ENSAYO: ALAN MOORE: DECONSTRUCTOR DE HISTORIAS
Autor: J. F. Álvarez Tortosa, autor de la charla Ni hace tanto tiempo ni la galaxia era tan lejana: contexto histórico en la ciencia-ficción
¿Qué se puede decir de Alan Moore que no se haya dicho todavía? Todo elogio parece quedarse corto para uno de los más grandes narradores de los últimos tiempos. El hecho de que eligiese el cómic como medio de expresión no dificultó la difusión y el calado de su obra, impacto que se ha visto incrementado en los últimos años a partir de varias versiones cinematográficas (algunas con mayor acierto que otras) de sus relatos más famosos.
Pero si hay que atribuir un verdadero mérito a Alan Moore, algo que le diferencie del resto de guionistas de cómics, debemos hablar de su faceta de deconstructor de historias. Así, mientras que un guionista normal crea un armazón sobre el que construir una historia más o menos elaborada, Moore prefiere acudir a los grandes temas universales y deconstruirlos, pieza a pieza, para volver a presentarlos ante nuestros ojos, para ir directamente a la raíz y jugar con ella. Siempre se ha sentido cómodo en los cómics de super-héroes, pero si de algo se pueden calificar sus historias dentro de este subgénero tan manido y maniqueo es de atípicas. Partiendo de reflexiones como, qué haría especial a los super-héroes si todo el mundo tuviese super-poderes (Top Ten), o como qué sentido tiene disfrazarse para luchar contra el crimen cuando el único peligro real no es otro que la propia condición humana y la constante amenaza de guerra entre las potencias nucleares (Watchmen). Por no hablar de su análisis descarnado de los totalitarismos, de su advertencia de los peligros que éstos suponen para la sociedad occidental y de la necesidad de prevenirnos contra ellos (V de Vendetta).
Como sabéis, si habéis visto el programa de nuestro curso de verano, una de las charlas se centrará en este interesante autor, con el título “Se trata de una ficción, no de una mentira…”: las realidades de Alan Moore, entre el cómic y la historia, por T. Crespo Mas. En todo caso, en breve tendremos una nueva entrega sobre este controvertido y excelente autor.
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La semana pasada os hablamos de uno de los autores de ciencia-ficción más controvertidos de los últimos años, Alan Moore, con dos adaptaciones cinematográficas de gran calidad: Watchmen y V de Vendetta. Sus producciones en forma de novelas gráficas reflejan un mundo de super héroes que son puestos en cuestión, son diseccionados y juzgados por sus actos. Pero en esta segunda entrega sobre Moore os queremos hablar de una producción poco conocida de este autor y mal tratada por una olvidable adaptación cinematográfica.
Sin embargo -y a pesar de que no es ni su mejor obra ni la más célebre- será en “La Liga de los Caballeros Extraordinarios” donde Moore realmente explore las raíces prístinas del concepto de super-héroe: la literatura de género del siglo XIX y de principios del XX. Efectivamente, podemos rastrear el origen común de géneros literarios tan bien definidos en la actualidad como la novela negra, el terror o la ciencia-ficción en un mismo tronco: la novela gótica. Ésta irá evolucionando y atravesando distintos estadios hasta alcanzar su máximo desarrollo y difusión con la eclosión de la cultura pulp. El mérito de esta obra de Moore radica en hacernos ver que el origen de los super-héroes es el mismo. Así, la máxima deconstrucción que se puede hacer de los super-héroes es la que lleva a cabo Moore en esta obra: crear un grupo de super-héroes integrado por personajes extraídos de obras literarias de finales del XIX y de principios del XX.
De este modo nos muestra, por ejemplo, que el origen de super-héroes que basan su poder en el uso de la ciencia y la tecnología -sirva como ejemplo Iron Man- siguen en realidad el mismo patrón que el capitán Nemo de Verne. Todavía resulta más impactante la heroización a la que somete al Dr. Jeckyll y a su alter-ego Hyde, plasmación absoluta de la dualidad entre razón e impulso, entre lo apolíneo y lo dionisíaco, entre Gilgamesh y Enkidu. ¿No es cierto que es el mismo principio al que recurrió Stan Lee para crear a Hulk? La inspiración de la Chica Invisible de Los 4 Fantásticos en la novela de H.G. Wells es tan evidente que casi podemos obviarla.
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