ENSAYO: MI EXPERIENCIA EN LA LECTURA DE CÓMICS

1.- Mi lectura de cómic inició hace muchos años, incluso cuando no sabía leer. Era mi mamá la que primero me comenzó a leer los cómics que la editorial “Novaro” publicaba, y recuerdo, vagamente, que la serie de cómics que me leía se iba relacionando para llevarnos a la historia llamada “Crisis en tierras infinitas”, una historia de 12 números que fueron publicados en 1985 y que pertenecía a la editorial DC. Y en ese año, o tal vez de 1984 a 1985, comencé a leer, a partir del número 3, la serie de Marvel “Guerras Secretas”. Mi emoción en ambas series era encontrar una gran cantidad de superhéroes interactuando, pero me impactó sobre todo la gran cantidad de personajes de Marvel.

2.- Como muchos niños seguramente, mi primer personaje favorito fue Spiderman, ya que por esos años, o quizá antes, mis papás me llevaron al cine a ver una película precisamente de Spiderman, que a últimas fechas he sabido que en sí era una serie para televisión pero que cancelaron cuando ya faltaban 4 episodios y mandaron los 4 en formato de película para cine. En realidad, como sabemos que sucede con los niños cuando van a ver a su personaje favorito al cine, no vi la película porque me la pasé corriendo por todo el cine, echando telaraña, brincando y demás. Tiempo después me comprarían un traje de Spiderman y que utilicé hasta el día en que ya no me quedó, pero la máscara era mi fascinación.

3.- También recuerdo que en esos años infantiles mis papás me compraban ya fuera en ferias, en mercados, o en cualquier otro lugar donde se encontraran, juguetes de los superhéroes, y nuevamente el primero fue un Spiderman de plástico al que se le podía quitar la arañita que tenía en el pecho, y de tanto hacerlo se terminó perdiendo, y quizá me engaña la memoria, pero recuerdo que pasé años buscándola por toda la casa, o al menos por donde yo estaba seguro que había andado. Pero no sólo fue Spiderman, también me compraron un Hulk, un Superman, un Batman, un Robin, una Mujer Araña, un Birdman, un Capitán América, aunque este, si no mal recuerdo, era más pequeño que todos los demás, pero tenía incluido su escudo, y una que era la menos querida por no tener nada que hacer entre ellos, una Pantera Rosa. En el mercado de la Carolina un día mi mamá me compró una Mole de los 4 Fantásticos, pero resulta que cuando comencé a jugar con ella nos dimos cuenta que se le caía el brazo, y regresamos con la señora que vendía los juguetes, y para mi mala suerte ya no tenía más Moles, y esa es una historia larguísima de contar, pero nunca más, hasta los 19 años, logré tener de nuevo a la Mole, y esto como un proceso de experimentación psicológica.

4.- Contando estos primeros momentos sobre mi encuentro con los cómics, lo que quiero mostrar es la contextualización tan fuerte que tuve desde niño en ese mundo. Casi parecía que se atacaban todos los puntos por los cuales mi mente de niño quedaría marcada para siempre con el gusto por esta forma de lectura que muchas veces se ha pensado como infantil, pero que ya más de uno ha mostrado que no lo es realmente, o al menos, no ya los cómics más recientes. Mis primeros años, entonces, fueron por medio de las lecturas de mi mamá, por los juguetes que me compraban, por aquel disfraz de Spiderman y por las caricaturas que veía, ya fuera la serie de los Superamigos, o la de Spiderman de 1970, o la película del mismo personaje. Y también menciono la película de Batman, que se llamaba precisamente “Batman: La película”, basada en la serie de televisión de los años 60’s, con Adam West como Batman/Bruno Díaz y Burt Ward como Robin/Ricardo Tapia. Algunos años después vendría la película de culto de Tim Burton, “Batman”, donde se presenta a un Batman más oscuro, lejos del colorido y las bromas del Batman de los años 60’s. El Batman de Burton, Michael Keaton en ese papel, comienza a apegarse al Batman de Frank Miller, sin embargo no del todo, pues como sabemos, las películas de Tim Burton, para bien o para mal, tienden a realizarse todas en escenarios como los del extraño mundo de Jack Esqueletón. Pero independiente a eso, la película de Batman, y la secuela, Batman Regresa, la primera con Jack Nicholson en el papel del Guasón, y la segundo con Danny DeVito como el Pingüino y Michelle Pfeiffer como Gatubela, permitieron el paso a las películas de Christopher Nolan y su más reciente trilogía de Batman, sin embargo, en una entrevista Tim Burton mencionó que frente a la oscuridad y sobriedad del Batman de Nolan el suyo es un tanto infantil. Y en todo este mundo de Batman, en esos años trajeron una réplica del Batimovil a la disco llamada Barba Azul y fuimos todos, como niños que éramos, a verlo, sorprendernos, y yo continuar marcado por este mundo de los cómics.

5.- Como podrán advertir mi acercamiento al mundo del cómic no tiene un lugar específico, y aunque hoy se tiene la intención de presentar ponencias que permanezcan en la línea de “DC Vs Marvel”, personalmente encuentro difícil decantarme por una de las dos editoriales. Sin embargo, a esta fecha, con mi hermano coleccionamos mayormente los cómics de Marvel que los de DC, pero no dejamos de coleccionar los segundos. Y es que personalmente no me podría quedar con una de las dos editoriales por el simple hecho de que por los dos lados presentan historias que son ricas en significados, y con esto quiero mencionar mi postura y lo que me interesa.

6.- Primero. A estas alturas, el cómic, o novela gráfica, como son denominadas también ciertas historias, ya están señaladas de modo realmente serio como el “noveno arte”, y algo que me llama mucho la atención que esta expresión artística encontró un terreno fértil en el “séptimo arte”, es decir, en el cine. Mucho se ha mencionado que la filosofía, como disciplina académica pero también como actividad lejos de lo académico, es decir, la filosofía en sus diferentes formas de estudiarla, encontró un terreno fértil en la pintura. Daniel Defert, colega filósofo y sociólogo de Michel Foucault, escribe un ensayo que titula “Foucault y la pintura”, y hace mención de que “La filosofía contemporánea ha hecho de la pintura uno de los campos de elucidación de su función reflexiva. Heidegger y Merleau Ponty con Cézanne, Sartre con Tintoreto, Derrida, Serres, Deleuze con Bacon también escribieron sobre la pintura”. Esta relación reflexiva entre filosofía y pintura se puede mencionar también con respecto al cine y los cómics.

7.- Segundo. El mundo del cine, para poder colaborar con el mundo de los cómics, ha tenido que dar grandes pasos en su desarrollo, sobre todo en cuanto a los efectos especiales. Algo que siempre reflexiono es la necesidad del cine de mejor la calidad de sus efectos especiales por el hecho de que son la mayoría de personajes de cómics de DC y de Marvel los que necesitan de estos. Y solamente es comparar las películas actuales con las de hace años para ver cómo era necesario tener mejores efectos especiales. Y a este respecto menciono brevemente las películas del Santo, un superhéroe 100% mexicano. En Europa, toda esta serie de películas ha sido estudiada como cine de arte, y actualmente podemos hablar que es cine de culto, y muchos disfrutamos, pese a los pésimos efectos especiales, las películas, ya sea en la televisión o en DVD, pero es precisamente lo que hace de este cine un cine de culto: esas fallas, esos vampiros que se veían colgados de hilos, esas naves espaciales que se notaban sostenidas, y los pesados disfraces para los monstruos, o los zombies, que enseguida se ven actores y que nada tienen que ver ya con la producciones de zombies al por mayor en películas de hoy como Guerra Mundial Z. Pero todo ese cine del Santo, como es una forma de discurso cinematográfico detenido en el tiempo, nos permite una forma de análisis, y realmente, si se utilizara otro actor y se hicieran las películas nuevamente, ya con los efectos especiales, seguramente se perdería el arte de ese tiempo. Así que, para los cómics de corte fantástico como se presentan ya DC o Marvel, hacer que sus personajes tengan las habilidades que tienen sobre el papel únicamente se logra con efectos especiales. Hoy podemos ver efectos especiales donde realmente el Hombre Elástico se estira casi infinitamente; Spiderman en verdad escala por las paredes y se columpia en su telaraña; Superman realmente sale volando hasta el espacio; incluso Cíclope, de los X-Men, efectivamente arroja rayos por los ojos; o una Mistique que cambia de forma. El mundo de los cómics en la pantalla grande le debe mucho al cine y sus efectos especiales, pero a su vez, el mundo del cine le debe mucho al mundo del cómic por el hecho de que las historias cada vez son más complejas. Personalmente creo que ambas expresiones artísticas se han enriquecido al trabajar en conjunto.

8.- Ahora, mi postura ante el mundo de los cómics es como la misma postura que tomo ante la literatura o la filosofía: no todos los libros de todos los escritores me gustan o me llaman la atención, y lo que hago es quedarme con obras específicas. Pongo el ejemplo de Borges, que es un escritor argentino y algunos de sus textos me gustan más que otros; o el caso de Cortázar, algunos de sus cuentos me gustan más que otros. Lo mismo que la obra de Foucault, algunos de sus libros me gustan más, o la obra de Derrida, y así podría continuar. En el caso del cómic, hay ciertas series que me gustan más que otras, e incluso, al interior de esas series hay un número en específico, aunque procuramos tener la colección completa. Una obra de DC que podría señalar, y que seguro muchos de ustedes ya conocen, tanto en su versión impresa como la cinematográfica, es “Watchmen”, de Alan Moore, y que considero, además de autor de novelas gráficas, un escritor; en el caso del Batman de Frank Miller, me gusta el Caballero de la noche regresa, y a este autor de novelas gráficas lo considero más de esa manera que escritor, sin embargo, lo que escribe para los cómics, los diálogos o las voces en off, las percibo de una carga existencial mucho mayor y más compleja que muchos otros autores de cómics o novelas gráficas. Y otro autor que para mi gusto atiende el mundo completo del cómic, tanto gráficamente como textualmente, es Grant Morrison, que comenzó a revitalizar muchos aspectos de Batman durante algunos años, y de él incluso llego a separar algunos números de cómics que considero con discursos especiales. Pero así también, como puedo decir que no he leído a todos los escritores de filosofía o de literatura, puedo mencionar que no he leído a todos los autores de novelas gráficas o de cómics. Puedo señalar que no conozco la obra de Neil Gaiman, y otros más.

9.- ¿Cómo me acerco al cómic, cómo es mi lectura de ese mundo? En realidad procuro entrar a ese mundo actualmente ya no sólo como un lector del mismo. He procurado desde hace algún tiempo buscar temáticas, historias, entender a los personajes, entender lo que muchos cómics nos están diciendo. Quizá si me llegue a interesar la cuestión del plagio, que si DC plagia a Marvel o viceversa, pero en realidad a veces lo que busco es cómo esos cómics terminan de cierta forma manejando una especie de hipertexto, es decir, cuando algunas historias se copian o se entrelazan con otras, pueden formar incluso un discurso por encima de las intenciones del autor al principio. Mi interés sobre el cómic o la novela gráfica es como escritor y lo que busco muchas veces son las concepciones que se pueden dar. A veces pienso que me gustaría formar una historia del mundo basada en cómics; o en algunos otros momentos me he puesto a buscar todas las referencias que se hacen acerca del mundo para relacionarlo con otras concepciones del mundo que se tienen en filosofía, y haré mención de una y que es propuesta por Bauman y es la de “mundo líquido”. Lo que sea que signifique esto muchas veces voy y lo busco en los cómics, y aunque se maneja de modo ficticio, nos pueden permitir otro tipo de análisis. Personalmente creo que esta posibilidad de analizar desde esta perspectiva al cómic nos la permitió el semiólogo Umberto Eco, ya que, según un artículo, menciona que con Eco el mundo del cómic se volvió un asunto serio, y es que él permitió, a partir de análisis a personajes de la literatura universal, que descubriéramos que estos personajes tenían a sus colegas, por decirlo de algún modo, en el mundo de los cómics. Umberto Eco analiza el mito de Superman, de James Bond, de Charlie Brown, de Fantomas, de Tarzan, y cuando uno estudia de esa manera a los personajes, puede tomar ciertos elementos conceptuales y trasladarlos al mundo de los cómics y se dará cuenta que hay personajes míticos tan valiosos como Don Quijote de la Mancha, y que tal parece que tienen vida ya por sí mismos. A estos personajes Eco los ha llamado “superhombres de masas” analizando la relación de los niños italianos de sus años infantiles del autor por medio de la lectura de los cómics de esos años. Incluso ustedes pueden leer su novela La misteriosa llama de la reina Loana, y lo que intenta elaborar es un mapa de su memoria de papel, como él le llama, al repasar todos los cómics y otro tipo de ilustraciones infantiles, de sus años de niñez.

10.- Como pueden ver, pues, mi postura ante el cómic o novela gráfica, y todo lo que la rodea, ya sea pintura, cine, televisión o revistas de entrevistas o especializadas en cómic, mi postura, insisto, es la de un investigador, y nuevamente menciono que por eso no podría decantarme por alguna de las dos editoriales, pues hay joyas tanto en una como en otra editorial. Personalmente me quedo con Watchmen, con Iron Man, con Spiderman, con un Hulk más bien existencial, con algunas temáticas que voy encontrando en los X-Men, con las narraciones de antihéroes que me fascinan en Frank Miller, aunque les diré que tengo predilección, y quizá muchos conmigo, por los antihéroes, y hago mención especial de Batman. Ahora, ¿cómo podría tomar partido por alguna de las dos editoriales si me gusta Marvel pero mi personaje favorito por encima de todos es Batman? Para mí Batman ya tiene un valor similar al que se le ha dado a Alicia o a Don Quijote, de los que se menciona en un artículo de periódico que por la amplia gama de expresiones artísticas que han buscado desarrollar a los dos personajes, tanto Alicia como Don Quijote son personajes que continúan desarrollándose, continúan creciendo. Y así sucede con Batman: es un personaje de cómics o de novelas gráficas, de cinematografía, de caricaturas, incluso de ensayos de corte psicoanalítico, pero también filosófico, literario, y hasta en relación con cuentos, que a mi parecer actualmente es uno de los más complejos, profundos y ricos de todos los superhéroes, y tan es así que estoy tratando de escribir un ensayo que relaciona la filosofía del superhombre de Nietzsche con Batman. Ya en su momento escribí uno de Batman en relación con Foucault y el poder y el encarcelamiento.

11.- Para terminar mencionaría que, una de mis mayores fascinaciones en el mundo del cómic es la invención del uso de las máscaras. Ya algunos ensayos han mencionado tal aspecto, y ahora mismo recuerdo a Octavio Paz en su Laberinto de la soledad, y otros textos. Pero ese aspecto mítico del uso de la máscara, de transformar el rostro en otro para transformar la identidad e incluso la forma de pensar hacia algo totalmente diferente de lo que uno es, se presenta de una forma ya muy compleja en los cómics, y ha sido Batman uno de los que creo han expuesto esta postura sobre la transformación del propio ser en otro a través de las máscaras, de tal forma que en realidad Batman usa la máscara de Bruce Wayne: la verdadera persona es Batman. Incluso el actor que representó a Batman en la serie de películas de Nolan, Christian Bale, menciona en una entrevista que cada que se ponía el traje de Batman, pero sobre todo la máscara, sentía que algo sucedía en él, una transformación brutal, dice, casi animal, casi bestial. Y esta fascinación la tuve cercana a mí cuando hace algunos años intenté trabajar con algunos de los luchadores de la ya desaparecida Arena Isabel, y me comenzaron a mostrar su rostro sin máscara y luego verlos encima del cuadrilátero con máscara: logré entender ese mundo mítico de los superhéroes, de los cómics, de esos personajes llamados superhombres de masa de Umberto Eco. Fue así, platicando, hablando con los luchadores, que pude entender esa dimensión sagrada que mencionan algunos que tiene el uso de la máscara en los personajes. Es por eso que a los superhéroes y también a los luchadores a veces los pienso como seres sagrados, no ya religiosamente, sino porque la máscara siempre lleva a otro nivel, a otra dimensión en la existencia.


Hasta aquí termino de hablar, o de leer, acerca de mi experiencia en la lectura de cómics o novelas gráficas. No es una editorial o la otra la que me marcaron, sino la expresión artística, el noveno arte de los cómics en general, el que me permitió pensar de otro modo este complejo mundo que va más allá de meros dibujos para niños. 

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