POESÍA: DOS MÍSTICAS: RIMBAUD, SALVADOR DÍAZ MIRÓN
Mística
Sobre la pendiente del talud los ángeles hacen girar sus ropas de lana en los herbazales de acero y esmeralda. Prados de llamas saltan hasta la cima del montículo. A la izquierda el mantillo de la arista es pisoteado por todos los homicidios y todas las batallas, y todos los ruidos desastrosos hilan su curva. Detrás de la arista de la derecha la línea de los orientes, de los progresos.
Y en tanto que la banda superior del cuadro está formada por el rumor giratorio y saltarín de las conchas de los mares y de las noches humanas.
La dulzura florida de las estrellas y del cielo y del resto desciende frente al talud, como un canastillo, contra nuestro rostro, y vuelve el abismo floreciente y azul allá abajo.
Arthur Rimbaud
Mística
Si en tus jardines, cuando yo muera,
cuando yo muera, brota una flor;
si en un celaje ves un lucero,
ves un lucero que nadie vio;
y llega un ave que te murmura,
que te murmura con dulce voz,
abriendo el pico sobre tus labios,
lo que en tu tiempo te dije yo:
aquel celaje y el ave aquella,
y aquel lucero y aquella flor
serán mi vida que ha transformado,
que ha transformado la ley de Dios.
Serán mis fibras con otro aspecto,
ala y corola y ascua y vapor;
mis pensamientos transfigurados:
perfume y éter y arrullo y sol.
Soy un cadáver, ¿cuándo me entierran?
Soy un viajero, ¿cuándo me voy?
Soy una larva que se transforma.
¿Cuándo se cumple la ley de Dios,
y soy, entonces, mi blanca niña,
celaje y ave, lucero y flor?
Salvador Díaz Mirón
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