ENSAYO: ANDY WARHOL, TRUMAN CAPOTE Y LOS SUPERHÉROES


Son las 10:00 am, y tiene que llegar hasta La Fábrica, porque le ha prometido que posaría para él. Está a punto de pintar su Cuadro más famoso, que posiblemente se llegue a valuar en varios cientos de millones de dólares. Será la Pintura más famosa realizada por un Famoso como él. Pero le ha pedido que utilice su ropa normal y que después se vista con su traje de trabajo. Todo quedó confirmado con una llamada a su celular.

Llegan a la hora pactada y su fiel mayordomo toca la puerta; el sirviente del dueño de La Fábrica abre la puerta, y entonces todos comienzan a subir. Todo el trabajo será realizado en una de sus 25 habitaciones. Pero antes, tiene que pasar con su maquillista, con su manicurista y con la estilista, para que todo en él, como multimillonario que es, se vea elegante, fascinante y misterioso a la vez. Todo está listo. Y alguien toca a la puerta.

El sirviente abre la puerta y es el otro multimillonario. Ha citado a los dos. ¿Sólo a los dos? ¿No vendrán más a la reunión? El artista sonríe complacido y toma una foto, después les confiesa que intentó localizar a la mayoría. Todos le fueron revelando su propio secreto; como todos saben, el artista se codea con los famosos de todo el mundo. Incluso su amigo cubrirá todo el evento, será el mejor libro que se escriba sobre este máximo acontecimiento. ¡Un número indefinido de personajes como ellos no siempre son vistos en el mismo lugar, y menos cuando hay personajes tanto de un universo como del otro!

El artista ha pintado algunos cuadros muy famosos; cree firmemente que en el futuro todos gozarán de cierta fama por unos cuantos minutos. Y esto lo hace pintar aquellos cuadros más secretos, donde ciertos personajes, contrarios a los personajes que lo llegaron a visitar, posan con sus mejores sonrisas, aunque diabólicas. Pero esto, el artista lo guarda en secreto, porque puede alejar a todos estos personajes tan ilustres y famosos.

Sonríe y le pide a todos que se cambien, que se muestren tal cual, como realmente son. Y todos ellos obedecen. Empieza una fiesta multicolor; el artista retrata, fotografía, intercambia colores, y todos están sonriendo, levantando las manos, posando con los músculos sobresaltados, con sonrisas superpoderosas. El artista está fascinado. Su amigo está escribiendo el mejor “chisme” de la Ciudad. Incluso uno de ellos le dice: “¿Así se puede observar mejor mi mandíbula? ¿Quieres que suma el vientre y saque el pecho? ¿Es linda mi sonrisa?” El artista trabaja como si fuera una locomotora en movimiento: a miles de kilómetros de tela por segundo. Mientras que otros filman el suceso, que más adelante será proyectado en su sala de cine particular.

Empieza a tomar fotos, y luego las transforma en varias fotos, con diferentes colores; esta técnica ya fue utilizada al retratar a otros personajes no tan famosos como los que lo visitan el día de hoy. Otro filma el momento en que una mujer está siendo peinada y cambiada. “¿Puedes levantar las manos, princesa? ¡Así, excelente! Te ves divina, como una verdadera diosa o una musa”, le dice a la mujer que se ha subido en la mesa y levanta las manos hacia el techo. Es el mejor momento de su vida, nunca tendrá otro como este.

“¿Quieres que salga con las garras extendidas o metidas en mis manos? ¿Enseñando los colmillos o simplemente serio? ¿Con la capucha o sin ella? ¿Con mirada seria o enojada?”, “Como gustes, de cualquier forma te ves peligroso”. Y sigue retratando. Incluso uno de ellos sale por la ventana y se pone a darle vueltas al edificio. Después va a fotografiar las manos del que llegó por la ventana. Es toda una fiesta de trajes, peinados, colores, multicolores y sobre todo, fama y fortuna, y este espectáculo, él jamás se lo ha podido perder. Su amigo sigue escribiendo el “chisme” del siglo. Le pregunta a uno que cómo se siente de que alguien tan famoso lo fotografía y pinte, “Creo que hace tiempo quería hacerlo, pero no me atrevía, lo que me preocupa es saber si lo que escribes y lo que él fotografía y pinta va a salir en los periódicos”. El escritor duda por un instante. Luego le dice, “No, para nada; sabes bien que esas cosas yo las respeto mucho”, “Menos mal, porque estaba preocupado”.

Sigue la fiesta, incluso se comienza a escuchar alguna música pop. El artista invita a todos que esa noche se queden a dormir en su mansión, después de todos son 25 habitaciones y muchas, muchas camas, porque el artista invita, seguido, a sus amigos. Todos aceptan.

Llegada la noche únicamente trabaja con los dos multimillonarios. Cada uno está siendo pintado de una forma, pero muestra su poder, su fama, su belleza, su misterio. Son dos personajes sumamente importantes. Y quedan retratados en enormes lienzos. Pero después van a ser multiplicados esos lienzos, en diferentes colores. Luego, ambos personajes se dan la mano cordialmente, y cada uno, con su respectivo mayordomo, sale hacia su mansión, en sus respectivos autos de varios millones de dólares.

Ya en la mañana, los invitados comienzan a despedirse, y cada uno le deja algo al artista, como recuerdo; y formará parte de sus “cápsulas del tiempo”. Esas cápsulas, a la fecha, ya forman un archivo de unas 600 cajas. Luego el artista se sienta a platicar con su amigo, el escritor. Escritor y pintor, artistas en común, comparten, para festejar su noche más famosa, una plática, un poco de droga, bebidas caras y un día entero para platicar sobre lo vacío de sentido que es hoy día el arte. Se escucha decir al pintor, “Yo estoy en la superficie de mis pinturas, de mi cine. Detrás de mí no hay nada”.

El millonario pasea por una librería; se encuentra al otro millonario. Los dos ven el libro escrito por Truman Capote, Una noche entre personajes famosamente superheroicos. Los dos millonarios se miran. Compran todos los volúmenes que hay en cada una de las librerías de la Ciudad. Mandan un ejemplar a cada uno de aquellos personajes. Luego visitan a Andy Warhol en La Fábrica. Cada cuadro, cada pintura, cada fotografía, ya está en todas las paredes de la casa con sus 25 habitaciones. Y se puede ver a cada superhéroe, a Batman, Superman, a la Mujer Maravilla, Robin, Wolverine, Spider-Man, y tantos otros superpoderosos, como jamás algún niño los ha leído en ningún cómic.

Tony Stark y Bruce Wayne se reúnen con Truman Capote y Andy Warhol, quieren comprarles sus derechos sobre ese libro y sobre todas las pinturas y fotografías. A lo que los dos, el escritor y el artista, les dicen, “Sí, pero con una condición; que salgamos los cuatro disfrazados”. Y así, podemos ver a Batman, Iron Man, Andy Warhol con su peluca plateada, su grande moño y su cámara, y a Truman Capote, con su gabardina, su sombrero y su abanico, posando para una de las revistas más famosas. Sus fotografías, sus cuadros y los 25mil ejemplares del libro, pueden ser encontrados en la Bati-cueva, de Batman, y en la Torre de los Vengadores, de Iron Man. 

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