ENSAYO: LAS INVENCIONES DE UN MUNDO LINGÜÍSTICO

Escribí ciertas introducciones para un ensayo sobre el mito de la torre de Babel, y muchas de esas anotaciones parecen un ret-con, es decir, una continuidad retroactiva, como le llaman en los cómics. Tal vez ellas me ayuden a entender sobre lo que he pensado en tantos años, o quizá me confundan más. Creo que el tema de Babel obsesiona al que lo conoce, porque incluso escribí un poema sobre dicho mito… El hereje Dídimo es un personaje inventado para estructurar este texto que está replanteando el Génesis, que nosotros llamaríamos, “un Génesis totalmente otro en una totalmente misma esencia”, porque lo que se plantea es la creación del cosmos y del hombre, pero se está construyendo a partir de otras palabras, otro lenguaje, que no deja de encerrar el mismo sentido. El hereje Dídimo, se vuelve eso, un Dídimo, un dídimo, un gemelo, el desfase de lo mismo en lo otro; es un gemelo que escribe el doble del Génesis, y que tiene un conocimiento casi infinito. Es tan memorioso como el Funes de Borges, así que es un personaje ficticio, encerrado entre las líneas del texto, con una voz perdida, porque no se ubica en ningún momento a él como El Viviente, sino como el redactor de la herejía. Es un personaje, como ya dijimos, perdido entre las letras, el texto completo, que está desubicando todo el lenguaje de la Creación, y lo está trayendo con otro lenguaje, pero diciendo exactamente lo mismo. Únicamente que su intención es construir otro Génesis, como haría Pierre Menard, el autor del totalmente otro Quijote de la Mancha, también de Borges, y que sabe que su empresa es simplemente imposible, y en algún momento, Juan García Ponce retoma en su ensayo La errancia sin fin: Musil, Borges, Klossowski. García Ponce escribe, “Recordemos a Pierre Menard: cuando explica su intención de escribir exactamente El Quijote sin consultar jamás el original, afirma: “Mi propósito es meramente asombroso””. No intentamos en esta narración del Génesis estructurar una verdadera narración en sentido riguroso, sino que es un simple trazo, casi al margen, del libro que estamos redactando, y no es más que un texto; ya todo el libro –demasiado pretencioso es decir libro cuando no es más que una mera operación de ejercicio mental, un simple ensayo-, en su conjunto, es una forma en la que el autor está intentando comprender su propio conocimiento, la forma en que se ese conocimiento se ha estructurado en su mente. Así que, esta narración del herético Dídimo, es eso, una herejía, una opción diferente, que solamente trata de desubicar, marginar el lenguaje del Génesis original, para redactar una falsificación. Porque después de todo, falso no es aquello que no es verdadero, desde la perspectiva del hereje Dídimo, sino todo aquello que, en la desaparición del mundo verdadero, como diría Nietzsche, ha quedado como la imagen de lo verdadero, algo como lo que ya Baudrillard señala en su libro Simulacro y cultura, se ha esfumado, se ha difuminado lo verdadero, han quedado las simulaciones; un mapa creado para señalar la región original, cuando la región original fue destruida, quedó como la imagen de lo verdadero. El mapa, la representación, la imagen ficticia, irreal, virtual, ha pasado a ser lo real, lo verdadero, lo esencial, y se refleja en la palabra, hablada o escrita. Las Meninas de Velázquez, son la representación exacta de nuestro lenguaje, de nuestro pensamiento, de la construcción de nuestro conocimiento. Si llegara a existir un doble, un gemelo, una copia exacta, del cuadro de Velázquez, y el original se quemara, se perdiera, dejara de existir, ¿le daríamos paso a la ficción de Las Meninas, o se declararía la pérdida total de aquella pintura que reflejaba nuestra forma de pensar, hablar y escribir, es decir, de nuestro lenguaje? Tal vez la copia de Las Meninas sería la representación de nuestro lenguaje, que ha muerto con Las Meninas originales, y ha resucitado con Las Meninas ficticias. Ficción de todas las ficciones, la ficción se vuelve infinita… La ficción fue traída al mundo de lo real por la magia del polvo de hadas, Nace la ficción en el horizonte de nuestros mundos lingüísticos que es traída por la magia del polvo de hadas y que une toda la multiplicidad por medio de una relación orgánica rizomática que se manifiesta en el mito de Babel (todo es rizomático porque todo está relacionado orgánicamente por medio del no lugar del lenguaje)... Alicia y Caperucita comunicaron que Peter Pan y Campanita habían vuelto al mundo de la Fantasía, junto con Superman, Batman, Spiderman y otros superhéroes. Nietzsche, Kierkegaard, Iron Man y Pinocho fueron testigos de la transformación del mundo real en una gran fábula: por fin el mundo real se borraba en sus contornos y era habitado por Neverland, Wonderland y Wordland... Es momento para detener la escritura de este cuento, pero haré una última confesión: primero pensé que no escribía un cuento fantástico, ahora sé que lo es. Es fantástico porque su contenido lo he pensado por largos años y me ha llevado a preguntarme qué significan aquellas dos palabras que utilizamos, y que una se escribe y pronuncia como realidad y la otra como lenguaje, además, he podido describir dentro de este cuento la construcción de todo mi mundo lingüístico. Todo esto me ha permitido pensar y escribir aquello que es imposible de pensarse: Dios, el hombre, el mundo y la relación orgánica que se da entre ellos a partir del lenguaje. Entonces me detengo por un momento, veo la hoja y la pluma junto a ella, veo la pantalla de la computadora, y en mi mente se forma una imagen donde sigo escribiendo este cuento fantástico mientras continúo cuestionándome qué hay en la caja, dónde está la cometa y en qué se parece un cuervo a un escritorio, entonces observo aquel viejo espejo que tengo frente a mí y descubro que en la superficie tiene escrita la palabra espejo, veo todo a mi alrededor, tomo la pluma entre mis dedos y escribo otra línea, en ese momento me doy cuenta que sigo soñando, sigo teniendo el mismo sueño, una y otra vez, sobre un cuento que he soñado y el lenguaje en él utilizado solo puede existir en un mundo lingüístico que alguien más pudiera estar imaginando… Las siguientes son un conjunto de anotaciones que se han ordenado a lo largo de tres años y medio. En ellas se intenta explorar, mediante el párrafo corto, el pensamiento rápido, aunque de momento puedan parecer digresiones, un pensamiento basado en palabras de Nietzsche, Foucault, Derrida, Lévinas, Borges, entre otros. Estos cuadernos de notas surgieron con la idea de pensar sobre el mito de la torre de Babel, en cuanto a su significado, y su relación con la filosofía, la teología y la literatura. El título, influencia directa de otros títulos, como el cuaderno rojo de Auster, el cuaderno de notas al final de Las memoria de Adriano, de Yourcenar, intenta explicar que no es una escritura rigurosa, sino el conjunto de reflexiones acerca de temas bien específicos: Babel, el lenguaje, la realidad, el mundo, los mundos lingüísticos, Dios, el hombre, así como la deconstrucción lingüística de la Biblia y la construcción de mundos lingüísticos en Don Quijote. Basados en la escritura de Nietzsche y Cioran, es decir, la estructura de los aforismos, estos Cuadernos de notas son un intento por reflexionar desde dos puntos importantes: a partir de un pensamiento después del mito de Babel y la posmodernidad como análisis, más que como época histórica. El pensamiento clave, diríamos, que dirige estas anotaciones es de Monsiváis: El mundo que conocí ya no existe, y el que ahora padezco se está desvaneciendo.

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