sí, somos posmodernos”, es una generación que está atravesada por todas estas nuevas tecnologías, por filósofos que ya han detectado cómo funciona la cultura; me interesa, por ejemplo, el concepto de “Rizoma” de Deleuze, y de cómo son redes en lo que nos conforma y lo que te decía, a mí me conforma lo que leo de Foucault, pero también la lucha libre, y yo creo que esta unión de culturas, de alta y baja culturas, nos define como posmodernos, y pues precisamente el cómic me parece uno de los elementos de la posmodernidad, es decir, nosotros crecimos leyendo cómics y que de pronto se han convertido no sólo en el entretenimiento del domingo sino que de realmente es materia de estudio para entender la cultura. El cómic, la novela gráfica, que es esta idea de hacer más profundo el cómic, la ilustración, creo que define en gran parte nuestra cultura y cómo crecimos. Las grandes novelas gráficas trabajan desde estructuras como el mito Griego, desde estructuras dramáticas desde la antigüedad pero con una estética que puede hibridar ideas como las mutaciones, los avances científicos y que al mismo tiempo, al igual se estudia lo que te comentaba de Blade Runner, la condición humana. A mí el cómic me parece ese espacio que también me ha llevado a reflexionar sobre la época en la que crecimos y que también es algo con lo que crecí. Hubo un momento donde renegué, pues se vive una época donde dices “Tengo que madurar” y luego te das cuenta que no hay que huir de eso y volví a leer cómics. Sí hubo un punto donde me acuerdo que hasta archivé mi colección de Spiderman, que tengo gigantesca, y después dije, “Por qué tengo que abandonarlos”; así como uno regresa a sus libros favoritos, uno regresa a sus cómics favoritos, o sus películas favoritas, y se da cuenta que además hay un montón de enseñanzas de la vida que vivimos a través de la ficción.


IC: Muchas gracias Davo. 

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