MICROFICCIÓN: YO FUI SUPERMAN

Y allí va, parodiándose a sí mismo; como si fuera un Don Quijote perdido entre la locura y la cordura, entre lo que es real y lo que es ficción; y se detiene a contemplar el mundo desde el edificio más alto, y su grito es "¡Yo soy Superman!" Luego se arroja para volver a volar como hiciera en su juventud... En el hospital su hija toca su mano "No vuelvas a tratar de volar. Recuerda que ese tiempo ya pasó. Ya no eres el mismo de antes y jamás fuiste Superman" Ve alejarse a su hija y luego cierra los ojos: llora en silencio "Un día fui Superman: simplemente era glorioso. ¡Era hermoso volar por los edificios y salvar a todos!" Su esposa llega, lo besa, y le da sus pastillas para volverlo al mundo de los cuerdos. Van a casa, ya tranquilos, ya en este mundo; su mujer deja la silla de ruedas frente a la ventana donde se puede contemplar el árbol favorito, la casa favorita, la sombra llena de aves favoritas; un hilo de saliva recorre sus labios mientras se ve en el espejo y en ese momento comienza a temblar, nuevamente, la silla de ruedas, el cuarto, la casa, todo, ¡y sale disparado!, hacia el mundo de nuevo, para salvarlo otra vez, para recordar viejas glorias junto a sus amigos, y sonríe feliz porque por fin vuela de nuevo, como antes; luego su mujer entra al cuarto y lo encuentra tirado en el suelo, y pide ayuda a su hija, y entre las dos lo recuestan, limpiando el hilo de saliva; él cierra sus ojos: sus lágrimas nacen y simplemente tiene un sueño: volver a ser el que era antes...

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